Échale Color, integración a través del arte

Por Mónica Duarte

@m01n1ta

 

 

 

Solemos subestimar las apariencias, vemos como vanidosos aquellos que se preocupan por la estética y creemos irrelevante que algo sea bonito o feo, colorido o gris. Pero no es así, está más que comprobado, a través de la psicología del color, que un poco de brillo y esmalte pueden cambiar la percepción del entorno en que se vive. Y, por si esto no fuera poco, hay organizaciones que buscan llevar a cabo proyectos comunitarios que, más allá de pintar casas, logren unir a la sociedad y materializar trabajos en equipo de forma sencilla.

 

Así nace Échale Color de la mano de la ONG Somos Posible y como un hijo pequeño de Paz Con Todo, programa del que hoy se independiza y pasa a ser hermano. Una propuesta artística que busca integrar a la comunidad a través de algo tan simple como unos brochazos de color en las fachadas de las casas.

 

Este proyecto logra generar un capital social a través de la organización comunitaria que se desenvuelve alrededor de una intervención decorativa. Échale color ha logrado integrar a voluntarios externos, comunidades populares, organizaciones sociales e, inclusive, un par de estrellas de televisión para pintar casas en 5 ocasiones diferentes. Esta vez, Oriana Herrera, Coordinadora de Comunicaciones de Somos Posible, se tomó un café con Guayoyo en Letras y nos comentó todos los detalles de la próxima intervención en Baruta, este 25 y 26 de octubre de 2014.

 

Guayoyo en letras: ¿cómo comienza Échale color?

Oriana Herrera: Échale color nace en el 2011 como una iniciativa de Paz con Todo. Se comienza visitando Petare, el barrio José Felix Rivas, y allí se hace la primera intervención. ¿Qué es échale color? Es un programa donde buscamos la integración comunitaria a través de una propuesta artística cargada de color, un programa que dura varios meses de trabajo en donde no simplemente vamos a pintar. El pintar es el ejercicio práctico de lo que realmente es el programa, porque nosotros vamos y hacemos talleres de formación junto a la comunidad. Y, al final, se hace un proyecto concreto. De esto queda el aprendizaje de que si nos integramos como comunidad podemos hacer un échale color o cualquier otro proyecto.

 

G.L.: Es decir, lo trabajan todo con la comunidad, no llegan directo a la pared.

O.H.: Para nada. De hecho, la misma comunidad es la que decide cuál es el diseño, cuáles son los colores, todos tienen que estar de acuerdo en pintarlo porque es una intervención que se hace a toda la comunidad, si hay una casa que no quiere se daña la propuesta artística. Entonces, es todo un proceso complejo.

 

G.L.: ¿Cómo contactan a las comunidades?

O.H.: Hay varias maneras. Lo primero es que nosotros vemos una comunidad que tenga ciertas características. No puede ser demasiado grande porque no hay capacidad para intervenir una comunidad inmensa. A parte, tenemos que ir a contactar primero a los líderes comunitarios que normalmente son los del consejo comunal, una vez contactados la primera presentación se la hacemos a ellos. Ellos convocan una asamblea con todos los vecinos y se presenta el proyecto a todos. Esa es una opción, o también una comunidad donde ya hayamos intervenido, otra persona pase y diga “quiero esto para mi comunidad”.

 

G.L.: ¿Ya les ha pasado eso?

O.H.: Nos está pasando, en la cota 905, que intervenimos el año pasado, las comunidades vecinas ya nos están escribiendo, pasan por San Miguel I y quieren lo mismo en sus comunidades. El próximo lo haremos en Baruta pero ya nos están empezando a contactar por esto.

 

G.L.: ¿Cómo desarrollan las propuestas artísticas?

O.H.: Tenemos una firma de arquitectos que son aliados de nosotros, VODO Arquitectos, ellos son los encargados de diseñarlo. Van a la comunidad, toman fotos, levantan planos y hacen fotomontaje con una propuesta artística diferente para cada intervención.

 

G.L.: ¿Pero todas llevan la misma línea?

O.H.: Sí. Todas las propuestas son muy coloridas, tienen figuras geométricas, tienen que integrar a toda la comunidad. Hay características que son estándar y otras que pueden variar. Puede cambiarse el color, las figuras, pero sí tenemos ciertas normas fijas.

 

G.L.: ¿Y no han pensado en cambiarlo, quizá experimentar un poco más con las intervenciones?

