Congresista Cabal: «Es una vergüenza la posición de Colombia frente a Venezuela»

Por Fabiana Crisci

@fabicrisci17

Fotos: Luisa Gómez

@lupeins 

 

 

 

 

María Fernanda Cabal nació en Cali, Colombia, y es politóloga egresada de la Universidad de los Andes. Ha desempeñado diversos cargos, entre ellos  Directora de Asuntos Internacionales de la Fiscalía General de la Nación, fortaleciendo los lazos de cooperación con todos los países aliados, labor que fue destacada por el Departamento de Justicia de Estados Unidos.

 

Igualmente ha trabajado en diversas iniciativas sociales con las comunidades, colaborando con las víctimas ganaderas de la violencia en Colombia. La congresista María Fernanda Cabal es reconocida por ser una mujer valiente y de firme convicción; incluso ha sido declarada “objetivo militar” por la FARC.

 

En el último tiempo ha tenido un importante papel en la política colombiana, y actualmente fue electa Representante a la Cámara de Bogotá por el partido Centro Democrático. Guayoyo en Letras conversó en exclusiva con la parlamentaria desde Colombia.

 

Guayoyo en Letras: María Fernanda Cabal ha trabajado con la Fundación Colombia Ganadera, con las comunidades negras y ha sido Directora de Asuntos Internacionales de la Fiscalía General de la Nación. Hoy integra la Cámara de Representes por Bogotá ¿Cómo incursiona en la arena política?

María Fernanda Cabal: Siempre hice trabajo político, no electoral. Desde muy joven participé en los “Foros de Deliberación Pública” en una fundación americana, donde aprendí la metodología y luego vine a aplicarlo en Colombia. El trabajo que se hacía con las comunidades era enseñarles a deliberar, a que la discusión no se redujera al debate, sino aprender a construir políticas públicas en los problemas de su localidad; para después avanzar a problemas de carácter nacional o regional.

 

Adicionalmente, poco a poco, fui acercándome a la doctrina y a la lucha, pues al ver los resultados del presidente Álvaro Uribe de alguna manera me sentí identificada, a pesar de no estar adscrita a ningún partido político tradicional. Ustedes allá tienen adecos y copeyanos históricamente -antes del surgimiento del señor Hugo Chávez- aquí tenemos conservadores y liberales.

 

Con Uribe, cuando cambia el gobierno a Juan Manuel Santos; que termina siendo presidente gracias a Uribe, porque de otra forma hubiese sido imposible que él llegara a la Presidencia; el Partido de la U prácticamente se lo queda Santos, y Uribe se ve obligado a formar un nuevo partido: el Centro Democrático. Es ahí cuando nos ofrece la posibilidad a algunos de sus seguidores, militantes y activistas de formar parte de este partido.

 

G.L: ¿Cuál es su posición ante el Gobierno de su país y el presidente Juan Manuel Santos?

M.F.C: Nosotros hoy somos oposición. Somos la oposición más visible. Consideramos que el presidente Santos de alguna manera traicionó los principios que lo llevaron a la presidencia. Él ganó por un programa de gobierno que era continuar con las políticas exitosas del presidente Uribe, y lo que hizo fue todo lo contrario. Básicamente se alineó con la izquierda y satanizó cualquier figura o grupo que apoyara al presidente Uribe, desconociendo que quien lo llevó al poder fue él. Prácticamente la relación es antagónica.

 

Nosotros, a pesar del maltrato y las agresiones permanentes que recibimos del Gobierno, y la persecución judicial que se ha desatado, intentamos construir país, porque hay problemas sobre los cuales la comunidad espera algún tipo de respuesta. Pero con todo y eso, muchas de nuestras propuestas no son acogidas en el Congreso; son derrotadas por las mayorías que reciben los beneficios del Gobierno y reciben dinero para proyectos en sus regiones. De esta forma, vemos que es muy difícil llegar a acuerdos cuando el Gobierno ejerce un poder casi absoluto. Con la crisis judicial actual, curiosamente el presidente Santos expone, en una alocución presidencial, soluciones que nosotros ya habíamos propuesto y que habían sido desechadas en la Comisión Primera de la Cámara y en el Congreso.

