DISONANCIA COGNITIVA
Por Ricardo Del Bufalo
El pasado martes 18 de septiembre, debatiendo sobre el video del «soborno» de Juan Carlos Caldera en la Asamblea Nacional, el diputado por el Psuv Julio Chávez dijo que la oposición padece del síndrome “disonancia cognitiva”, porque “dice una cosa y hace otra”. Esta declaración me ha llamado mucho la atención, porque por primera vez alguien del gobierno tiene razón.
Partiendo de mi sorpresa, me propongo escribir sobre la línea de pensamiento coherente que ha venido desarrollando el discurso oficialista, que desde los saltos de talanquera gira en torno a lo «cínico, apátrida y mentiroso» que es Henrique Capriles Frías… digo, Radonski. Los amantes de la patria critican con honestidad que lo único que hace el candidato de la derecha es engañar al pueblo, vender la patria al imperialismo y cobrar multas por consumo de electricidad.
Cuánta verdad sale inconscientemente de la boca de los diputados oficialistas, que hasta uno de ellos se atrevió a decir, sin miedo, que los opositores no quisieron aprobar la ley contra la delincuencia organizada en su momento «porque todos ellos son unos delincuentes mafiosos». Afirma que se opusieron, en principio, porque en el fondo «ellos saben que el que cae, cae solo». Quién sabe por qué él lo sabrá. Digamos que por puro sentido común.
Es por este pensamiento anti-mafioso revolucionario que se ha despertado entre las voces oficialistas una fuerte crítica a la reacción del candidato de la derecha, por expulsar a Caldera de su proyecto político a los 20 minutos de haber aparecido el video del presunto soborno. Han hasta insultado al candidato apátrida por no haberle dado el justo proceso de investigación al sobornado, y por vulnerar de esta manera sus derechos humanos. En cambio, un candidato de la patria debe medir con la vara que es medido a los suyos, y darles su respectiva lancha antes de expulsarlos del proyecto.
Pienso yo que el diputado se refiere a la lealtad con que hay que tratar a los suyos, a pesar de que salgan medio dañados. Porque sinceramente no creo que se refiera a la soledad con que cayó el desleal gobernador de Monagas, excomulgado del proyecto comandantista, tildándosele de traidor a la patria, por negarse a cumplir la orden de surtir agua potable con petróleo al pueblo monaguense. ¡Si el petróleo es nuestra mayor riqueza, sólo un comandantista es capaz de darle acceso a esa riqueza a los más desfavorecidos! Sólo un gobierno humanista es capaz de llevarle esa riqueza al pueblo, a través de sus duchas y lavamanos. Y sólo un traidor a la patria se opone a hacerlo.
Sin embargo, como dije al principio de esta cuartilla: lo que más me ha llamado la atención del discurso oficial, venga de donde venga, es la verdad de su verbo. Personalidades del oficialismo como Pérez Pirela, Blanca Ekhout y Cilia Flores, pasando por los locutores de las radios oficiales, por los diputados y por el mismo comandante, en lo que más vienen insistiendo desde que empezaron los saltos de talanquera, es en que luego del 7 de octubre, el pueblo venezolano va a tener una derecha renovada, que no sea tan corrupta, ineficiente e inmoral. Y todos estos voceros afirman estar seguros de que, luego de las elecciones, Venezuela tendrá una nueva oposición. Pues, según sus propias estimaciones, no queda duda de que el gobierno ya sabe cuál es su destino.
Entonces, es verdad lo que afirmó el diputado: la nueva oposición que nacerá este 8 de octubre padece de disonancia cognitiva, porque dice una cosa y hace lo contrario. Y eso es corrupción, ineficiencia e inmoralidad.
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