O.H.: Por los momentos no, porque lo distintivo de Échale color es justamente esto. Pintar una pared, hacer un mural o escribir una frase se hace. La diferencia de Échale color es que las propuestas artísticas integran a toda la comunidad, una sola casa pintada no genera el impacto que genera ver toda la comunidad. De hecho, se busca cortar con las líneas de separación entre las casas para que se vea la comunidad como un todo. A demás, el usar figuras geométricas ya se está haciendo marca de nuestro proyecto. Aunque a veces se va a la comunidad y ellos piden hacer un mural u otra cosa, pero se les explica y no solo aceptan sino que, como son participes del diseño, de los colores, lo hacen su proyecto.

 

G.L.: ¿Cómo manejan la logística de las intervenciones?

O.H.: En cada intervención tenemos a más de 200 voluntarios, en su mayoría jóvenes, que van a la comunidad y participan. Otra cosa fundamental del proyecto es que no hacemos intervenciones si la misma comunidad no es partícipe, y por eso antes de ir a pintar se hacen talleres y asambleas.

 

G.L.: ¿Qué tipos de talleres hacen?

O.H.: Hemos hecho talleres de acuerdos de convivencia, resolución de conflicto, manejo de emociones y comunicación afectiva. Esos son los talleres de contenido y además tenemos otros dos talleres que hacemos junto a aliados. Con Pinturas Corimon hacemos el taller de limpieza de fachadas y preparación de pinturas, y uno de frisado. Para los talleres de contenido hemos contactado a Superatec que son especialistas en educación.

 

G.L.: ¿Qué papel tienen los voluntarios dentro de Échale Color? ¿Están solo el día de la intervención?

O.H.: No. Por ejemplo, en estos momentos tenemos a dos chicas que están coordinando este Échale color de manera voluntaria, son las encargadas de ir constantemente a la comunidad. Siempre buscamos esos voluntarios más comprometidos e involucrarlos de más maneras, más allá de ir un día a pintar, que tengan roles más importantes porque además confiamos en el poder del voluntariado. De hecho, los que hacen la propuesta artística, la firma de arquitectos, también lo hacen de manera voluntaria.

 

G.L.: ¿Todas las intervenciones anteriores se han mantenido?

O.H.: Lo que nosotros hacemos es intervención en pintura, es fachada, la más antigua es de 2011. Obviamente hay algunas partes que están un poco deterioradas, pero algo muy grato es volver a la comunidad y ver como la cuidan. Los mismos jóvenes se preocupan en cuidarla y que la misma comunidad no la grafitee y no le haga daño. Al ser ellos mismos los que pintan, eligen los diseños y participan en los talleres, se involucran con el proyecto.

 

G.L.: ¿Consideras, entonces, que hay un compromiso con el proyecto?

O.H.: Sí, en el último Échale Color en Bello Campo, Chacao, nos pasó que llegó un autobús de vecinos de la cota 905, donde ya habíamos trabajado, a pintar. Ahora, no solo son voluntarios los jóvenes que se inscriben sino que están participando las familias que han sido beneficiadas en los anteriores Échale Color. Para este próximo los líderes comunitarios anteriores se están poniendo en contacto sin intervención de la organización para participar. Esto va a seguir como una bola de nieve que se va agrandando, el proyecto por sí mismo tiene vida. Logramos que no solo se integren las comunidades internamente sino que se integraran unas con otras, algo que ni siquiera habíamos planeado.

 

G.L.: ¿No han pensado hacerlo en zonas que necesiten intervenciones y no sean populares?

O.H.: No, por los momentos solo intervenimos comunidades en situación de pobreza. Buscamos esto porque por las mismas características de su población, como han sido pobladas y como se han organizado, les hace falta muchísima integración entre ellos.

 

G.L.: ¿Cómo es el itinerario de los dos días de intervención?

O.H.: Lo primero es llegar a la comunidad, nos reunimos todos los voluntarios, esperamos a las familias y hacemos una actividad de integración. Lo siguiente que se hace es la maqueta con tirro, de lo que se quiere pintar. Se divide la comunidad por zona y el voluntario que dirige a esa zona es un estudiante de arquitectura, diseño o urbanismo, es decir, un voluntario especializado en este tema para que pueda saber qué hacer si hace falta replantear algo. Se hace el diseño, se ve que quede bien y, luego, se comienza a pintar. Son dos días de pintura y siempre cerramos con una fiesta. Una hora de música, bailamos, hacemos un globazo, una celebración porque logramos todo un fin de semana trabajar en conjunto. Se vive unos días llenos de alegría, música, color, esperanza, y va mucho más allá de pintar, eso es solo el ejercicio práctico de todo lo que se aprende.