 

G.L: El proceso de Paz en Colombia es un tema muy controversial. Usted ha tenido una posición firme respecto a este y a las FARC. ¿Nos puede explicar el por qué?

M.F.C: La historia de Colombia es una historia de mucha violencia y mucho dolor. Incluso, si nosotros hubiéramos sido un poco más alertas frente lo que significa el comunismo; que no murió con la caída del muro de Berlín, sino que el Foro de Sao Paulo activó una retaguardia para poder extenderlo en América Latina; haríamos por lo menos el ejercicio de comparar la historia de violencia guerrillera en Venezuela con la de Colombia y ver que obedecen a un mismo patrón común. Ese ejercicio está por hacerse.

 

Si uno ve el accionar de los grupos guerrilleros –llámese FARC, ELN, EPL- su cerebro ideológico siempre es el Partido Comunista que tiene la fórmula para llegar al poder, utilizando  la combinación de las formas de lucha; usando la propaganda, rotulando y satanizando al opositor. Eso no es nuevo, eso se conoce.

 

Nosotros consideramos que el presidente Santos está poniendo en riesgo todas las instituciones de un país, que a pesar de haber vivido la violencia terrible de distintos grupos armados, conservaba algo de democracia y sorprendía a muchos analistas internacionales. Este Presidente no tiene ni la formación, las características, la personalidad, ni la templanza para poder sacar adelante un proceso de paz con unas FARC que son el instrumento político-militar de una guerra criminal. Aquí creen que es fácil simplemente dibujar “palomitas de la paz”, cuando Colombia ha conocido procesos terribles, decepcionantes, creyéndoles a estos bandidos. La mentalidad criminal no se ataca con un proceso de paz en donde estamos entregándolo todo a cambio de nada; y por el contrario satanizando a la oposición democrática que somos nosotros. Nuestro temor es que no hay un Gobierno preparado, que es ingenuo o cómplice para quedarse con el poder muchos años, al estilo del PRI mexicano, en el que la izquierda que asesinó en Colombia  va a quedar impune.

 

G.L: Pasando al tema venezolano. ¿Cómo evalúa desde allá la situación en nuestro país?

M.F.C: Absolutamente trágica. Yo conocí Venezuela cuando precisamente enseñaba la metodología de deliberación política que le comenté, donde trabajábamos con varias organizaciones de base como la “Asociación Civil Queremos Elegir”; me impresionaban sus organizaciones de base porque eran mucho más activas que las nuestras. Y como el fenómeno de Chávez, recogiendo el descontento contra la corrupción, logró engañar a través de la fantasía a miles y miles de venezolanos que creían que era la solución. ¡Por Dios! Nosotros lo alertamos en su momento. La solución era peor que la enfermedad y así se demostró.

Hoy en día en su país se han perdido una cantidad de derechos y han convertido el régimen en una dictadura abominable que asesina estudiantes, mientras la gente hace fila para comprar los productos básicos. Esa degradación de la dignidad humana es lo que pretende siempre el Partido Comunista, para que la gente pierda la esperanza y la fe en seguir luchando por sus derechos y por su libertad.

 

Yo le digo con franqueza, considero que María Corina Machado es un persona “enviada”, si lo queremos decir así. Una mujer que está sacrificando de alguna manera su vida personal por un sentido de patria. Ella tiene una grandeza que guarda la esperanza de miles de Latinoamericanos hoy. Una mujer joven que ha tenido más carácter que muchos hombres. Consideramos que ella es quien de alguna manera va a abrir el camino para una transición.

 

G.L: ¿Qué opina sobre la actuación de Colombia ante la difícil situación que se vive en Venezuela?

