JORGE LANATA: «LOS GOBIERNOS SIEMPRE QUIEREN UN PERIODISMO DÓCIL» POR MARÍA JOSÉ CASTRO Y MIGUEL VELARDE

 

Por María José Castro y Miguel Velarde

  

Jorge Lanata es un periodista argentino que ha participado en la fundación de diferentes diarios y revistas. Ha incursionado en géneros tan diversos como el periodismo de investigación, el cine, la literatura, el documental, la ficción televisiva y el teatro de revista. Actualmente conduce un programa por Radio Mitre, llamado Lanata sin filtro, y un ciclo televisivo llamado Periodismo Para Todos que se transmite por Canal 13, que es visto por casi cinco millones de televidentes cada domingo, ambos en Argentina. Sus opiniones no conocen de fronteras y generan controversia en diferentes lugares del mundo, entre ellos y hace pocos días, en Venezuela. Tuvimos la oportunidad de compartir un café con este reconocido personaje y esto es lo que nos contó en exclusiva. 

 

Guayoyo en Letras: Usted es una persona reconocida no solo en Argentina sino también  internacionalmente ¿Podría contarnos brevemente de dónde viene Jorge Lanata?

 

lanata 2Jorge Lanata: Comencé a trabajar en periódicos desde muy chico, a los catorce años, escribiendo informativos en Radio Nacional. Pase por un montón de medios. Una de las primeras cosas importantes que hice fue en 1987, fundar Página/12, que ahora ha perdido un poco la importancia, pero durante muchos años fue uno de los diarios más importantes de Argentina.

 

Tenía veintiséis años cuando lo fundé, era muy chico todavía, pero formamos una nueva generación de periodistas. En universidades del exterior se realizaron muchos trabajos sobre Página/12. En un momento se vendió, y durante mucho tiempo pasé a trabajar en la radio. Estuve ocho años en televisión abierta, básicamente al final de Alfonsín y al comienzo de Menem. Tres veces me echaron de televisión. Obtuve once premios Martín Fierro, que son los premios más importantes de Argentina, una especie de Oscar local, con una relación muy esquizofrénica porque quien me daba el premio era el mismo que me sacaba del aire.

 

Durante el gobierno de Menem hicimos muchas denuncias de corrupción, y a partir de ellas muchos ministros renunciaron. Estuve ocho años fuera de la televisión abierta, luego hicimos la primera denuncia de corrupción del gobierno de Néstor Kirchner, nos sacaron nuevamente del aire. En ese momento hice una revista que se llamó Veintitrés. Volví a la radio. Luego estuve trabajando internacionalmente. Hice más de treinta películas, de las cuales diez se transmitieron en el canal Infinito. Luego realicé un documental que se llamó BRIC y después hice otro que se llamó Veintiséis personas para salvar al mundo.

 

Cuando terminó ese ciclo, volví a la radio. Actualmente, estoy haciendo un programa que está en el primer lugar de la audiencia al mediodía, se llama Lanata Sin Filtro. Los domingos estoy realizando un programa político que se llama PPT: Periodismo Para Todos, que está entre los quince y veinte puntos de audiencia, es decir, tres millones de personas en la capital y dos millones en el interior. Además tengo publicados once libros. También hice una película, que se llamó Deuda, sobre la deuda externa de Argentina.

 

G.L.: Su estilo periodístico es más de investigación y de opinión, lo cual muchas veces lo vuelve un actor político ¿Cuál es su visión sobre el periodismo? 

J.L.: Nosotros opinamos, pero básicamente hacemos un periodismo de información. En Argentina, y también en Venezuela, es un momento muy difícil para el periodismo. No creo en el concepto del periodismo militante, para mí un periodista no tiene que estar afiliado a un partido político. Para mí un periodista no tiene que ser sino también parecer, y esas formas hay que cuidarlas.

 

Nosotros no somos quienes tenemos las respuestas, somos quienes realizamos las preguntas. Las respuestas las tienen los religiosos y los políticos. Siempre digo que preguntar es una manera de desobedecer, porque preguntar es cuestionar.

 

La desobediencia es natural dentro del periodismo. He peleado con todos los gobiernos de Argentina. Es lo que tengo que hacer y es natural. Los gobiernos siempre quieren un periodismo dócil, pero es nuestro trabajo estar del lado de la gente y no del poder, preguntar desde el lado de la gente, porque los gobiernos van cambiando pero la gente siempre está.

