AL GRANO

Por Alexander Gamero

 

Ante la debacle económica que vive Venezuela (que no ha hecho sino empezar), la respuesta de muchos asesores del gobierno, y de muchos analistas opositores, parece ser que “los controles de precio no han sido bien implementados”, “el problema es la corrupción”, y otros eufemismos similares. 

alexCuando Carlos Andrés Pérez (II) implementó su gran viraje, rebautizado como el paquetazo, la resistencia del establishment, y de la población, no se hizo esperar. Venezuela quería seguir subsidiada, quería volver a la época de oro saudita. Algo que – curiosamente – los precios del petróleo le permitieron a Hugo Chávez durante casi dos lustros, y fue quizás uno de los componentes principales de su popularidad.

 

Aquí un fragmento del libro de Moisés Naím (involucrado en el gran viraje) Paper Tigers and Minotaurs, traducido por Rodrigo Linares. En un contexto ligeramente diferente, sus argumentos siguen estando tan vigentes como cuando lo publicaron en 1993. El país, hoy, tampoco parece tener opciones.

@AlexGameroG

 

 

 

Los Tigres de Papel y Los Minotauros

 

Moisés Naím

 

La gente no entendió o aceptó que no teníamos otra alternativa. Uno podría hacer discursos, uno podría fingir todo lo que quisiera, uno podía quejarse sobre la situación de los pobres, pero la realidad es que no teníamos dinero. Punto. 

Lo que es peor, no teníamos los mecanismos para mantener los controles de precio en su lugar, no había manera de seguir desembolsando dólares con control de cambio a una tasa artificial, no podíamos seguir protegiendo a las industrias ineficientes o subsidiando a firmas estatales que año tras año han perdido cantidades obscenas de dinero, así como tampoco podíamos seguir manteniendo a un gigante y esclerótico sector publico que hizo a todo el mundo más pobre. Teníamos que desarmar todo el aparato de controles administrativos que estaba asfixiando la economía y empobreciendo y corrompiendo a Venezuela. Y todo estaba conectado.

Primero, necesitábamos dinero: si las multilaterales como el FMI y el Banco Mundial no te prestan, nadie lo haría. Las multilaterales dijeron que no lanzarían ni un centavo si uno no se deshacía del sistema de control de cambio – eso es, Recadi – el cual era una fuente de distorsión económica y corrupción monumental. Liberar el control de cambios te obligaba a liberarlos precios, y esto te obligaba a abrirte al comercio internacional y a la reducción de barrera de importación.

Porque si dejas que la tasa de cambio flote libremente, era imposible mantener a los precios controlados por el Ministerio de Desarrollo. Como alguien sentado detrás de un escritorio en un ministerio podría saber cuál es el precio del jabón, del pan, de algún medicamento o de miles de productos si las tasas de interés y los precios fluctúan? Como un oficial medio de un ministerio, mal pagado con poca educación, podría saber cuál es el precio “correcto” para la pasta dental para millones de venezolanos todos los días. No lo sabe; no puede saberlo.

Así que no puedes mantener el control de precios – además, era un mito que era “controlados”- así que había que liberar las importaciones. De otro modo, si no lo hacías, la inflación iba a irse fuera de control, porque los vendedores no iban a tener motivos para mantener los precios bajos, ya que se había mantenido sus competidores fuera gracias al control de precios. Es por eso que necesitábamos deshacernos de ellos; para que el tipo que vendía cauchos no cobrara más que aquel que los trajera de afuera. Necesitábamos introducir competencia internacional para limitar los precios que los industrialistas y hombres de negocios locales podían cobrar. 

Así que todo estaba entretejido.

El país no tenía opciones, y haciendo una cosa te obligaba a hacer la otra, y luego la otra. Pero esa explicación que acabo de darle nunca fue aceptada por aquellos que criticaron nuestra política económica. Ellos proponían “gradualismo”. Ellos venían a mi oficina o me llamaban a hablar ante el congreso y me pedían por gradualismo. En la práctica eso significaba subsidios y protección de los intereses de aquellos a quienes representaban y un choque para el resto del país.

Los sindicatos, los industriales, las multinacionales, las PYMEs, los grupos indígenas, los maestros, los doctores, los banqueros, las universidades, los militares, los hombres de negocios… todos se organizaron para presionar el gobierno y tratar de extraer subsidios y protecciones que los defendieran del inevitable ajuste de costos que teníamos que hacer. 

La realidad es que ningún gobierno democrático elije imponer medidas económicas de choque en su población, en sus votantes, si lo puede evitar. Ese debate de choque vs gradualismo, era de hecho completamente hipócrita, manipulativo e histriónico. No había opción de hacerlo diferente, el país no tenia opciones. 

 

 

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