ELI BRAVO: «SOMOS UN SOLO PAÍS, SOMOS UNA MISMA CULTURA» POR MARÍA ALEJANDRA RIVAS
Por María Alejandra Rivas
Venezuela se ha caracterizado durante muchos años como un país carismático, trabajador, lleno de personas que luchan cada día por superarse profesionalmente. Somos un país lleno de talentos y un reflejo de ello es nuestro estimado y querido periodista Eli Bravo.
Eli se ha caracterizado por ser ese talento de exportación que llena de orgullo por el trabajo que ha hecho dentro y fuera del país, un comunicador social integral, con un sentido humanista y social muy profundo y que a pesar de tener más de 15 años fuera del país es de esos que siempre regresa para cargarse de la energía de su gente que como el mismo dice “es fascinante”.
Guayoyo en Letras tuvo la oportunidad de conversar con él y queremos compartir con todos nuestros lectores lo que nos dijo.
Eli Bravo y la Comunicación Social
Guayoyo en Letras: Sabemos de tus numerosos y exitosos trabajos en prensa, radio y televisión. A pesar de ello ¿cuál ha sido tu experiencia más enriquecedora y por qué?
Eli Bravo: Pienso que todo el proyecto de Inspirulina, porque me ha permitido entrar en un ámbito nuevo de la comunicación, como lo es el medio digital, haciéndolo como un empresario y un creador, además es una plataforma abierta, donde hay colaboradores de distintas partes del mundo que se han ido integrando. Somos una comunidad abierta donde el 55% de la personas que visita el sitio web están en Venezuela pero el otro 45% están afuera, y hemos logrado crear una comunidad en donde hay gente española, argentina, chilena, mexicana, venezolana, hispano-estadounidenses que están visitando y están compartiendo los contenidos que generamos, yo desde un principio concebí un medio para habla hispana, no limitado a una geografía, creo que nosotros como comunicadores tenemos que pensar así, siempre hay claro un mercado objetivo y tienes que tener una estrategia pero al final si te manejas de forma inteligente tu público y tu alcance puede ser global.
Yo me inicié en la radio en el año 88, y pienso que en ese momento todo era más limitado, si bien en el año 92 hice un programa que causó revuelo por el tema de la participación de los oyentes, en realidad nada es comparable con los niveles de participación y de interacción que hay ahora, y eso me emociona mucho, ya que me parece que uno como periodista puede integrar información de gente, de iniciativas de una manera como no lo podías hacer antes.
G.L.: ¿Qué es lo más difícil de ejercer el periodismo? ¿Para ti qué ha sido lo más difícil?
E.B.: Yo creo que es encontrar tu propia voz dentro de lo que estás haciendo, qué es lo que te caracteriza y lo que te diferencia del resto de los comunicadores existentes, además, saber en dónde está tu pasión, tu interés, tu intención en lo que estás haciendo, es decir, que no vale de mucho tener un título en la mano si no sientes motivación y tampoco sabes qué quieres hacer con eso. Yo creo que eso es lo más difícil de esta carrera, mucha gente no termina de ubicar hacia dónde quiere poner su energía y termina dando vueltas en trabajos y proyectos que no lo satisfacen, y no terminan de utilizar los recursos de la comunicación, como una manera de realización personal, un crecimiento personal, y de un servicio comunitario.
El reto que tienen los comunicadores en Venezuela, especialmente ahora, es ver cómo hacen para ganarse la vida de una manera en que en verdad disfruten ese trabajo, porque las posiciones de entrada en el mundo del periodismo por lo general son muy mal pagadas, pero mi consejo es que tienen que ver esos primeros años como un proceso de formación y establecer conexiones para un proyecto propio, un proyecto utilizando medios digitales.
Cuando yo empecé a estudiar en la Católica en el año 85, en paralelo empecé a trabajar en la radio, mi idea era hacer un programa, tres años después y todavía en la carrera, logré hacer el primero, pero comencé limpiando discos y estableciendo los contactos y aprendiendo pero no para terminar metido solamente dentro de un medio, si no que yo traté de trabajar con varios medios a la vez y allí empiezas a diversificarte.
