VIVIENDO EN EL MIEDO

Por Fabiana Crisci

 

opinarVenezuela tiene un poco más de 14 años viviendo en el miedo. Miedo a expresarse, miedo a pensar distinto, miedo a ser juzgados y a dejar de ser libres. Cuando se habla de libertad nos referimos la capacidad que tiene por derecho el ser humano de obrar según su propia voluntad, siendo total responsable de sus actos. Sin embargo, vivimos en un país que ha venido coartando los derechos inherentes de los individuos.

 

 

Al igual que Cuba, Venezuela se ha convertido en uno de los países que se considera limita fuertemente la libertad de opinión; pues el uso del sistema judicial como medio para perseguir a quienes no siguen una misma línea política, demuestra la falta de justicia, libertad e igualdad que debe existir en un Estado regido por la democracia.

 

En el sentido más práctico la democracia es una forma de convivencia social en la que los miembros son libres e iguales y las relaciones sociales se establecen de acuerdo a mecanismos contractuales. Sin embargo, y teniendo en cuenta que para algunos “vivimos en democracia participativa”, el derecho de pensar y opinar distinto se ha convertido en un verdugo que intenta amordazarnos.

 

Al igual que los sistemas políticos, la sociedad ha avanzado hacia el fortalecimiento de las libertades; y es que cuando hablamos de libertad de expresión no es más que el derecho de hablar sin censura. A pesar de eso, aún existen modelos en los que los ciudadanos están sujetos al deseo de otros de forma coercitiva.

 

 

En el caso de Venezuela, estamos ante un gobierno que atenta contra la opinión de quienes no comparten sus mismos ideales; es un Estado que coarta, vigila y presiona a todo aquel que quiera alzar la voz y quejarse ante los abusos y atropellos. Sin embargo, ante una realidad clara se jactan de las amplias libertades que existen y del abierto acceso a la información, en el caso de los medios de comunicación.

 

Y es simple, un gobierno que juzga y limita las opiniones no puede hablar de libertades, nuestro país hace más de una década que dejó de ser un país libre. Los venezolanos no sólo hemos sentido el control del Estado al momento de querer expresarnos, sino que también nos hemos visto obligados a autocensurarnos, y en la medida que un individuo se limita y renuncia a su libertad personal por temor a las consecuencias, es aún más vulnerable a los abusos.cabeza-de-tv

 

 

Tambiénexisten distintas realidades a las que debemos enfrentarnos todos los días y en las que nos vemos obligados a decidir entre opinar o callar, pues el riesgo de expresarse pone en riesgo el ejercicio de otros derechos. Es el caso de los empleados públicos, ¿es justo que un trabajador no pueda expresarse abiertamente por el temor a perder su empleo? ¿O que quien aspira un cargo público no pueda decir lo que piensa temiendo ser marcado? Pero en fin, qué puede saber este gobierno de justicia y ética…

 

El uso del sistema judicial como medida de amedrentamiento ha limitado a los ciudadanos a no poder gritar la serie de abusos que se comenten a diario.¿Ycómo no tener temor cuando vemos la cantidad de acciones jurídicas realizadas a quienes han querido sacar a la luz hechos que ponen en tela de juicio al gobierno?; hechos que claramente demuestran como este sistema viola la integridad de los ciudadanos.

 

¿Pero cómo no temerle a un régimen que no tiene limitantes? El temor de los ciudadanos de a pie a no poder expresarse libremente, y denunciar todas y cada una de las injusticia que se llevan a cabo, no sólo tiene que ver con las acciones judiciales sino con los hechos que no salen a la luz pública, como amenazas a familiares, persecuciones, violación a la integridad física, y muchísimas más.

En repetidas ocasiones el ministro Villegas ha hablado de la libertad de información y opinión, ¿cómo demostrarlo cuando hay coacciones y condiciones impuestas por el gobierno? El concepto de libertad y opinión no alberga condicionales que puedan convenir a otros, es independiente y autónoma.

 

 

Si bien está claro que el sistema que ha impuesto el gobierno atenta contra la libertad de opinión, también son culpables aquellos quienes se doblegan ante el miedo. La libertad no puede estar definida por el temor, porque en efecto pierde su esencia, y en Venezuela tenemos 14 años alejándonos cada vez más de ella.

 

Fabiana Crisci

@Fabiana_Crisci

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