EL ESPECTÁCULO DEL SENTIMIENTO. SEGUNDA PARTE
Por Andrés Abreu.
En la primera parte contamos con una extraordinaria entrevista a la escritora Valentina Párraga quien nos comentó cosas como que los canales de televisión del país perdieron su norte hace mucho tiempo y que gran parte del decaimiento de nuestras producciones es la falta de inversión por parte de los ejecutivos del medio.
Todos los que, aunque sea remotamente, hemos visto telenovelas venezolanas nos damos cuenta de que esas grandes producciones a las que el público estaba acostumbrado han quedado atrás, dando paso a una serie de telenovelas que muchas personas han catalogado como “de bajo presupuesto”, calificación que hace que muchos televidentes añoren historias como Kassandra, escrita por Delia Fiallo y que ostenta el Record Guiness como la telenovela más vendida en el mundo, Topacio, Cristal y muchas más que han quedado como los grandes éxitos de la historia de las telenovelas venezolanas.
¿Pero qué está pasando en nuestro país que la industria de los dramáticos se ha quedado atrás en la carrera mundial? Esa y muchas otras dudas serán despejadas en esta parte por la Dra. Carolina Acosta – Alzuru quien es profesora de Comunicación Social en la Universidad de Georgia (USA), estudiosa de las telenovelas y de la sociedad, además es autora del libro “Venezuela es una telenovela”.
Guayoyo en Letras: Muchas personas consideran que la telenovela venezolana ha decaído, ¿Por qué considera que pudo haber sucedido esto, tomando en cuenta que Venezuela tradicionalmente ha sido reconocida por sus reinas de belleza y por sus telenovelas?
Carolina Acosta: Es imposible analizar el momento actual de la telenovela venezolana sin considerar el contexto político del país.
1) La Ley Resorte restringe no solo las historias que se pueden contar, si no también cómo se cuentan. En consecuencia, nuestra telenovela ha perdido riesgo, contemporaneidad y atractivo.
2) La no renovación de la concesión de RCTV por parte del gobierno redujo a nuestra industria de la telenovela a la mitad, literalmente.
3) A mi modo de ver, al perder a su contrincante natural, Venevisión cometió un error estratégico inicial porque asumió que tenía cautiva a la teleaudiencia local, decidió enfocarse en el mercado internacional y le pidió a sus escritores que escribieran novelas “internacionales”. Simultáneamente Televen descubrió que las novelas de Telemundo sí le llegaban a todas las clases sociales, a diferencia de las brasileñas que tradicionalmente habían programado. Entonces, Venevisión, única productora nacional en ese momento, comenzó a perder audiencia porque el público venezolano, al no tener novelas que le hablaran en términos de su propia cultura, se engolosinó con telenovelas producidas con presupuestos que duplicaban o triplicaban a los de Venevisión. Son novelas que, además, cuentan historias que no están restringidas por la Ley Resorte. Eso debilitó aún más a la industria nacional.
4) La camisa de fuerza temática que tiene la telenovela venezolana no está hecha solo de la Ley Resorte. Uno de sus materiales más importantes es la autocensura, un mecanismo de supervivencia que Televén y Venevisión han activado sobre todo después de ver cómo el gobierno efectivamente cerró a RCTV de un plumazo.
5) El contexto político y cambiario de Venezuela también dificulta la actualización de equipos y el entrenamiento de personal. Pienso también que, en general, ha hecho falta más inversión en la producción. Mientras otros países han avanzado a zancadas en este sentido, nosotros nos hemos ido quedando atrás.
Hay dos razones más que son independientes del contexto político:
1) El acuerdo que Venevisión tiene con Univisión pone a nuestra telenovela en desventaja. Al Univisión tener prioridad para transmitir las novelas de Venevisión en territorio norteamericano eso limita la salida de nuestras novelas en este importante mercado. El acuerdo no permite que se vean ni siquiera online los capítulos de nuestras novelas. Eso le resta visibilidad y sonoridad a nuestras producciones. Lo peor de todo: Univisión rara vez transmite esas novelas y, cuando lo hace, es en sus peores horarios y editadas de manera gruesa.