M.F.C: Es una vergüenza la posición del mundo frente a Venezuela. Es una vergüenza la posición de Colombia. No la apoyamos, la rechazamos. Igual que la posición de los demás países Latinoamericanos que guardan silencio cómplice, como si algún día ellos no fueran a ser víctimas también. La mayoría de los colombianos rechazamos la actuación de la Canciller y de este Gobierno. Nos da vergüenza, porque uno nunca debe perder como principio la dignidad.

 

G.L: ¿Cuál es el rol que debería cumplir la Comunidad Internacional, Unasur y la OEA por ejemplo, ante el secuestro de la democracia en Venezuela?

M.F.C: La OEA no sirve, hay que mandarla a recoger. Es un grupo de países Latinoamericanos donde sus funcionarios, por lo general, van más a título personal a ver como se dan buena vida en Washington y que negocios logran hacer; pero no colaboran en la construcción del derecho internacional y de las democracias en América Latina. Y Unasur es otra vergüenza, otro engendro, otro esperpento; nada más y nada menos, la dirige un presidente colombiano electo con el dinero de la mafia de la familia Rodríguez Orejuela.

 

Lo más inaudito es que las convenciones internacionales que protegen los Derechos Humanos ya tienen establecido que todas las conductas antidemocráticas están prohibidas. Pero como prima el interés de países que prefieren el dinero del petróleo, o las relaciones con Venezuela por algunos intereses de los gobiernos chavistas, que han regalado el dinero de los venezolanos a terceros, se oculta esa verdad. Y casi siempre naciones como la nuestra está en una posición tan vergonzosa de cerrar los ojos ante tantos crímenes atroces, especialmente lo que hemos visto que pasa con los estudiantes.

 

La comunidad Internacional parece una comedia macabra, pero algún día veremos la luz si nosotros seguimos, desde la sociedad y la oposición política, defendiendo los ideales de la democracia.

 

G.L: Como usted bien conoce, en Venezuela la oposición está divida y tienen posiciones diversas de cara a las próximas elecciones parlamentarias. Como congresista colombiana, ¿cuál es su visión sobre la posibilidad de que éstas sirvan para salir de la crisis?

M.F.C: Definitivamente hay que participar siempre, así el sistema nos parezca contaminado porque la gente no puede perder su forma de protesta. Así tengan “amañadas” las maquinas del conteo electoral, hay que estar ahí, en la calle, afuera; en pie de lucha y defendiendo ideales.

 

La forma más fácil del Partido Comunista es fragmentar a la oposición, y lo que han hecho en Venezuela es eso. Para debilitar a María Corina tienen que empoderar otras personas, que con su discurso y accionar confunden.  Al generar confusión, quien se apodera es la dictadura para poder mantenerse en el poder.

 

G.L: ¿Qué opina sobre las sanciones dictadas por Estados Unidos hacia funcionarios venezolanos?

M.F.C: ¡A buena hora! Me parece que los norteamericanos se habían demorado demasiado, en un gobierno débil, complaciente, que también le cambia el nombre a las cosas igual que el presidente Santos. El gobierno de Barack Obama es terriblemente frágil, me recuerda al gobierno de Jimmy Carter; pero como serían las pruebas de horrorosas, que accedieron a congelar las cuentas multimillonarias de todos los que hablan a nombre de los pobres.

 

G.L: En el último tiempo usted ha tenido un papel importante en la política colombiana, ¿cómo se ve María Fernanda Cabal en la vida pública los próximos años?

M.F.C: Primero es ver qué país nos va a dejar el señor Santos; qué pedazo de país nos va a dejar. Porque nos va a tocar recogerlo y volverlo a armar. Es volver a crear confianza en los empresarios para que generen más empleo. Es volver a tener sentido de patria, entendiendo que la educación es la única forma posible de disminuir la brecha entre ricos y pobres, es la única forma de romper la cadena de pobreza; sobre todo en Colombia que esa brecha es tan alta. Entendiendo que de los momentos difíciles nace la templanza y la grandeza de las personas, y sabiendo que al final del camino lo que uno hizo, lo hizo bien y de la mano de Dios.

 

 

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Guayoyo en Letras