Dos papas, dos santos

Por Andrés Abreu U.

@andresabreu

 

 

 

En semanas pasadas la iglesia católica celebró la canonización de dos papas: Juan XXIII y Juan Pablo II, quienes se convirtieron en nuevos santos de la iglesia.

 

Luego de un proceso largo y detallado, Juan XXIII y Juan Pablo II cumplen con todos los requisitos para ser llamados santos. En el caso de Juan Pablo II, el proceso de canonización fue el más corto de la iglesia católica debido a que el Papa Benedicto XVI comenzó el mismo en el año 2005 cuando muere Juan Pablo II, sin esperar los cinco años que se establecen para el inicio del proceso. De igual forma, el Papa Francisco eliminó el requisito del segundo milagro, por lo cual ambos papas habían cumplido el requisito del primer milagro; teniendo Juan Pablo II dos milagros reconocidos.

 

En lo que corresponde a Juan XXIII, se le atribuye la curación de sor Caterina Capitani en 1966, una religiosa napolitana que padecía una enfermedad incurable de estómago.

 

El 22 de mayo de ese año, las hermanas de la Capitani le colocaron a Caterina una imagen de Juan XXIII en el estómago. A los pocos minutos, la monja, a quien ya habían dado la extremaunción, se recuperó y pidió de comer. Con el reconocimiento de este milagro, Juan XXIII es beatificado, casualmente por Juan Pablo II en el año 2000.

 

A Juan Pablo II, por su parte, se le atribuyen dos milagros: En primer lugar, se le reconoció la curación, en el año 2005, de la monja francesa Marie Simon-Pierre, quien llevaba cuatro años padeciendo la enfermedad de Parkinson, casualmente el mismo mal que sufrió Juan Pablo II en sus últimos años.

 

La religiosa relata que en el 2005 la enfermedad empezó a empeorar al grado de no poder mover la parte izquierda de su cuerpo. Tras el anuncio de la muerte de Juan pablo II, el 2 de abril de 2005, monjas de Francia y África le pidieron la curación de Simon-Pierre.

 

Entonces, el 1 de junio de 2005 la monja se dio cuenta que todos los síntomas del Parkinson habían desaparecido, inclusive después de haber dejado de cumplir el tratamiento asignado por su médico.

 

Posteriormente, llegó la costarricense Floribeth Mora, quien se curó sin una explicación científica de un aneurisma cerebral irreversible que le fue diagnosticada en abril de 2011.

 

Un mes después, en mayo, siguió por televisión la beatificación de Juan Pablo II y al día siguiente escuchó una voz en su dormitorio que le decía: «levántate». Meses más tarde, los doctores confirmaron la cura de la paciente.

 

En cuanto a los días escogidos para la veneración de los nuevos santos, fue escogido el 11 de octubre para San Juan XXIII en conmemoración a la apertura del Concilio Vaticano II en 1962. Mientras que el 22 de octubre será el día de San Juan Pablo II, en memoria del 22 de octubre de 1978; fecha en que inicia el pontificado de Karol Wojtyla.

 

Muchos afirman que la canonización de Juan Pablo II esconde un matiz político, debido a que los polacos ven en él al santo que los protegerá del «Mal del Este», refiriéndose a Rusia y haciendo alusión al papel que jugó el Papa Juan Pablo II en la lucha contra el comunismo.

 

Lo que si es cierto es que se trató de una ceremonia sin precedentes, donde en presencia del Papa emérito Benedicto XVI, dos papas presenciaron la canonización de otros dos antecesores.

 

«En honor de la Santísima e Indivisible Trinidad, para exaltación de la Fe católica y el incremento de la vida cristiana, con la autoridad de Nuestro Señor Jesucristo, de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, y la Nuestra, después de la debida reflexión y la oración frecuente implorando la asistencia divina, y después de haber oído el parecer de muchos de nuestros hermanos en el episcopado, declaramos y definimos Santos a los beatos Juan XXIII y Juan Pablo II y les inscribimos en el catálogo de los Santos, decretando que sean venerados como tales por toda la Iglesia. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.» Papa Francisco al momento de la canonización.

 

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