EL EVANGELIO PERDIDO

 Por Gabriel Núñez

 

la-ultima-cenaRecientemente un grupo de antropólogos, teólogos y demás expertos en el área han quedado conmocionados con el descubrimiento de uno de los testimonios más comprometedores de la religión católica. El asombro de los estudiosos, sorprendentemente, no se debía al contenido del escrito sino al lugar donde lo encontraron. Entre la ciencia ficción y la fantasía en una feria de libro, un poco desubicado y algunos dirían que descuidado, se encontraba El Evangelio de Víctor, la pieza que faltaba para la total explicación de lo ocurrido en la última cena. Muchos han sido los expertos en la lengua antigua que se encargaron en su traducción y aquí algunos párrafos que revelan el contenido de estos escritos:

[…]

Yo trabajaba esa noche. El señor llegó con sus discípulos pidiendo mesa para trece, tenían reservación. Yo le pregunté que a nombre de quién estaba y él respondió que estaba a nombre de su padre. Lo busqué en la lista y ahí estaba: “Hijo del Señor, mesa para trece”. Los senté y les pregunté qué querían. Sólo pan y vino, dijo el Señor y se levantó Judas diciendo: Yo quiero una Pasta. ¿Tú tienes dinero para pagarla? le preguntó el Señor y Judas le respondió: No, pero me pagan mañana. El Señor no complacido con la respuesta se refirió a mí diciendo: Traedme sólo pan y vino. Le pregunte si quería el pan relleno con algo. Me respondió que no, sólo pan y vino. ¿Puedo pedir un jugo? Preguntó Juan, es que me siento mal del estómago, agregó. Pan, vino y un Jugo. Fue la orden exacta ya la fama de Cristo había crecido, tras la desaparición de los mercaderes de la iglesia, la resucitación de muertos, la sanación de enfermos y el favorito de las fiestas la transformación del agua en vino, la palabra del Señor corría por la boca de todos. “El Grande de Nazaret” lo llamaban, hay rumores por el pueblo que Jesús andaba preparando su gran acto de magia en colaboración con los Romanos y los Judíos, pero nadie sabía cuándo sería, se caracterizaba por ser un espectáculo improvisado, sin mucha planificación pero increíbles, completos actos de fe.

  

Con cuidado me acerqué, puse platos y cubiertos a todos por igual. El Señor me tomó de la mano y se acercó a mí diciendo: “con una copa para el vino basta”. No entendía nada, el cocinero me advirtió que era un poco excéntrico, pero sabía lo que hacía. Yo me limité a aceptar las órdenes del Señor. Listo el pedido me acerqué y les dejé el pan y el vino. ¿Y mi jugo? preguntó Juan. Dios, proveerá le dijo Jesús a su ansioso apóstol.

  

Jesús tomó el pan de la mesa y lo dividió entre sus discípulos diciendo que ese era su cuerpo o qué era de su puesto. No estoy seguro de lo que quiso decir, pero para nadie era secreto que su puesto de pan y sus negocios en la carpintería estaban tomando terreno en la Bolsa gracias a su fama. En seguida, tomó el vino y dijo a sus discípulos: Ésta es mi sangre que será derramada por ustedes, bebió de la copa y  la pasó de discípulo a discípulo. Judas se echó un largo trago y apenas iba por la mitad, al pobre de Pedro le llegó la copa vacía por lo que pidió un poco más de vino a Jesús, éste le respondió que no. Pedro insistió. Pero Jesús dijo que no nuevamente. Pedro insistió más. Jesús molesto le dijo: No Pedro, es sólo un poco para la comulga, porque luego alguien tiene que llevarnos a todos a la casa y tú fuiste designado, Pedro se quedó con las ganas de beber vino esa noche. Aprendiendo la lección de siempre sentarse a la derecha y no a la izquierda del Señor. 

