LA CASA QUE VENCE LA SOMBRA NECESITA LUZ
Por Sarai Coscojuela
Soy Sarai Coscojuela, estudiante de comunicación social en la UCV que no tiene luz. Tengo que ver dos materias en la noche y literalmente hay zonas de la universidad que no tienen ni un poco de luz. Nada.
Desde mi escuela hasta la facultad de FACES hay que pasar trotando o caminando «rápido» para disimular el miedo. Y en muchos casos rezandito. Quizás para algunos es una exageración, pero creo que la inseguridad es mucho más que una sensación y sin luz es peor.
Supongo que el presupuesto no alcanza ni para reemplazar los bombillos quemados o quiero creer que es eso y no un desinterés por parte de la autoridad encargada de poner reflectores que alumbren el camino aunque sea hasta FACES o la Plaza Cubierta.
En la Casa que Vence La Sombra no hay luz, es irónico, porque aunque la frase no se refiera a la luz eléctrica, sé que tendría más sentido si no tuviéramos tanta oscuridad.
Yo deseo muchas cosas para mi universidad. Profesores, empleados y obreros bien pagados, mejores becas, almuerzos realmente nutritivos en el comedor, que no hayan grupos violentos graffiteando o golpeando gente.
Pero también quiero las cosas más elementales como buenos pupitres, pizarrones, escritorios, baños decentes, limpios (que todos debemos cuidar)
Deseo que los techos no tengan filtraciones, que la cerámica del piso no se rompa, igual la de la biblioteca. Y también quiero seguridad, sentir que estoy realmente en mi casa, que puedo caminar de un lado a otro sin correr el riesgo de que algo puedo pasarme a mí o a otra persona. Sé que la luz no hará que todo eso se cumpla, que no me brindará toda la seguridad que necesito, pero estoy segura que sería un buen comienzo.
La casa que vence la sombra necesita luz.
