Las emisoras del odio

Por María Teresa Urreiztieta V.

@mturreiztieta

 

 

 

(Este artículo fue publicado en El Nacional el 21 de abril 2006)

 

A 20 años del genocidio de Ruanda

 

Como escrito ayer…

                                                 

Lacera la atmósfera de violencia y odio que se respira en el país. Nos traspasa, nos hiere en lo más profundo. Divisiones, rupturas, separaciones; resentimientos, conjuras, venganzas; violencia extrema, odio social. Desde una mirada psicosocial, el odio al adversario, al que se le ha definido como enemigo y/o amenaza, se desliza peligrosamente por estas pendientes cuyos abismos están decantando en una profunda anomia social. Lo sabemos, lo estamos viviendo dramáticamente como nunca antes.

 

¿Radio-Ruanda en Venezuela?: En la excelente película “Hotel Ruanda” (2004), se muestra el papel de la radio como instigador de odio al contrario, como elemento clave del genocidio acaecido en esa martirizada nación. En las emisiones diarias, se llamaba incesantemente a «erradicar la invasión asesina de los tutsis», lo cual contribuyó de manera significativa a prender la masacre que arrasó con este grupo de la población.

 

Quiero alertar cómo en nuestro país algunas emisoras de radio y televisión (a favor o en contra del gobierno) están desarrollando diligentemente esta tarea sin ni siquiera imaginarse -¿o sí?- las graves consecuencias que puede tener su peligrosa diatriba en contra de la amenaza del “bando” contrario. En su programación se escuchan, con pasmosa e impune frecuencia, insultos, mentiras, calumnias, burdas distorsiones de los hechos; editando, ocultando, resaltando a conveniencia los sucesos, a la vez que se va ametrallando con la palabra cualquier asomo de cordura, de civilidad, de diálogo.

 

Las emisoras de la irracionalidad: Dos casos: Últimamente he puesto mucha atención a ciertos programas de una emisora “popular” que muestra franco apoyo al gobierno, en la que se propaga el desprecio más profundo al contrario, al burlarse, culpar, insultar con saña, con nombres y apellidos, a dueños de canales, integrantes de partidos políticos, líderes sociales, hasta llegar a insinuar su eliminación “a como de lugar”. Están constantemente señalando a los otros, que piensan distinto -reproduciendo frases calcadas del Presidente de la República-, como los temibles enemigos de la revolución, metiendo a todo el que es de opción contraria en el mismo saco de la amenaza a eliminar.

 

Por otro lado, en un destacado programa de una ultra conocida estación de televisión claramente adversa al gobierno, escuché con asombro e indignación cómo se relataban a conveniencia los hechos de la dispersión, con bombas lacrimógenas, del acto de duelo por el asesinato de los Faddoul-Rivas que se desarrollaba entre la Plaza Altamira y la avenida Francisco de Miranda al día siguiente de saberse la fatal noticia. Los conductores del programa destacaron insistentemente la “violencia salvaje” con la que la Guardia Nacional arremetió en contra de la “pacífica y civilizada” manifestación. Se quedaron allí, cacareando, distorsionando, simulando indignación, vociferando con rabia, manipulando los hechos de manera vil. No relataron, ni mostraron quiénes y de qué lado comenzó la violencia. Sabemos que los manifestantes “pacíficos” fueron quiénes arremetieron primero contra la Guardia Nacional con una intensa y peligrosa lluvia de piedras y botellas. Una honesta señora contó: “Hay que reconocerlo, de este lado comenzaron las agresiones”. Luego, tuve la oportunidad de ver un video casero que me dejó helada, porque mostraba lo que se ocultó en la TV, confirmando lo que expresó la señora aludida.

 

¿Una sociedad atrapada en las tinieblas del resentimiento y del odio?: El odio, el desprecio profundo hacia el otro, sólo siembra tinieblas en la población. Tinieblas que ya están aquí bajo la forma de atentados, secuestros, sicarios, escuadrones de la muerte, masacres cotidianas en nuestros barrios. Tinieblas que están mostrando hasta dónde pueden llegar los ríos de sangre. De sangre inocente e indefensa. Pensar que tenemos dirigentes, colegas, compañeros de trabajo que apoyan seguir armando a la población civil más de lo que está. La cultura de la violencia y la muerte es producto del abismo cavado por nuestra insensatez e inacciones.

 

¡Por Dios, Presidente de la República!, conductores de los medios, educadores, madres y padres, líderes de la sociedad: ¿Adónde creen que va a ir a parar toda esta fuerza de odio desatada?

 

(Visited 48 times, 1 visits today)

Guayoyo en Letras