LA MULTIPLICACIÓN DE PENES

Por Ricardo del Búfalo

@RDelBufalo

 

 

 

A diferencia de las millonas y la brillura, la multiplicación de los penes fue un claro error. Se nota que el tipo de verdad tuvo un lapsus y así como dijo la palabrita pudo también haber dicho otras que sonaran parecido: «Jesucristo, el primer socialista, multiplicó los penes… y las penas. Pero también hizo el primer trabalenguas: tú pesas a los peces que se pasan panes como penes… y después no me acuerdo más».
 
La insistencia en la falsa muletilla que le atribuye géneros a palabras neutras, como millones y millonas, cadetes y cadetas, tiene como propósito dar de qué hablar a la oposición, como parte de una estrategia de propaganda: estar en boca de todo el mundo. Pero la oposición cree que criticando al bigotudo hace su labor, cuando en realidad lo exalta, de la misma manera que un periódico que publica la noticia de un asesinato enfocándose en el victimario y no en la víctima acaba realzando su figura heroica, convirtiendo, como dice Roberto Briceño-León, la página de sucesos en la página «sociales» del malandro. En otras palabras, no hay nada que le beneficie más a Maduro que decir una estupidez.
 
Lo que realmente impresiona es el absurdo que nos impresiona y el cinismo con que los jerarquizamos. Si las matanzas en las cárceles no llenan más de 60 urnas, no merecen tanta atención como los gatilleros de Patria Segura. Y una pendejadita como lo de los penes, indigna más que el estado de esos cementerios que todavía insistimos en llamar hospitales. 
 
Parece que ya nos hemos adaptado a estas situaciones inadaptables, que hasta las justificamos con un resignado «estamos en Venezuela». ¿Que ahora están robando cabello? Eso solo pasa en Venezuela. ¿Supiste lo de la multiplicación de los penes? Qué se puede esperar de un presidente que no estudió. Y así vamos, buscando un nuevo absurdo que siga alejando ese llegadero al que hemos llegado tantas veces. 
 
Sin embargo, el uso de las y los, no solo es parte de una estrategia de propaganda sino de una estrategia política. A lo que apuestan estos perversos es a establecer una nueva normalidad donde tengamos la más mínima capacidad de asombro, para que no nos arrechemos por los asesinatos, pero sí por la escenita pornográfica de Los Juanes, por ejemplo. 
 
El reto es recuperar esa capacidad de asombro, arrecharnos porque haya un hueco en la calle, protestar por las colas en el supermercado, sorprendernos por esas pequeñas cosas que ya asumimos como normales. 
 
Eso es lo que tenemos que hacer, pero ya todos sabemos lo que va a pasar, porque estamos en Venezuela.

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