Alfredo Yanez: “Las primarias son un proceso de intercambio y encuentro”
Por Mónica Duarte
@M0n1k1ta
Alfredo Yánez Mondragón, escribió en 2011 el libro “Primarias: un ejercicio ciudadano”, a meses de las elecciones primarias del año 2012, cuando el país necesitaba de un liderazgo que enfrentara al gran fenómeno monopolizador del gobierno. Con prólogo de Ramón Guillermo Aveledo, y muy apoyado por candidatos como Diego Arria y José Manuel Hernández (Q.E.P.D.) de El Hatillo. Hoy, hay cierta relación con ese escenario, los partidos de una alianza opositora pretenden elegir unos líderes locales sin estar en sintonía con la realidad del país. En solo 38 circuitos de Venezuela se plantean realizar procesos de primarias mientras que se defiende y discute, al mismo tiempo, la pertinencia y necesidad de unas elecciones previas.
Guayoyo en Letras conversó con Alfredo Yánez, que desde su visión de un ciudadano más, nos explica el porqué es necesaria una lucha política medible en la actualidad, que ya se aleja de los resultados de las últimas elecciones, y que sea concreta más allá de las “promesas y visitas a los barrios”.
Guayoyo en Letras: ¿Por qué decidió escribir el libro de las primarias en su momento?
Alfredo Yánez: En 2011 estábamos en una coyuntura alrededor del proceso electoral del año 2012
Y se prefiguraba algunos nombres, un quinquenio entes habíamos vivido todo el drama de las candidaturas para 2006 en la que estaban, a final del juego, Manuel Rosales, Teodoro Petcoff y Julio Borges, y en aquel momento privó la tesis del consenso que dejó algunos sinsabores. En 6 años se presentaron diversas situaciones y los nombres que salían estaban frente al fenómeno electoral Hugo Chávez. Se necesitaba resolver el tema del liderazgo y la tesis de las primarias en el país comenzó a tener cierta resonancia. Ya en 2010 se planteó un proceso de primarias en 22 circuitos para candidatos a diputados que, de alguna manera, incentivó la participación. Con esos insumos creí que valía la pena comenzar a hablar de primarias. El libro sale a la luz entre 6 y 8 meses antes del proceso del 12 de febrero, porque entiende al proceso no como un método de selección del candidato sino como una herramienta estratégica en la lucha política. Esa fue la motivación, plantear las primarias como una posibilidad de trasformación de la vida política del país. En el libro se habla mucho más allá de ir a votar el día señalado, sino un proceso de intercambio y encuentro para conseguir soluciones, de tal manera que se ventilaran los temas nacionales y el país se fuese entusiasmando. Eso no ocurrió así, ni tampoco ocurrió la rendición de cuentas ni trabajar mancomunadamente unos con otros.
G.L.: ¿Qué reacciones provocó el libro al salir?
A.Y.: Fue un libro medianamente clandestino. No estaba en sintonía con el proceso político que se estaba viviendo, está escrito en perspectiva, en futuro, que se suponía podía acompañar al proceso. Aunque no fue así porque los candidatos a primarias de 2012 estaban más en la onda de una campaña electoral de los años 70, no entendieron la necesidad que las primarias no era una evento para protagonistas sino un protagonismo para el ciudadano. El libro rompía la estrategia de marketing político de una contienda de slogan, jingle y afiches, y pretendía profundizar la realidad del país en términos de ideas.
G.L.: Entonces, al no cumplir con la perspectiva del libro, se predijo lo que podía pasar
A.Y.: No sé si deba verse de esa forma, quizá sí. Lo cierto es que el libro hoy cobra cierta vigencia. La primaria, desde la parte conceptual en el país, cobra una fuerza gigantesca si se entiende como posibilidad de encuentro ciudadano, como necesidad de reconocernos y de respeto a la voluntad de la gente, respeto a la majestad del cargo que se quiere obtener. Por ejemplo, si se es candidato a diputado, lo lógico es que se rindan cuentas, y eso no ha ocurrido con la mayoría de los ganadores de primarias de 2010. Peor aún, muchos de los que ganaron como diputados salieron corriendo a inscribirse en otras primarias para ser alcaldes o gobernadores.