  

tumblr m4sohal4v61qddvp8o1 500Repartido el pan y el vino, Jesús sacó unas cartas y la repartió entre sus discípulos, ¿Qué es esto Señor? preguntó Lucas. Serán tres días los que no estaré por aquí, respondió el señor, les enseñaré un ritual que en el futuro llamarán Póquer y les hará pasar el tiempo entre ustedes mientras yo no esté.

  

Acabada la mano, el señor ganó la mesa. ¿Cómo lo hace Señor? se levantó Juan. El secreto está en mi Dios Padre que me guía, respondió Jesús. Yo pensé en sus palabras llenas de sabiduría y concluí lo difícil que debe ser vencer a las cartas cuando a uno de los jugadores Dios que todo lo sabe y todo lo ve, le susurra lo que debe hacer. Jesús repartió otra mano y yo quise jugar, él me recibió y me dijo Todos son bienvenidos a la mesa del Señor, pero las apuestas son de 5 monedas para arriba. Me dio un As y un 7, el Señor me miró y me preguntó: ¿Crees en Dios, hijo mío? Le respondí que Sí, pero sólo si con eso gano esta mano. Volteó un 4 en la mesa, me miró nuevamente y me preguntó de nuevo si creía en su Señor. Le dije que sí y volteó un 7. ¿Hijo, has aprendido la lección? Dios existe, El nos proveerá de sus riquezas, sólo si creemos en él, volteó un 10 y se acabaron las cartas. Todos volteamos nuestras manos. Yo sólo tenía un par de 7; Judas no tenía nada, sólo mentía esperando que el Señor se retirara pero Jesús ganó nuevamente. Señor, pero no he dudado de Dios, ni de usted, le dije. En lo más profundo de tu corazón debe haber duda, me respondió. Dios sólo ayuda a los ciervos que en él confían plenamente. Fe me respondió, fe es lo que te falta. Fe y un poco más de suerte, quizás para la próxima. La casa nunca pierde fue lo primero que vino a mi pensamiento. Me retiré, las monedas se me acaban y las necesitaba para llegar a mi casa, otra ronda de vino me pidió la mesa, Juan se me acercó y le dije que al final del pasillo estaba el baño, al parecer lo necesitaba con urgencia.

  

Al final de la noche, ya tarde justo antes de cerrar, los trece seguían en la mesa, ninguno reía, sólo el señor Jesús. Que no sólo les había enseñado un juego sino una lección, la lección de cuando detenerse. Un simple juego hermanos, podría llevarlos a la pobreza o la riqueza, sólo es cuestión de saber cuándo o no apostar, nos dijo a todos. Hoy será la última vez que nos veamos, esperemos que Judas regresé rápido para irnos, dijo que lo iban a pasar buscando unos amigos ¿dónde estará, nos tenemos que ir?  Esta gente tiene que cerrar y ya se nos hace tarde.

  

El señor Jesús se levantó y se acercó a mí, el servicio fue excelente de verdad, se lo haré saber a mi padre ¿Podrías darme la cuenta? me dijo. El señor regresó a la mesa a  esperar, se sentó con sus apóstoles y Judas llegó, me pareció muy ‘raro’ (Traductores discrepan en el sentido de la palabra),  que le diera un beso, nunca pensé que éstos se dieran tratos así, pero hice caso omiso a lo sucedido y le di la cuenta a Jesús diciéndole: Señor, no cobramos 10% del servicio pero su propinas bastará para los gastos. Vio el total de la cuenta y me dijo: El jugo que sale ahí nunca llegó, pero no te preocupes que Dios te pague.

 

Se levantaron todos y se fueron.

[…]

 

Según los datos encontrados, la cuenta seguía abierta y sumando intereses con los siglos de los siglos, lo que se traduce como la deuda más cara y antigua para Dios a nombre de su Hijo. Por lo que se le ha atribuido a este evento: la invención del crédito y la instauración del “Hoy no fío, mañana sí” en diferentes locales y tiendas en el mundo.

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