VENEZUELA ADOLESCENTE
Por Andrés Volpe
Pero el venezolano siempre piensa
que Dios es venezolano,
que siempre,
en el momento de las chiquiticas,
las cosas se van a resolver,
que la Divina Providencia nos va a salvar.
Identidad reservada.
La rebelión de los náufragos.
La sociedad venezolana quiere un cambio y necesita un cambio. Pero, ¿estamos conscientes de lo que significa un cambio? En Venezuela, cuando el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez, se pidió un cambio y se dio un cambio. CAP nos dio el paquete económico que buscaba liberar el sistema económico del socialismo moderado que venía aplicándose en el país y que había causado una crisis económica y política parecida a la que tenemos ahora. ¿Qué pasó? El Presidente recién electo no se había sentado cómodamente en la silla de Miraflores cuando el Caracazo se le vino encima. ¿Estamos listos para el cambio de Capriles?
El país nunca ha vivido un intento cierto y franco hacia la teoría económica liberal. La única vez que se presentó la propuesta al país fue con CAP II. No obstante, los intereses del entonces cogollo adeco se interpusieron. Se prefería ignorar la realidad del país y seguir aferrados a la vieja política. Como resistencia contra el mundo, los partidos políticos pretendieron conservar el status quo.
Por otro lado, los intelectuales y la academia nunca han superado su sueño marxista. El marxismo en este país siempre ha existido y sigue existiendo. No es por culpa de Chávez que nos volvimos un país de izquierda, sino que el país siempre fue de izquierda, pero contenido por los esfuerzos que realizó Rómulo Betancourt para preservar la democracia. Ya basta de pretender que el socialismo fue una idea que surgió de repente, sin aviso y sin protesto. Venezuela después de caudillista, fue socialista.
Por eso, no debe extrañar que surgiera una figura como el actual Presidente, que decía que prefería el socialismo o la muerte. No obstante, en este país nunca se ha tomado nada demasiado en serio: ni el socialismo ni la muerte.
El miedo a la liberalización económica siempre ha sido expresado desde cualquier polo político en Venezuela. A raíz de esta fobia que no encuentra explicación racional, nunca hemos ni siquiera pensado en aplicar lo que Hayek y muchos otros pensadores recomendaban como beneficioso para una sociedad. Quizás no sea solo culpa de nosotros, sino de la herencia católica que tenemos. Al menos, eso es a lo que apunta el sociólogo Max Weber.
Aquí tímidamente se ha buscado desempolvar a Keynes y ponerlo en práctica, pero es una teoría que sólo tuvo fundamento en Estados Unidos gracias al gasto público que implicó la Segunda Guerra Mundial. La poca madurez política de Venezuela ha quedado pasmada en la adolescencia marxista que nos sacó de gente como Gómez y muchos otros caudillos que gobernaban a caballo. Pero, lamentablemente, nunca dimos el siguiente paso político y económico.
Aquí el socialismo siempre se quiso disfrazar con máscaras de social-democracia y de Estado petrolero. Todo este carnaval deprimente de reciclaje político se ha mantenido precisamente por el petróleo. Aquí los desastres se han pagado con lo único que tenemos, pero la empresa del Estado parece que ya arrastra los cascos derruidos.
¿Somos capaces de aguantar la austeridad que trae una reforma económica liberal? Esa es una pregunta que debería hacerse Capriles. El venezolano siempre ha querido ser un capitalista puro y duro. Al menos, así lo demuestra su consumo y su deseo interminable por siempre progresar. El venezolano trabaja duro, muy duro, pero bajo el sistema equivocado. Además, siempre ha estado el componente socialista como para alimentar y calmar la consciencia.
Por ello, políticamente siempre hemos sido unos hipócritas. Capriles tendrá que aplicar medidas económicas impopulares políticamente para reformar al país. Eso lo sabe todo economista que haya pasado su adolescencia marxista. Pero, ¿cómo logrará Capriles esto políticamente? ¿Cómo puede Capriles vencer dónde CAP II fracasó?
Tendremos que ser conscientes de nuestro momento histórico. La pregunta tiene que cambiar, ya ha quedado invalidada la pregunta que se hacía a raíz de un Estado paternalista y del clientelismo político: ¿Qué me puede regalar el Estado?, ¿Qué hará el candidato por mi? No, ahora debemos preguntarnos: ¿Qué podemos hacer nosotros para que Capriles pueda vencer dónde se fracasó? ¿Qué podemos hacer nosotros por el país?
- Lo que hay que saber sobre la declaración de ley marcial en Corea del Sur - 4 diciembre, 2024
- Bitcoin, imparable, al borde de los USD 100.000: a cuánto puede llegar su precio en medio del “efecto Trump” - 24 noviembre, 2024
- El extraño caso del hombre que estuvo desaparecido 30 años, reapareció con la misma ropa y no recuerda qué le pasó - 2 septiembre, 2024