G.L.: ¿Y cómo devolver la confianza al ciudadano en que las primarias sí sean una herramienta de transición?
A.Y.: Se ha debido hacer un trabajo sistemático de instrucción. Nuestro país está criado y amamantado con el tema de la votación, aquí se vota por todo, estamos educados para votar. Entonces, tenemos que educarnos para un proceso político que implique la posibilidad de elegir, generalmente votamos pero no elegimos ni decidimos. ¿Cómo lograra la efectividad del proceso de primaria? Tenemos que formarnos en un proceso complejo que tiene a la primaria como uno de sus elementos, así como la redición de cuentas, la auditoría, contraloría, el debate y la posibilidad de interacción. Yo veo con tristeza que la comisión de primarias de la MUD (Mesa de la Unidad) no haya elaborado una posibilidad de seguimiento y reencuentro entre las premisas de la vida política del país, para que cuando estuviésemos en esta fecha no se tuviera que debatir sobre el proceso.
G.L.: ¿Por qué no es posible llegar al consenso en ciertos lugares y primarias en otros? ¿Por qué es necesario tener primarias en todo el país?
A.Y.: Yo no sé si son necesarias en cada circuito particular, habrá que buscar unos estudiosos que desde fuera de la instancia MUD lo expliquen. Porque esos partidos políticos que la conforman están dentro de la institucionalidad del país que ya no tiene total representatividad. En consecuencia, que los partidos políticos sean los que decidan en donde se va a primarias no es visto con buenos ojos por la sociedad. Lo más conveniente es someter al arbitrio de toda la sociedad, independientemente de que haya circuitos con menos intención de voto opositor, esas propuestas que ayudarían a limar asperezas. Porque, al recurrir al consenso, los sectores que no se sienten representados o no van a participar o participan con iniciativas particulares y divisionistas.
G.L.: Entonces, ¿el consenso podía terminar en más división?
A.Y.: El consenso es válido, la política es el arte de los consensos. En los parlamentos del mundo hay diversidad de posturas y, gracias al consenso y el debate, se llega a los acuerdos. El detalle está en quiénes logran el consenso. Y, como la institucionalidad en Venezuela está diezmada, se deben hacer mayores esfuerzos para llegar al consenso. Si se recurre a los elementos negativos, como el costo de la primaria, el ahorro de energías, el desgaste, habría que buscar otra fórmula para un consenso amplio, plural y suficiente marcado en torno a criterios más allá de los números de la votación más reciente, que ya no es representativa. Así que, en resumen, yo me quedo con las primarias en todos los lugares.
G.L.: ¿Cómo ve el uso del sector oficial de la herramienta de primarias?
A.Y.: Ellos la atienden como una herramienta estratégica, en 2010 hicieron primarias en todos los circuitos, e igual lo harán este año. Independientemente de la forma como se generen los resultados y sus capacidades de campaña, ellos pueden salir al mundo y decir que son absolutamente democráticos. Se someten las candidaturas a la base partidista, desde el punto de vista de las formas están aplicando un proceso valido y legítimo. Eso tiene un valor democrático.
G.L.: Después de todo ¿cuál es el balance final de las primarias dentro de la situación país?
A.Y.: Yo aspiro que, los meses que quedan de aquí al 17 de mayo, se entendiera la primaria como mucho más de un mero ejercicio de selección de candidatos, que no debería verse como un carnaval electoral. Ojalá no se plantee un ejercicio en el que se imponga el que tanga más dinero para pagar propaganda, porque, si ese es el concepto que prima, ya sabemos que pasará. Espero que importe más el debate de altura, el encuentro para soluciones compartidas, la posibilidad de encuentro como país. Lo que está en juego es una visión estratégica para un proceso de transición en el país que nos convierta en un lugar en el que se pueda vivir y trabajar.
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