2) En el caso de Venevisión, que produce novelas en Caracas y en Miami, noto que a la hora de promocionarlas y venderlas en el exterior, privilegian las producciones hechas en Miami sobre las de Caracas, aunque en muchos casos no sean mejores telenovelas. Pareciera que el control está en Miami, no en Caracas. Eso también pone a la producción nacional en desventaja.
G.L.: ¿Por qué cree que la telenovela es un icono para la población venezolana, que encuentra el venezolano en la telenovela?
C.A.: El consumo de telenovelas es ingrediente de la cotidianidad de buena parte del país. Ya tenemos al menos dos generaciones de venezolanos que han crecido al lado de madres y padres que ven telenovelas. La telenovela es entretenimiento. Con ella sufrimos, nos emocionamos y nos reímos. Con ella escapamos por un rato. También es adictiva y nadie es completamente inmune a ella. La telenovela toca nuestra fibra melodramática, como también lo hacen el bolero, la ranchera y el tango.
G.L.: Muchas veces nos encontramos con historias, quizás como las de Martin Hahn, que rompen con el molde de la típica telenovela rosa y que logran gran éxito. ¿Cuál cree que es la fórmula para llegarle al público venezolano?
C.A.: No hay fórmula. Si la hubiera, solo se producirían éxitos. El éxito viene dado por una mezcla compleja de factores que va más allá de si el producto está apegado o no al código de la novela rosa. La telenovela de misterio y suspenso, como la que escribe Martin Hahn, es una de las variaciones del género. Y fíjate que tan que no hay fórmula segura para conquistar al público, que no todas las telenovelas de misterio de Martin Hahn han tenido el mismo éxito. Así como no todas las telenovelas rosas o veristas lo tienen tampoco.
G.L.: ¿Considera que quizás el televidente venezolano se ha vuelto más exigente con lo que ve diariamente en televisión?
C.A.: No estoy tan segura de eso. El televidente venezolano sí está expuesto a otros valores de producción y a diversas temáticas y géneros televisivos, pero el éxito de una telenovela también tiene que ver con el contexto en el cual sale al aire: ¿En qué horario la transmiten? ¿La telenovela que la precedió en ese espacio fue ganadora? ¿Le entrega un rating ganador el programa que está en el horario anterior? ¿Con qué telenovela se enfrenta? ¿Qué hay en el cable a esa hora? ¿Sale regularmente al aire o sufre de continuas interrupciones por culpa de las cadenas presidenciales, el béisbol profesional y la política?
G.L.: Tengo entendido que en países como Cuba, las telenovelas salen al aire luego de que se culminan las grabaciones y no como en Venezuela que se graba sobre la marcha. ¿Cree que esto contribuye a que la telenovela se adapte al público o que por el contrario hace que muchas telenovelas no se logren de manera óptima?
C.A.: Honestamente no sé cómo es el sistema de producción en Cuba. Pero en muchos países se trabaja con más distancia entre “el aire” y la escritura que en Venezuela. Hay que tener distancia suficiente para escribir y, sobre todo, para producir sin excesivo apuro porque la velocidad industrial de producción es lo que tiende a bajarle la calidad al producto final. Pero no debe haber tanta distancia que sea difícil adaptarse a la reacción del público. La telenovela es un producto comercial en el cual la recepción del televidente es un factor crucial.
G.L.: ¿Considera que las telenovelas venezolanas deberían dar un vuelco a sus historias dejando atrás la telenovela rosa y de ruptura?
C.A.: La manera cómo yo veo a las telenovelas es que todas están en una línea continua que tiene en un extremo a la telenovela rosa tradicional, (Ej.: “Esmeralda”), y en el otro extremo a la llamada telenovela de ruptura (Ej.: “Por estas calles”). Eso de dejar atrás a ambos modelos no lo entiendo. La telenovela tiene sus códigos y son bastante fuertes. Admite variaciones y son éstas las que acercan a la telenovela más hacia el extremo de la telenovela de ruptura. Pero si la desprendes de todos sus códigos, ya no estás hablando de telenovela.
G.L.: ¿La telenovela podría clasificarse como un elemento modificador de la conducta? ¿Cómo cree que la televisión pueda hacer que el televidente practique o deje de practicar alguna conducta determinada?
