LA HERENCIA INOCULADA (Y LA PAZ UNIVERSAL)

Por Zakarías Zafra

@zakariaszafra

www.zakariaszafra.com

 

 

 

“Guardá ese carácter pa’ la guerra”

Sentencia popular

 

La agresión se tornó un juego. Una forma de relacionarse con el contrario. No hay un nosotros-todos. Somos dos aceras separadas: hay un duelo civil.

 

Al otro lado del mundo se filtra una amenaza de guerra. Estados Unidos se adjudica la arrogante “seguridad del mundo”. Siria es la cereza de la WWIII.

 

En Venezuela la expresión del contrario es una sociopatía. Ensañamientos verbales, ejercicios atléticos de juzgamiento: poco se puede debatir cuando el rencor es el herpes del discurso.

 

Todos los órdenes están invertidos. No queda ya un poco de cordura. El odio es una herencia estéril [inoculada].

 

2013. El año en que la paz nacional fue un deseo de misses.

 

El país está enfermo. (Excusas). (Insultos). El odio termina pervirtiendo todas las opiniones, deslegitimando las inquietudes, rebajándolas a un grito de condominio, a un insulto de mediodía en el tráfico. Hay sectores que no enuncian pensamientos, sino resentimientos.

 

Las descalificaciones distraen y emulan alegatos. El culpable es el que se queja, el que exige sus derechos. La infelicidad (y la condena) a los que piensan distinto. [El chivo expiatorio huele siempre a berrinche].

 

Subversión de webcam y chat en directo. Ideólogos de cibercafé, patriotas de pantalla y teclado de gel. “Guerrilleros de jardín” (nunca una frase fue tan acertada).

 

Quítales el gobierno, quítales el poder, quítales el ejército, y tendrás ciudadanos.

 

La inconformidad es espléndida y la crítica fructífera, pero el vejamen es el camino más corto. La izquierda solo sirve con mano izquierda.

 

—El mundo está en guerra. Vienen por nosotros: ¿Salimos juntos o van ustedes primero?

 

Nosotros-aquellos: no hagan del descontento una agresión permanente. Tienen el riesgo de convertir la libertad en un hecho de violencia, el diálogo en un holocausto de incomunicación.

 

La descalificación es el prólogo de cualquier opinión. El que disiente es una amenaza. La rabia del otro debe dar vergüenza.

 

La ignorancia genera dos cosas: insultos y plagios.

 

Rechazamos la guerra. Al menos ahí nuestras aceras se juntan. Para el nosotros-estos hay un desafío: no comprometer la decencia [ni la humanidad].

 

No es tan difícil. Es tan poco lo que hace falta para ser ciudadanos.

 

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