SE ACABÓ EL DEBATE, NOS VAMOS A VOTAR
Por Felipe Vallejos
Fin de los debates en Estados Unidos. A pocos días del 6 de noviembre, nada está dicho. La intención de voto a nivel nacional la lidera Mitt Romney, pero los “estados clave” están dominados por Obama.
La volatilidad de la economía condiciona el bolsillo del nortamericano, y con él, el voto no está seguro hasta su depósito definitivo en la urna que decidirá los destinos del país más poderoso del mundo.
El sistema electoral indirecto que posee Estados Unidos, le exige al candidato obtener 270 votos electorales, que son la representación de los sufragios a lo largo del territorio electoral, de acuerdo a la población. Por ejemplo, California tiene 37,7 millones de habitantes, por lo que acumula 55 votos. Por el contrario, Montana, con 1 millón de habitantes, solo otorga 3.
Si las elecciones fueron hoy, Obama obtendría entre 280 y 290 votos electorales, aunque nada está asegurado, sobre todo porque el actual presidente no ha logrado convencer que merece cuatro años más.
El republicano Mitt Romney, quien obtendría alrededor de 260, se esmera en promover un gobierno más agresivo y totalmente distinto en materia de economía, prometiendo 12 millones de nuevos trabajos en cuatro años, y aunque aun no ha dicho cómo lo hará, esa opción resulta tentadora.
En el primer debate, Romney venció con comodidad, mientras que en el segundo, Obama se hizo con la victoria aunque de foma ajustada, mientras que en el tercero, el presiente repitió la dosis pero sin ser avasallador, lo cual se refleja en que la intención de voto no ha cambiado del todo.
Los días después del tercer debate son claves. La campaña sigue su curso electrizante y cualquier paso en falso puede significar la pérdida de los votos que mantengan a Obama en la Casa Blanca, o le permitan a Romney sentarse en el Salón Oval.
El martes 6 de noviembre es el Día D, y todo indica que no sabremos quién sera el ganador hasta esa misma noche. Los fantasmas del 2000, cuando Al Gore obtuvo más votos pero perdió en Florida ante George W. Bush, están a la vista, y aunque pocos auguran un escenario similar, a esta altura, nada puede ser descartado.
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