G.L.: Muchos estudiantes de Comunicación Social tienden a ver la parte impresa como la más complicada por todo el tema de la publicación y de la polaridad de los medios. Con una trayectoria como la tuya y además siendo graduado en esta mención ¿cuál sería tu consejo?
E.B.: Como primer detalle uno no sabe exactamente hacia dónde tu carrera te lleva. En mi caso al graduarme como periodista impreso, lo hice porque me interesaba desarrollar mi trabajo periodístico, no en lo audiovisual donde estaba trabajando en ese momento, ni en la publicidad con la cual no había comenzado a trabajar, pero sin querer ser parte de la industria publicitaria, ni de la radio, terminé trabajando fundamentalmente en ambos campos de la comunicación.
Lo segundo es que hoy en día hablar de periodismo impreso me parece que no tiene sentido alguno, porque la transformación que ha habido en la comunicación como tal ha ido erosionando las barreras que existen entre un área y otra, y la verdad es que el periodismo impreso tal y como lo conocíamos está en vías de perder mucho terreno. Hoy en día el periodista tiene que ser una persona multiplataforma, y el papel impreso, yendo literalmente a lo que se entendía por ello, es solamente uno de los canales, un canal que además está mermando en todo el mundo.
Y lo tercero es que hay que entender el periodismo de una manera integral, yo diría más 360, en donde tú tienes la posibilidad de generar y crear contenidos sin tener que pasar a través de los medios, tu puedes ser el creador, el distribuidor e incluso el dueño de la propiedad intelectual de lo que estás haciendo y esto no sólo abarca los medios impresos, también abarca los medios audiovisuales, tu puedes hacer un trabajo en donde utilices al medio como una de tus vías de expresión y de trabajo pero no es tu centro laboral.
G.L.: ¿Cómo ves la radio actual en Venezuela a diferencia de cuando tú comenzaste? ¿Cuál es esa diferencia entre lo anterior y lo actual?
E.B.: Siento que la radio se ha profesionalizado mucho, se ha tecnologizado, se ha segmentado y se ha autocensurado.
Se ha profesionalización porque hay un mayor estudio y mayor entendimiento del mercadeo de las herramientas del mercadeo, de diseños de programación, de la preparación de muchas de las personas que están al aire.
Se ha tecnologizado porque que ha ido integrando también a otros medios, especialmente a lo digital, pero se ha avanzado mucho en los sistemas de transmisión y es una radio que está relativamente actualizada con lo que se está pasando en el resto del mundo.
Se ha segmentado porque las radios se han ido especializando, al final las radios terminan siendo siempre formatos que están enfocados a públicos en específicos, y si antes era popular, romántico y juvenil, hoy en día hay segmentaciones más específicas, que van desde lo temático, como deportes o las noticias, hasta la misma segmentación en lo adulto –contemporáneo o a las radios juveniles, se han ido haciendo más específicas porque es la única manera de sobrevivir en un mercado en donde hay abundancia de medios.
Y se ha autocensurado porque la situación de las concesiones están muy arbitrariamente manejadas por el ente regulador, y hay muchas radios que tienen o bien concesiones vencidas, o las tienen en unos procesos de renovación muy cortos, lo que da prácticamente un mensaje, de “pórtate bien o te quito la radio” y bajo ese panorama pues hay muchos empresarios, radiodifusores que están asustados, no invierten porque no saben qué va a pasar con esa emisora y prefieren pasar por debajo de la mesa.
G.L.: ¿Qué le inyectaría Eli Bravo al periodismo en Venezuela y qué le quitaría sin pensarlo? ¿Cuál cree que pueda ser el error que estamos cometiendo?
E.B.: No me atrevería a decir cuál es el principal error, lo que sí creo es que se debería de buscar hacer cada vez más un periodismo dinámico, de investigación y con mejores historias, al final importa mucho la manera en cómo se cuentan cada una de esas historias y hoy en día por la falta de recursos, la falta de consistencia, y por el ambiente que hay, siento que se produce muy rápido y se improvisa mucho.
