Crónicas críticas
Por Heymar Díaz Matamoros
Validar la fuente, verificar la hora, contrastar las imágenes. Una ojeada rápida a las cuentas que informan y la credibilidad de las mismas. Tomar una ducha, calzar bajo y cómodo (nunca se sabe cuando necesitarás correr) y salir.
Bordear las calles cerradas, negociar con quienes se mantienen en resistencia, mirar con desconfianza al motorizado, cruzar al otro lado de la acera si ves a un policía o a un militar.
Llegar a la estación de metro que aún no cierra, apretar fuerte la cartera; lanzarte escaleras abajo a toda velocidad pues el sonido avisa que viene el tren y te espera una batalla épica para entrar en este, pues corre el rumor de que suspenderán el servicio.
Hacer la cola, comprar lo que consigues, rogar porque te alcance con lo que queda en la cuenta y sonreír viendo el jabón: como no había de tocador llevas el azul (del que quedaban dos panelitas). Llamar a tus padres, ‘mantengamos el contacto, no sabemos qué es cierto y qué no lo es’.
Leer cinco cadenas y detenerte para analizar el vínculo: ‘el hermano del sobrino de la maestra de María le dijo al novio de la hermana de Javier’. Retroceder, dudar (¿enviar?); recordar cuando la televisión era la herramienta y repasar las melodías sensacionalistas de cada canal para presentar un avance noticioso relevante.
Morbo, nostalgia, incertidumbre
Llamar ‘¿ya vienes?’, preparar la cena, tratar de comprender lo que la suegra dice mientras toca cacerola, escuchar las sirenas, sonido de fosforitos que se confunden con disparos (‘del mismo modo y en sentido contrario’*). Las fotos, los vídeos, la frustración, el jabón azul. Las cadenas, los aplausos, la nostalgia; la cola, las medicinas, la incertidumbre. La escuela, el G2, el G8, los radicales; los tibios, los rojos, los fríos, los niños, las cuentas, se acabó el papel ‘toalé’; te quiero, hasta mañana.
Ver: Del mismo modo en el sentido contrario… https://www.youtube.com/watch?v=d5IK6Tg8T6E&feature=youtube_gdata_player