 

G.L.: ¿Tienes alguna anécdota que te haya impactado a través de estos programas de Échale Color?

O.H.: Lo más impactante fue cuando llegó la Sra. Ana Meza, la líder comunitaria de la Cota 905, a Bello Campo. Ella llegó despertando a la gente, llamando sin conocer a nadie, nos dio un poco de miedo. Salió Yolanda, la líder comunitaria de Bello Campo, y le dio la bienvenida, ahora son amigas. Nosotros decimos que si logramos esto entre personas diferentes, que viven en lugares alejados, se puede lograr con muchísima más gente en muchos espacios. Ese calor humano que se vive el fin de semana y en los talleres previos es algo muy rico.

 

G.L.: ¿Hay algún otro proyecto social que los inspire?

O.H.: En Venezuela se están haciendo cosas muy buenas en muchos ámbitos, casi cualquier tema pudiese despertar interés a involucrarse. Tenemos muchas organizaciones amigas, TECHO Venezuela, Doctor Yaso, La rana encantada, Superatec, Deporte para el desarrollo, por la Caracas Posible. En el mundo de las ONG siempre se conocen porque te involucras y trabajas en alianza.

 

G.L.: ¿Hay algún proyecto que aún no han hecho y deseen realizar como ONG?

O.H.: Desde Vamos inspiramos a los jóvenes y buscamos vincularlos positivamente con sus sueños. Ahora estamos en la primer parte, en el diseño, de una plataforma tecnológica donde los jóvenes puedan plantearse su gran sueño, dividirlo en metas y realizarlo a través de un administrador de metas y sueños. Eso va a ser una página web juvenil donde el administrador va a ayudar a plantearte metas, hacerle seguimiento y donde haya una red social que permita interactuar con otros jóvenes que tengan un sueño parecido al tuyo. Los jóvenes, sobre todo los venezolanos, tenemos derecho a soñar en grande y a alcanzar esos sueños.

 

G.L.: ¿Cómo sería la Caracas ideal desde la perspectiva de Échale Color?

O.H.: Sería una ciudad muy integrada, con mucha alegría, muchísimo color. Sería una Caracas donde exista la posibilidad de ponerte de acuerdo, desarrollar proyectos en conjunto, de trabajar sin distinciones por tu comunidad, tus calles, por tu bienestar. Definitivamente sería una Caracas más vivible y llena de color.

 

G.L.: Si tuvieses que elegir un lugar ideal para realizar un Échale Color ¿Cuál sería?

O.H.: Por los momentos las hemos hecho en las que creemos que es más importante hacerlo, que tiene mayor impacto y es más manejable en términos de la capacidad del programa y lo que se quiere hacer. Pero soñando, así en grande, me imagino todo un Petare, Cota 905 o San Agustín que tú puedas verlo y esté lleno de color artístico e integrado. Y, también me gustaría que pudiésemos crecer hacia el interior del país, hacer un Échale Color al mes.

 

G.L.: ¿Cuál es el mayor reto que se les ha presentado?

O.H.: Lo más difícil es entrar en la comunidad. La primera reacción nunca ha sido “Me encanta eso que me traes”, jamás. Siempre es escepticismo “esto es mentira, ¿con qué otra doble intención vienes? ¿Quién eres tú?”. La primera impresión siempre es negativa, y el trabajo más duro es romper esa barrera, que empiecen a confiar en nosotros. Eso se va ganando poco a poco, cuando hacemos los talleres se empiezan a sumar. El sentimiento más rico es cuando terminamos y ya te preguntan cuándo vuelves, porque entienden que nuestra meta es la integración comunitaria y se logra cuando trabajamos en conjunto. Y otra cosa difícil es el dinero, trabajamos a través de donaciones pero es un proyecto costoso, tenemos aliados pero siempre es difícil conseguir todo el dinero para hacer un échale color, es nuestro mayor limitante.

 

G.L.: ¿Cómo definirías en una frase todo el espíritu de Échale Color?

O.H.: Una comunidad unida, alegre, pintando para derrumbar barreras. Y con comunidad me refiero, no solo a un espacio físico, sino a la sociedad que somos, a toda Venezuela.

 

Échale Color ganó, este año, el premio “Programa de desarrollo comunitario por la caracas posible”. Sin duda, es una iniciativa que tiene mucho para ofrecer. Te invitamos a que los sigas en sus redes sociales por:

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Web: www.somosposible.org

Instagram: @Echale_Color

 

 

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Guayoyo en Letras