¿Un Chávez en La Moncloa?

Por Daniel González González

@GonzalezGDaniel

 

 

 

Se llama Pablo Iglesias y es el líder de Podemos en España. El pasado sábado 15 de noviembre pronunció su primer discurso como secretario general de esa formación política y en esa proclama inicial dijo: “Podemos no es un experimento político, Podemos es el resultado del fracaso del régimen de oligarcas”. ¿Les suena conocido el discurso a los de este lado del charco?

 

España es hoy un hervidero. El paro se elevó de 8,01% en el primer trimestre de 2007 a 23,67% en el segundo trimestre de este año, cuando más de 5 millones de españoles estaban desempleados. A Jordi Pujol, expresidente de la Generalitat de Cataluña, se le vincula con casos de corrupción y con la titularidad de cuentas en paraísos fiscales. El caso podría elevarse a unos 3.000 millones de euros, según el diario ABC. Por si fuera poco, el actual presidente de la Generalitat busca la independencia de España de esa comunidad autónoma que genera casi el 20% del PIB español. Así las cosas y con miras a hacerse del palacio de La Moncloa en las elecciones generales de diciembre de 2015, Iglesias busca iniciar “un proceso constituyente para abrir el candado del 78 y poder discutir de todo”.

 

Cuando Hugo Chávez cobró fuerza en la política venezolana, en los últimos años de la década de los 90, prometió la transformación del Estado a través de una Asamblea Nacional Constituyente, que tras el referéndum de abril de 1999 y la aprobación de más del 80% de los que asistieron a votar –debe recordarse que apenas asistieron a las urnas el 37,65% de quienes podían votar-, se instaló en Caracas con poderes supraconstitucionales el 03 de agosto. ¿Su fin? Crear una nueva constitución y refundar el Estado. ¿La realidad? La peor estafa que se le pudo hacer a la tierra de Bolívar convalidada por los descontentos eternos. La gente como Chávez e Iglesias, quienes se creen superiores y dueños de una moral inquebrantable, piensan que a su alrededor no pueden resurgir los males del pasado, como la corrupción. Todos son corruptos, menos ellos y su entorno que se asumen incorruptibles, pero lo cierto es que la razón la tiene Esperanza Aguirre, presidenta del Partido Popular español en Madrid, quien en un debate con Iglesias transmitido por la Sexta le espetó: “Nadie, ninguna institución, ni siquiera Podemos, ya lo verá usted, está libre de que en su seno aparezcan personas corruptas”. ¡Qué lo diga el PSUV acá en estas tierras caribeñas!

 

La intervención de Iglesias estuvo encendida de mensajes contra el modelo vigente y el bipartidismo (PP y PSOE), algo así como los discursos de Hugo Chávez contra Acción Democrática y Copei previos a las elecciones de 1998. Entre los invitados internacionales, se dice que se dejaron ver los sempiternos izquierdosos de América Latina. Según El País, al acto se dieron cita los embajadores de Bolivia y Nicaragua, miembros de las embajadas de Ecuador, Argentina y cómo no, Venezuela, el pueblo kurdo y Palestina.

 

Ya algunos empiezan a hacerle carantoñas al nuevo líder. Una periodista de El País escribió el mismo 15 de noviembre, refiriéndose a los que debían temerle a él y a su organización: “Con su puesta en escena tranquila, extremadamente contenida, ha aclarado quién debe temer a Podemos: la casta, los poderes financieros, las marionetas sin rostro, los que no pagan impuestos…” En este análisis titulado ¿Quién teme a Podemos?, Anabel Díez, escribe algo preocupante para la estabilidad de España y los españoles. “A más advertencias y descalificaciones hacia Podemos por sus vinculaciones con la Venezuela de Chávez, más apoyos ha ido cosechando si se observa lo que ha ocurrido desde las elecciones del 25 de mayo hasta los sondeos de hace unos pocos días”.

 

Lo cierto es que la puesta en escena apenas comienza. Falta más de un año para las elecciones generales españolas y desde acá, desde la tierra donde se ha cometido uno de los peores timos de la historia, espero que en Europa prive el buen juicio y un Chávez no camine nunca por el palacio de La Moncloa. Mírense en este espejo de miserias, escasez, colas, inseguridad, inflación y chapucería por doquier. Un cementerio de más de 916 mil kilómetros cuadrados de promesas incumplidas. Dios quiera no resuelvan hacer como los venezolanos hace más de 15 años, quienes hastiados del bipartidismo y el pacto de Punto Fijo, fueron a las urnas y decidieron cambiar una mierda por una cagada.

 

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