C.A.: Creo que la telenovela (y la televisión, en general) pueden contribuir a que ocurran procesos de concientización, pero trato de no atribuirles un poder excesivo. Sí creo que los creadores de televisión deben hacer su trabajo con gran responsabilidad.
G.L.: Para usted, ¿Qué tipo de telenovela o de historia es la que vende en Venezuela?, ¿Es la típica historia de la protagonista pobre que se enamora del protagonista rico o es la historia que rompe con lo establecido tradicionalmente?
C.A.: Repito, no hay fórmula. Si examinamos los éxitos de los últimos cinco años encontraremos telenovelas rosa, veristas y de suspenso. Igualmente si vemos los fracasos de los últimos cinco años encontraremos también esos tres tipos de novelas.
G.L.: Muchas personas afirman no ver telenovelas venezolanas porque siempre son lo mismo y porque están enfocadas para un público de un determinado estrato socioeconómico. ¿Cree que es posible adaptar una telenovela para que pueda ser disfrutada por todo el público?
C.A.: Muchas personas dicen que no las ven cuando sí las ven. Eso lo podemos ver en los números de AGB. También a lo largo de mis años de investigación, cada vez que alguien me dice que no las ve porque son todas iguales, le pregunto cómo sabe que son todas iguales. Me responden siempre con un nivel de detalle tal que termina poniendo en evidencia que sí las ven. En esa conversación también se coloca sobre el tapete que no todas son iguales, ni siquiera todas las que la persona ha visto. La telenovela está estigmatizada y por eso se observa una distancia significativa entre el discurso sobre las telenovelas y el consumo de ellas. Las telenovelas son consumidas masivamente y también despreciadas masivamente.
Respondiendo específicamente a tu pregunta: La distribución demográfica de nuestro país es tal que las clases menos privilegiadas siguen constituyendo la tajada más grande del mercado a conquistar por la televisión abierta. Ahora, si analizas los ratings y shares de las telenovelas venezolanas, verás que sí son vistas por todas las clases sociales. Son muchas las telenovelas que han conquistado a todos los estratos. Eso ya se ha hecho.
G.L.: Salvando las diferencias, como la temática política por ejemplo. ¿Cree que es posible que en Venezuela pueda realizarse una telenovela icono como lo fue «Por estas calles»?
C.A.: No sé cómo defines el término “telenovela icono”. Ahora, después de “Por estas calles” han habido otras telenovelas veristas de gran éxito en Venezuela. Lo que no es posible en estos momentos es hacer una telenovela que refleje, o incite a la reflexión sobre, ciertos aspectos de la realidad nacional. No se puede hacer ni “Por estas calles”, ni “Cosita Rica”, ni “Ciudad Bendita”, para nombrar tres que fueron grandes éxitos en su momento y que se caracterizaban por el verismo.
G.L.: A modo de reflexión, ¿Qué considera que debe hacerse en la producción venezolana para «revivir» el género de los dramáticos y lograr nuevamente que un país se paralice frente al televisor gracias a una telenovela?
C.A.: Creo que es importante que tanto Venevisión como Televén inviertan en nuestras telenovelas con determinación y compitan con productos hechos en Venezuela. Pienso que hay que minimizar el número de remakes y adaptaciones que se hagan. Tenemos escritores talentosos cuyas historias originales son las que van a generar la energía básica de nuestra industria. Me parece que el objetivo debe ser reconquistar al público venezolano, no imitar a Televisa o a otro modelo que nos parece que está siendo exitoso, pero que tiene una alta probabilidad de que le haya pasado su momento. La telenovela es un género plagado de paradojas y una de ellas es que, a pesar de ser exitosa a nivel mundial, todos los países que las producen sienten que su telenovela está en crisis. En eso no estamos solos.
Para compartir un poco más con la Dra. Carolina Acosta – Alzuru puedes leer su blog http://telenovelas-carolina-esp.blogspot.com/ y seguirla en su cuenta en Twitter @caa2410
En la próxima parte, cerraremos “con broche de oro” esta serie de entrevistas con una afamada escritora que nos ha llenado con su simpatía al escribir telenovelas que el público venezolano siempre recuerda.
Mantengamos el contacto: @andresabreu
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