LA MORAL DEL VENEZOLANO

Por Ignacio Cupello

@icupello

 

 

 

Los venezolanos suelen responder casi unánimemente que los grandes problemas del país se deben a la pérdida de valores y la falta de moral.  Nos preguntamos entonces ¿qué es para el venezolano actuar moralmente bien?

 

Filosóficamente hablando, es mi opinión que la moral venezolana responde a la tradición republicana del buen ciudadano que heredamos de los patriotas ilustrados de la Independencia.

 

¿Qué es un buen ciudadano?

 

Aquel individuo que se dedica al cumplimiento de sus deberes sin ningún otro tipo de interés que no sea el del país y sus leyes. Más importante aún, el buen ciudadano es aquel que está dispuesto a sacrificar su felicidad por el bienestar del colectivo.

 

¿Cómo estar en desacuerdo con esta idea donde los venezolanos sacrifican sus intereses por el bienestar del país? Pero si se analiza detenidamente, el ser un buen ciudadano trae consigo varios inconvenientes:

 

Un primer problema es que el tratar de ser un buen ciudadano supedita la moral a un fin. Veamos esto en nuestra realidad. Para la oposición el buen venezolano es aquel que está dispuesto a sacrificar sus intereses por la República; en el caso del oficialismo el buen ciudadano, o mejor dicho el buen revolucionario es aquel que sacrifica sus intereses por la Patria. El resultado es que el individuo no termina siendo un fin en sí mismo sino un medio para lograr lo que alguien considera un fin superior.

 

Un segundo problema es que para ser buenos ciudadanos hay que ser muy inteligente y no cometer errores, porque los resortes que mueven al buen ciudadano son la razón y la virtud. Los ciudadanos de la patria o de la República han de ser justos, prudentes, valerosos y capaces de controlar sus pasiones.

 

Pero los venezolanos tenemos una visión nada virtuosa de nuestra sociedad. Sentimos individualmente que estamos exentos de vicios, y que el problema es que nuestros compatriotas no son así, sino individuos flojos, corruptos e indolentes con el prójimo. Por consiguiente alguien debe hacer algo al respecto.

 

Es aquí cuando surge el tercer problema ¿cómo hacer que éstos venezolanos traicionen sus intereses personales de manera racional a favor de un ideal aún más grande que los hará verdaderamente felices?

 

El chavismo consiguió la solución en el patriotismo bolivariano. Un patriota es alguien que da su sangre por la patria. Para Bolívar, la virtud más importante que tenía un ciudadano era el amor a su patria. Sentimiento (no racional) que puede tener desde el más humilde de los hombres hasta el más ilustrado.

 

La mejor forma de amar a esa patria es siguiendo  a su ciudadano más virtuoso, el cual les enseñará el cómo ser buenos para así lograr el país que “todos quieren”. Luego, todo buen revolucionario tiene que seguir el ejemplo de sus héroes, y vivir bajo su autoridad moral, y sobre todo la de su máximo héroe y “Líder Supremo” Hugo Chávez, (responsabilidad que ahora tiene Maduro). De esta manera Chávez convirtió la Patria en el bien más preciado, y como tal pudo exigir el sacrificio de sus ciudadanos ¡Patria o muerte!

 

La solución que plantea la oposición al problema es totalmente diferente pero en el fondo busca lo mismo: controlar la moral del venezolano. Se presenta a Capriles como un hombre infalible, que hará virtuosa la moral venezolana con educación y otra serie de políticas públicas beneficiosas basadas en su juicio moral.

 

Aquí surge el cuarto y último problema del buen ciudadano ¿Qué consideran Maduro o Capriles es un actuar virtuoso?

 

 Las virtudes y los valores son subjetivos. Tomemos como ejemplo un tema muy de moda estos días: la homosexualidad. Para algunos la homosexualidad es un antivalor y por tanto lo moralmente justo, es prohibir el matrimonio entre parejas del mismo sexo. Pero otros piensan que cada quien es libre de hacer lo que quiera con su vida y por ende el actuar virtuoso será permitir el matrimonio entre homosexuales, ¿Quién tiene la razón? Pues muy sencillo, quien tenga el poder. El principal interés del guía moral es que las cosas se hagan, si no se está de acuerdo con la ley o el fin que se busca simplemente usted actúa moralmente mal y por tanto se le debe obligar a actuar bien.

 

Para finalizar ¿Estamos los venezolanos condenados a seguir ciegamente los muy discutibles juicios morales de un individuo?  

 

No, los venezolanos debemos atrevernos a luchar para que nuestra moral pase de una intención subjetiva a un criterio objetivo, de políticas públicas a principios que se puedan aplicar a toda persona en cualquier momento o circunstancia, de leyes beneficiosas a leyes correctas.

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