 

El periodismo se ha transformado, básicamente, en una cuestión de opinión, los medios pasaron a ser enemigos del poder, con características de un partido político. Nosotros somos periodistas, no políticos, y no tenemos que engancharnos con esa definición de políticos, porque me parece que nos sesga y nos vuelve previsibles.

 

Cuando nosotros los periodistas contamos algo, no es porque estamos a favor o en contra, es lo que pasó y damos información, que no es ni de derecha ni de izquierda. Los hechos son hechos sin importar quien los cuente, se puede interpretar porqué, pero eso es otra cosa.

 

lanata 3Para mí es muy importante que en el programa demos información. Por ejemplo, en nuestro primer programa de radio, cuando regresamos, hicimos la denuncia contra el vicepresidente Boudou. Dijimos que estaba en una maniobra de testaferros para quedarse con una empresa impresora de billetes. Esto desencadenó una serie de hechos: la renuncia del fiscal controlador, el juez de la causa. El caso aún está siendo investigado y la empresa la estatizaron. Todo esto se desencadenó porque los hechos eran ciertos, no porque nosotros fuéramos de derecha o izquierda.

 

Otra cosa que influye es el medio en el que nos comunicamos. Creo que la televisión tiene el deber de entretener y está bien que sea así. Depende de los instrumentos de los que te vales para entretener, si son bastardos nadie te ve, pero si son legítimos está bien. Yo siempre utilicé el sentido del humor. Para mí el sentido del humor es parte de la inteligencia, más con gobiernos tan solemnes como los que tenemos, porque el humor los desarma. A ellos en el fondo no les importa que digas que son ladrones, pero si te burlas de ellos no lo soportan. No soportan la idea de parecer ridículos.

 

Por ejemplo, Página/12, no es nuevo para mí, en mi carrera. Menem nos dijo que hacíamos periodismo amarillista y un día hicimos un periódico en papel amarillo, le compramos papel a la guía de teléfono e hicimos el diario entero de páginas amarillas, también cambiamos la marca y le pusimos Amarillo/12. Eso fue mucho más efectivo como crítica que una respuesta política seria.

 

Nosotros siempre usamos el sentido del humor para comunicarnos, aparte es increíblemente popular. En televisión, por ejemplo en nuestro programa de los domingos, PPT, comienza con un “fuck you”, totalmente incorrecto para un programa político, pero está bueno, porque muchos chicos jóvenes se engancharon por ese lado, por el lado de la desobediencia. Incluso hubo toda una discusión porque el “fuck you” no es contra Cristina, es contra quien vos quieras, es contra mis padres, contra mí mismo, es una manera incorrecta de ver la política, yo creo en eso. Ahora, a la hora de hablar en serio, hablamos en serio. Una cosa no desvirtúa a la otra, si la información que vos das es seria, igual tienes la credibilidad de la gente.

 

G.L.: Con las nuevas tecnologías ¿Cómo ves el futuro del periodismo?

J.L.: Creo que Internet es lo más democratizador que surgió en la humanidad, después del nacimiento de la imprenta. En un momento, los libros pasaron de los copistas y de los curas al público en general, eso gracias a la imprenta. Hoy nosotros, con Internet, tenemos a la mano un elemento que es totalmente democratizador, estás a segundos de una biblioteca mundial. A mí me parece que no hay que engancharse con las típicas morales, porque las máquinas no tienen moral, los que tienen moral son las personas. Las máquinas no son ni buenas ni malas.

 

lanata 4Internet es igual de buena o mala que una biblioteca. En ambas puedes encontrar porno o puedes encontrar filosofía. De ninguna manera Internet es peligroso. Un teléfono puede ser utilizado para conversar o para secuestrar, en sí no es ni bueno ni malo. Internet es muy nuevo, hoy estamos en su infancia. Esto nos abre un gran momento para los medios porque todo volvió a ser experimental. Hoy todos los medios son otra vez nuevos, estamos experimentando. Creo que la prensa gráfica va a quedar relegada a lo que hoy es el rol de los libros. Un pequeño rol prestigioso pero más limitado.

