EL RIESGO
Por Ricardo Del Bufalo
La primera idea que tuve para este artículo fue escribir una falsa alocución de nuestro torpe orador bigotudo. Pero al rato reflexioné y recordé lo que dijo el sacerdote ayer, «tenga misericordia de los más débiles», razón por la cual decidí no parodiarlo. ¿Cómo lograr excitar una sonrisa más de las que él solito produce, como por ejemplo, cuando en cadena nacional interrumpe su lectura del Decreto de Guerra a Muerte, se quita los lentes y le pide al público, que murmura indiferente, que por favor le pare bolas? Más fácil es conseguir que le paguen lo suyo a las universidades.
Luego pensé en reclamarle a Capriles, puesto que tengo la licencia de hacerlo por haberle dado mi voto, y preguntarle qué coño de lo que está haciendo es más importante que apoyar a los profesores en sus protestas. Pero no tenía muchas ganas de escribir con las vísceras. Descartadas esas dos ideas, pensé en hablar de «las actitudes psicopáticas de los saltamontes de la selva amazónica al escuchar música de protesta», pero sabía que nadie se lo tomaría en serio.
Entonces, ¿qué hago, si ya no me quedan temas para hablar? Quiero dejar a un lado la tiranía de la opinión pública. No quiero hablar de aquellos líderes que no me leen. ¿Qué tal si te hablo a ti? Hablemos de nosotros. De nuestra relación. De nuestra sociedad. Dale.
Somos socios… ¿verdad?
***
Dime algo. ¿Te molestaste cuando sacaron La Hojilla del aire y pensaste que ya habíamos llegado al llegadero? Bueno, aquí tratando de sacarte conversación. Vístete, por favor, que así no me puedo concentrar.
¿No te molestó? O sea, que eres opositor; seguro te alegraste. Mentiroso. ¿Entonces por qué no te molestó? Di la verdad, eres escuálido. Ok, ajá no eres. Pero tampoco eres revolucionario. No te creo. ¿No eres burguesito ni revolucionario? ¿Ni sifrino ni bolivariano? Eso es pura paja. Nadie puede ser ni-ni.
¿Yo? Yo soy revolucionario. Aunquete confieso que durante un tiempo fui escuálido; cuando era chamo, estaba en la universidad y le seguía la corriente a mis compañeros. Un día lo comenté en una reunión con mis amigos del liceo, todos chavistas, y les dije «yo no creo en este gobierno». No joda. Fue una declaración de guerra esa vaina. Me cayeron encima durísimo. Me dijeron vende patria, fascista, quintocolumna. Te digo la verdad: yo era chavista de corazón, me cambié de lado solo por joder, pero te juro que me dieron ganas de quedarme. ¡Alguien hasta me lanzó un vaso de whisky! ¿Tú puedes creer esa vaina? Me mojaron el celular. Se pusieron brutos, brutos. Tanto que parecían opositores de esos que queman CDI.
Por eso no entiendo cómo puedes ser ni-ni. Es que es insólito. No puedes no tomar una posición. En este momento, como están las cosas, no puedes no hacerlo… ¿Cómo? Que eres opositor… Que me estabas jodiendo… Tranquilo… ¿Por qué miras el vaso así? No te voy a lanzar nada… Entonces te gusta Capriles… Te gusta que te “defienda”… ¡Pero por Dios! ¿Acaso no ves que Capriles es un fascista que se vende al imperio yanqui? ¡Claro que sí, chico! ¡Pero es obvio… ¿Cómo que el socialismo es malo?! Muy malo que es, que sigues viviendo aquí. Si no te gusta, te puedes ir… ¿A dónde vas? ¿A dónde vas? ¡Epa!
***
A ver. Intentemos de nuevo.
Dime algo. ¿Te molestaste cuando empezó la nueva línea editorial de Globovisión y pensaste que ya por fin habíamos llegado al llegadero?
No te molestó. O sea que eres chavista. ¿Cómo que no? ¿No eres chavista? Pero tampoco caprilista. ¿Tampoco eres opositor? Tienes que ser algo. Tienes que ser pensante o ignorante. No puedes ser ni-ni. Eso es paja, nadie puede.
¿Yo? Yo soy antichavista hasta la muerte. Aunque te confieso que al principio yo voté por Chávez; mi corazón patriota bombeaba mucha sangre hacia esa vena revolucionaria que todos llevamos dentro. Pero me pasó una vaina…Nunca lo había dicho, pero un día lo comenté en una reunión con mis amigos del colegio, todos opositores, y solté «a mí sí me gusta lo que está haciendo el gobierno». No joda. Fue una declaración de guerra esa vaina. Me cayeron encima durísimo. Me dijeron enchufado, tarifado, castrocomunista. Te digo la verdad: yo era opositor, me cambié de lado por joder, pero te juro que me dieron ganas de quedarme. ¡Alguien hasta me lanzó un vaso de whisky! ¿Tú puedes creer esa vaina? Me mojaron el celular. Se pusieron brutos, brutos. Tanto que parecían chavistas de esos que queman autobuses.
Por eso no entiendo cómo puedes ser ni-ni. Es que es insólito. No puedes no tomar una posición. En este momento, como están las cosas, no puedes no hacerlo. ¿Cómo? Que eres chavista… Que me estabas jodiendo… Tranquilo… Te gusta el socialismo… Bueno, el comunismo; porque eso es comunismo, déjate de vainas. Lo admites… Y es “bueno”… Y el capitalismo es malo… Bien malo que es, que tienes un iPhone. Cómprate un vergatario… Anda… Y vete para Cuba y lo activas allá, y navegas en Internet con el Free WiFi que hay en La Habana… ¡Anda vete! ¿A dónde vas? ¿A dónde vas? ¡Te juro que se me botó el whisky! ¡No te quise mojar el iPhone!
***
Venezuela… el riesgo es que te la quieras quedar.
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