Reyhaneh Jabbari: Un caso que movió al mundo

Por Andrés Abreu Urdaneta

@andresabreu

aabreu@guayoyoenletras.com

 

 

Este sábado en Irán fue ejecutada por ahorcamiento Reyhaneh Jabbari, tras ser declarada culpable de asesinar a su presunto violador, Morteza Abdolali Sarbandi, ex agente de inteligencia iraní. Jabbari, de 27 años, había sido detenida en 2007 y condenada en 2009 a la pena capital.

 

Sarbandi habría contactado a Jabbari, quien era diseñadora de interiores, para discutir algunos temas de trabajo según relata el diario The Telegraph. Sarbandi llevó a Reyhaneh a un apartamento donde presuntamente abusó de ella. En ese momento es cuando Reyhaneh lo apuñala por la espalda, causando su muerte. Al momento de su investigación, la mujer iraní habría confesado el asesinato, realizado en defensa propia. Sin embargo en ese momento no se encontraba presente ningún abogado.

 

Por otro lado, Reyhaneh Jabbari declaró que en el apartamento se encontraba una tercera persona que también estuvo implicada en el homicidio, aunque no fue identificada según estableció el hijo mayor de Sarbandi, Jalal Sarbandi.

 

En 2009, la corte declaró a Reyhaneh Jabbari culpable de homicidio premeditado ya que, según establece la decisión, habría comprado el cuchillo dos días antes, y tres días antes habría escrito un mensaje de texto a un amigo manifestando su intención de matar a Sarbandi. Según la corte, “las heridas con cuchillo se produjeron por la espalda, lo que demuestra que no se trató de un acto en defensa propia”.

 

A pesar de haber sido condenada en 2009, la ejecución no se realizó sino hasta que el Tribunal Supremo iraní ratificó la sentencia en 2014, enviando entonces el caso a la Oficina de Ejecución de Teherán.

 

Según Amnistía Internacional, Jabbari fue recluida, durante los dos meses siguientes a su detención, en régimen de aislamiento, sin acceso a su abogado y además afirma haber sido torturada. De igual forma establecen que la investigación del caso no fue llevada debidamente, por lo que surgen muchas dudas en cuanto a las circunstancias del homicidio, considerando que la relación de la víctima con el Ministerio de Información de Irán habría parcializado el proceso en contra de Jabbari.

 

Un punto importante en este caso es que Jabbari fue condenada por lo que la Sharia (ley islámica) establece como qesas o qisas, que son castigos aplicados al asesinato o asalto agravado. El qisas otorga a la familia de la víctima el derecho a la retaliación, pero ofrece tres opciones: Insistir en el castigo, aceptar una indemnización, o perdonar al criminal evitándole así la pena de muerte. Es decir, la familia de Morteza Abdolali Sarbandi tuvo siempre la opción de perdonar a Reyhaneh y salvarla de la ejecución.

 

Al respecto, Jalal Sarbandi, hijo mayor de la víctima, declaró que “solo cuando sus verdaderas intenciones (refiriéndose a Reyhaneh) estén expuestas y ella diga la verdad acerca de su cómplice y lo que realmente pasó, estaremos preparados para conceder la misericordia”. De igual forma le exigió que contara “la verdadera versión de los hechos si quería vivir”.

 

El caso de Reyhaneh Jabbari le dio la vuelta al mundo luego de que su madre comenzara una campaña en Facebook para evitar su ejecución. El 29 de septiembre, contó que Reyhaneh la había llamado para decirle que la trasladaban a la prisión de Rajaishahr para ejecutarla al día siguiente. La madre contactó a las autoridades de la prisión, quienes confirmaron la ejecución y le dijeron que acudiera el 30 de septiembre para “llevarse el cadáver”. Sin embargo, la ejecución fue aplazada, posiblemente por lo masivo que se volvió el mensaje de su madre en la red social.

 

En ese momento se encendieron las alarmas internacionales. Amnistía Internacional y Human Rights Watch pedían la cancelación de la condena, la Unión Europea instó a las autoridades a revocar la decisión y llevar a cabo un nuevo proceso judicial, más de 250mil personas firmaron una carta impulsada por la organización civil Avaaz para solicitar la suspensión de la ejecución. De esta forma el mundo se enteró de lo que sucedía en Irán y levantó su voz en contra de esta ejecución.

 

La ONU también instó a que se suspendiera la ejecución de Reyhaneh, argumentando que parte de la acusación contra la joven iraní se había basado en una confesión obtenida mediante torturas.

 

Otro punto destacable es que según informes de Amnistía Internacional, el 14 de septiembre de 2014 las autoridades judiciales presionaron a Jabbari para que apartara del caso a su abogado Mohammed Ali Jedari Foroughi, dejando en su lugar a un abogado sin experiencia. La intención de esto sería desmontar los intentos del nuevo abogado para lograr una investigación sobre la presencia de otro hombre en el apartamento, lo cual podría exculpar a Jabbari.

 

En Irán, la cifra de ejecuciones ha ido incrementándose vertiginosamente, sumando este año 250 ejecuciones según la ONU. Estas ejecuciones muchas veces responden a delitos relacionados con drogas o de tipo político. De igual forma, se conoce que estos procesos son llevados de manera injusta, siendo frecuentemente juicios sumarios de escasos minutos, negando el derecho a la defensa del acusado.

 

Los acusados muchas veces son recluidos durante largo tiempo sin tener acceso a ningún abogado, siendo objeto de torturas y tratos crueles como es el caso de Reyhaneh Jabbari. Sin embargo, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticas, del cual Irán forma parte, establece en su artículo 14.3 que “Durante el proceso, toda persona acusada de un delito tendrá derecho, en plena igualdad, a las siguientes garantías mínimas: b) A disponer del tiempo y de los medios adecuados para la preparación de su defensa y a comunicarse con un defensor de su elección”

 

La ejecución de Reyhaneh Jabbari parece responder, más allá de un asesinato, a una decisión política que parcializó el caso en contra de esta joven. Si se hubiese tratado de un ciudadano común en lugar de un ex funcionario del gobierno, ¿La decisión habría sido distinta? No es posible determinarlo, pero si es posible adelantarse y establecer que las investigaciones quizás se hubieran realizado de manera correcta, garantizando así la efectiva defensa de Reyhaneh Jabbari, quien hoy pasa a ser parte de la larga lista de ejecuciones injustas llevadas a cabo en Irán.

 

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