 

G.L.: Pasando al tema político, hay quienes dicen que lo que está pasando en Argentina es muy similar a lo que ocurre en Venezuela y que, además, Lanata se ha convertido en un actor fundamental como líder de la oposición en su país. ¿Qué nos puede decir acerca de estas afirmaciones? 

J.L.: En este momento hay una presión del gobierno, muy fuerte para partidizarme, y yo quiero escapar de eso. Soy periodista, no soy político y no quiero serlo. No puedo negar, porque sería tonto de mi parte y una falsa modestia, que nosotros tenemos que ver con el hecho de que la gente comenzó a reaccionar en Argentina. Nos ve mucha gente, y el solo hecho de generar información, hace que la gente comience a cambiar su forma de ver muchas cosas.

 

La televisión en eso tiene un poder increíble. A veces pasa que damos noticias exclusivas, pero otras veces lo único que hacemos es mostrar cosas que nadie había mostrado antes. Por ejemplo, yo fui al hotel de Cristina Kirchner, e hice un programa desde la Suite Evita. La gente sabía que Cristina tenía un hotel, pero nadie lo había visto en televisión.

 

Me asombró que hace poco, cuando estuve en Córdoba dando una charla en la Feria del Libro,  había diez mil personas. No es normal, yo nunca había estado en una charla con tanta gente. La charla la tuvimos que hacer en una plaza por la cantidad de gente. Lo más interesante es que pudimos hablar con esa gente, eso muestra su madurez.

 

Las cosas están cambiando en Argentina, lo que pasa es que todavía nadie está capitalizando lo que estamos haciendo políticamente. No hay un liderazgo de oposición que lo haga aún. Eso en algún momento va a pasar, es solo cuestión de tiempo. Yo soy optimista con respecto al futuro, lo que pasa es que creo que los tiempos de la gente son distintos al de los intelectuales o los políticos. La gente cambia de una manera más lenta, pero también más inexorable. Una vez que se dan cuenta, no vuelven para atrás.

 

G.L.: Hay personas que hacen comparaciones entre Chávez y Perón, incluso hay quienes afirman que el post-chavismo será el peronismo dentro de unos años ¿Qué opina usted de esto? 

J.L.: Durante la época de Perón, yo hubiera estado preso, pero eso no me impide reconocer que él, en el siglo XX, ha sido la única persona que sentó a la mesa a la clase obrera, así como también es cierto que Chávez dio visibilidad a los pobres en Venezuela.

 

Chávez es la creación de la clase alta venezolana. Fue el egoísmo y la estupidez de la clase alta lo que creó a Chávez, porque pensaba en vivir en Miami y no en Venezuela, y no le importaron los pobres. Hubo una persona que se interesó por lo pobres, pero ahora es autoritaria, demagoga, militar, pero una cosa no tiene que hacer dejar de ver la otra.  

 

En algún punto, si alguien quiere darle visibilidad a los pobres, hará que permanezca la idea chavista, y eso tiene que ver con la herencia cultural. Yo creo que la división va a quedar aún cuando Chávez no esté en el poder. El problema es cómo hacer para que eso conviva en la democracia y para que esa gente que empezó a tener visibilidad no la pierda, porque aparte es justo que la tenga.

 

 

Café con…

 

lanata 5G.L.: ¿Qué le pone el aroma al café?

J.L.: El café muy fuerte y muy concentrado. Yo tomo ristretto. Le pone el aroma el cigarrillo.

 

G.L.: ¿Qué le amarga la vida?

J.L.: La estupidez. Yo siempre digo que el mundo se va a terminar cuando en la Nasa el tipo que limpia por error toque el botón rojo, y las últimas palabras van a ser «¡Oh!».

 

G.L.: ¿Qué le endulza la vida?

J.L.: Las mujeres.

 

G.L.: Un lugar para un buen café

J.L.: Un bar. A mí me encanta perder el tiempo en los bares, sobre todo en los que no me conocen tanto porque puedo perder el tiempo como cualquiera.

 

G.L.: Un libro para un buen café

J.L.: Rayuela de Julio Cortázar.

 

G.L.: ¿Qué persona le gustaría entrevistar con un café?

J.L.: Yo siempre digo: «no hay malas notas, hay malos periodistas». Nosotros tenemos que ser capaces de hacer una nota con cualquiera, porque cualquier persona tiene una historia que contar. 

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Guayoyo en Letras