FALLECIÓ EL PSIQUIATRA QUE SIEMPRE NECESITÓ UN PSIQUIATRA

Por Elienny Dib Caiazzo

@Elienny

 

 

 

Fue tan obvio el trato especial hacia Edmundo Chirinos desde el momento en el cual se vio implicado en el homicidio de la estudiante de Comunicación Social, Roxana Vargas (19) hasta este sábado que fue encontrado muerto en su pent-house, ubicado en Sebucán, en el cual se encontraba “cumpliendo” su sentencia de arresto domiciliario.

 

Calificado por los medios de comunicación, colegas y amigos cercanos como psiquiatra, ex candidato presidencial, médico cirujano y ex rector de la Universidad Central de Venezuela y no como un violador, asesino, aberrado sexual o por lo menos presidiario (un término que serviría para englobar cualquier cargo sin la necesidad de mencionar cual). ¿Qué sentirán sus víctimas? ¿Qué sentirá la mamá de esta muchacha que apareció un día de julio de 2008 en grave estado de descomposición, cuando algunos periodistas de su país le dan ese trato hidalgo a alguien que hizo tanto daño? Esas son algunas preguntas que me vinieron a la mente después de leer varias noticias sobre el tema.

 

Muchas revistas digitales, periódicos y programas de radio hicieron una amplia exposición de sus títulos y logros y al final, tímidamente indicaron que: «En 2008 se le imputó por el homicidio de Roxana Vargas, una joven estudiante de 19 años”, como si hubiese sido solo un error, un desacierto en la historia de su vida.

 

La complicidad siempre existió aunque me perturba la modestia aplicada para menguar tal crimen. Si bien es cierto, Chirinos era un hombre de edad avanzada. Estaba enfermo físicamente (las enfermedades mentales eran más que obvias) y antes de hacer pública su detestable personalidad manipuladora y tóxica era, en cierto modo, una celebridad local. Al distinguido Edmundo Chirinos le fue otorgada en marzo de 2012 la medida cautelar de casa por cárcel. En cambio, a Simonovis sí lo están torturando cada minuto que pasa encerrado sin siquiera ver la luz del sol. A punto de que se le quiebre la columna lumbar y cada día más cerca de perecer en el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) por un deseo gubernamental más que por el pleno sentido de justicia que puede albergar cualquier ser humano.

 

A mí particularmente, NO me interesa que este hombre haya sido político ni rector de su Alma máter, ni médico porque al final lo único que quedó de él fue el dolor que les causó a sus víctimas y a la familia de la joven cruelmente asesinada.

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