Creo que una de las cosas que hay que retomar es la objetividad y la ecuanimidad y entender que uno debe informar para todo público, que hay un sólo país y ese país puede estar dividido en nichos, públicos, targets, llámalos como quieras, pero al final somos una misma cultura.
G.L.: En Venezuela todos son comunicadores sociales, ¿eso vendría siendo un don, o debería existir una instrucción académica para poder ejercer?
E.B.: Creo que la comunicación no es un don, la comunicación es una habilidad humana, todos tenemos la capacidad de comunicarnos, lo que pasa es que unos lo hacen mejor que otros, hay gente que puede tener talento para comunicar de una manera más efectiva, y lo pueden aprovechar y se pueden convertir en vendedores, en políticos o en periodistas.
Yo me gradué, me parece muy bien que la gente estudie comunicación pero nunca he creído en la colegiación obligatoria, ni que tampoco es necesario ir a una universidad para poder ser periodista, creo que cualquier persona que tenga una formación y una disciplina sedentaria se puede convertir en un comunicador y más hoy en día, lo que sí creo es que la formación académica te da una serie de habilidades que puedes aprovechar mejor y si a eso le agregamos que tienes un conjunto de habilidades naturales, sumado a un interés, el paso por la universidad te puede abrir otras puertas y dar una visión más profesional de tu trabajo, pero no es imprescindible.
Muchas personas dicen que hay gente que no hace las cosas bien, pero eso tiene dos vertientes, una es que quizás existe poca competencia y no hay nadie que haga un mejor trabajo y la otra es que los medios y el público se ha acostumbrado a cierta laxitud de responsabilidad en la manera de ejercer y ver el periodismo, al final el público es que toma la decisión más grande, es el que elige qué ver, leer o escuchar.
Tenemos un país muy convulsionado y polarizado políticamente, y cada periodista pierde la credibilidad de algún sector en específico, ¿actualmente qué crees que deba tener un periodista para que sea acreedor de la credibilidad para todos los sectores?
E.B.: La polarización acabó con muchísimas cosas entre ellos con el propio trabajo periodístico, es verdad que el trabajo de los medios y de los periodistas pasa por un tamiz ideológico y eso siempre ha sido así, pero ahora es más patente.
Creo que hay que buscar una posición centrada y ecuánime, y tienes que buscar la información y la diversidad de fuentes para hacer un buen trabajo, y eso es cada vez es más difícil, no solamente porque la dinámica en estos 14 años ha sido muy vertiginosa, sino porque incluso las fuentes oficiales suelen estar abiertas solamente a los medios que ellos quieren informar, ahora yo sí creo que son las reglas fundamentales del periodismo, mayor objetividad posible, la mayor investigación, la curiosidad por conocer la verdad y en ofrecer una historia honesta y transparente, eso es lo que debería de buscar cualquier periodista, las condiciones para ello se han hecho cada vez más adversas, pero yo siento que ha habido un agotamiento en la polarización que está llevando a la búsqueda de un centro, a una reconciliación y a un entendimiento, y yo espero que el próximo año se caracterice por eso.
Eli Bravo en el extranjero
G.L.: Actualmente resides en Miami ¿cuáles fueron las razones por las que te mudaste? ¿Se te ha hecho más fácil ejercer desde el extranjero?
E.B.: Me vine para Miami en el año 97 por una oferta de trabajo, en ese momento tenía la oportunidad de trabajar con People & Arts, un canal de Discovery de la BBC y a mí me interesaba tener la experiencia en una corporación internacional, al final me quedé, por muchas razones entre ellas las familiares, mi actual esposa vive allí, tuve allí a mis hijas y tenemos una vida allí.
Me interesaba seguir explorando, me di cuenta que estando en Miami podía mantenerse sobre todo algo que para mí era muy importante y era la relación con Venezuela y el trabajo en Venezuela, por eso yo hoy en día no sólo resido parte del tiempo en Caracas y en Miami si no que a veces estoy en otro sitio, pero igual puedo hacer mi trabajo porque no está atado a un lugar, esa es otra de las ventajas de lo digital.
Lo que siento después de quince años de haberme ido de Venezuela en mi cotidianidad física por decirlo de alguna manera, porque sigo estando presente con mi trabajo diario desde mi programa, mi columna, hasta el trabajo que hago con Inspirulina, es que uno no debe ponerse las limitantes, sino más bien hoy en día tienes que pensar en términos globales, en términos integrados.
G.L.: Eli Bravo vive entre Miami y Venezuela, ¿existe algún desapego hacia algunas cosas del país? ¿Qué es lo que queda de Eli Bravo en Caracas?
E.B.: No creo que exista un desapego, no creo que exista un “me olvidé y no me interesa”, lo que he ido tratando de desarrollar a través del tiempo es un desapego post vista en el hecho de que aunque sigo queriendo no tengo esa necesidad, esa nostalgia o ese conflicto tan exacerbado como lo tuve en algún momento.
No sólo regreso mucho por mi interés profesional si no porque es un lugar donde me cargo de ideas, de afectos, de la energía que se mueve entre la gente, que para mí es fascinante. Siempre regreso por mis relaciones amistosas y familiares que son muy importantes para mí, además de eso me gusta poder compartir dentro de una cultura y un ambiente que yo siento mío, a pesar del tiempo que ha transcurrido, sigo siendo fundamentalmente un venezolano, un venezolano que no vive en el país pero que me identifico culturalmente con Venezuela. Disfruto mucho cuando voy a Venezuela las palabras de agradecimiento, los comentarios, te dan a entender que el trabajo que estás haciendo ha generado alguna respuesta, te hace sentir bien saber que tu trabajo tiene un efecto y alguna retroalimentación en la gente.
G.L.: ¿Qué es lo más difícil de ejercer el periodismo fuera de Venezuela?
E.B.: Creo que cualquier profesional que este en Miami o en cualquier parte del mundo te dirá que lo más difícil es establecer de nuevo las relaciones, tú llegas y tu curriculum es una carta de presentación, pero no es más que eso, tienes que comenzar de cero, tienes que demostrar lo que puedes hacer, tienes que aprender nuevas reglas, cultura, hacer nuevas redes de conexión y ese proceso puede ser muy difícil, si la gente llega con unas inmensas aspiraciones y un ego desmedido y la creencia de que lo que hizo en su país se va a traducir en lograr hacer lo mismo en los Estados Unidos eso no pasa, o si sucede son casos muy contados, pero te puedo asegurar que desde Chiquinquirá Delgado hasta un ingeniero de audio, todos te pueden decir que hay proceso de comenzar de nuevo, con experiencia, con conocimiento, pero comienzas de nuevo.
Café con…
¿Qué te endulza la vida?
Mis hijas…y también me la amargan, no creas… (Risas)
¿Qué te amarga la vida?
Mis hijas… (Risas), así son los amores, endulzan y amargan, lo bueno es cuando el balance es más dulce que amargo, en ese caso se sabe que la relación es positiva, y ese es mi caso.
¿Cuál ha sido el mejor día de tu vida?
Wow…el mejor día es el que estás viviendo porque los otros ya se fueron.
¿Cuál ha sido el peor día de tu vida?
No ha llegado todavía.
¿Qué te hace reír?
La inteligencia, el humor inteligente.
Un lugar para un buen café…
Los Palos Grandes
Un libro para un buen café…
Me leí recientemente un libro que me gustó mucho que se llama “Masculinidad para amateurs” de Michael Chabon, hizo este libro sobre lo que significa ser hombre a los 40 y me identifiqué mucho, es muy divertido.
Una película para un buen café…
Up in the air con George Clooney.
Una canción para un buen café…
Cualquier canción de Jorge Drexler.
Un periodista para tomarse un café…
Me encantaría tomarme un café con Leonardo Padrón y Alberto Barrera Tyszka, ninguno son periodistas, son en realidad son poetas y escritores, pero ejercer el periodismo a su manera.
¿Cómo sería un Guayoyo a lo Eli Bravo, qué ingrediente debería de tener?
No soy muy amante del Guayoyo, prefiero el expresso, me gusta más el café fuerte, un marrón oscuro, o preferiblemente un expresso con sólo la espuma de la leche, que sea fuerte y siempre siempre sin azúcar…
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