El Febrero de los jóvenes venezolanos de 2014…

Por Werner Corrales Leal

@wernercorrales 

 

 

 

 …La chispa que inició el cambio.

Suele suceder que grandes procesos de cambio, los cuales para bien o para mal tuercen el rumbo de una sociedad, se desencadenan a partir de eventos fulgurantes, a veces cortos, que actúan como chispas. Una chispa no es en sí misma el fuego que da calor, pero aporta la cantidad inicial de energía que es necesaria para desencadenar una combustión. Hace falta por supuesto, que existan un combustible y una sustancia que aporte oxígeno para mantener vivo el proceso, pero esas dos sustancias, sin la chispa, no pueden iniciarlo.  

 

El hecho es que las chispas sociales suelen ser destellos de energía de los jóvenes y tienen la función de iniciar procesos de cambio. Que las chispas se apaguen después de haber logrado su cometido, no necesariamente significa que hayan muerto los transcursos iniciados por ellas. No se detuvo el proceso iniciado en el Mayo francés de 1968 con la disipación de las movilizaciones a fines de Junio del mismo año.  Tampoco se han detenidos los procesos que se iniciaron en Venezuela y en otros espacios del mundo democrático a partir de la chispa de  Febrero de 2014, a pesar de que la movilización de calle se desmontó cien días después.    

 

Las lecciones que dejaron la chispa y las secuelas del Mayo francés de 1968

La semana pasada se cumplieron cuarenta y siete años de la chispa del Mayo francés, producida el 3 de ese mes de 1968, cuando los muchachos de la Sorbona -en protesta por el cierre de la Universidad de Nanterre que había iniciado manifestaciones dos meses antes- tomaron el barrio latino y después buena parte de París, poniendo en marcha una conflagración que unió a jóvenes estudiantes, obreros y militantes de la cultura no institucional. El movimiento condujo a una de las huelgas generales más prolongada de la historia de las democracias en el mundo y atrajo tanto la alianza de intelectuales como el apoyo de una fracción importante de la sociedad gala. Por supuesto, no faltaron desde sus inicios los vecinos y voceros gremiales que tildasen a las protestas de “acciones del lumpen”, o líderes políticos que las calificasen de “revuelta de los hijos de papá” e incluso dirigentes supuestamente contestatarios, como Georges Marchais, más tarde Secretario General del Partido Comunista francés, que acusaba abiertamente a los jóvenes de “contra-revolucionarios”. Se trataba de agravios y descalificaciones provenientes del statu quo de su momento que intentaban acallar, desacreditar y neutralizar la conciencia activa de aquellos jóvenes, denuestos que en el tiempo y la distancia se podrían traducir en la Venezuela de hoy como acusaciones de “guarimberos”, “radicales” y “anti-políticos”, o como reclamos contra muchachos supuestamente elitistas a los cuales se les espeta “¿Dónde están los pobres?”.

 

Algo menos de dos meses duraron las movilizaciones de los jóvenes franceses, quienes no se habían propuesto tomar el poder o cambiar el gobierno, pero De Gaulle y la elite francesa de la época temieron que generasen un clima revolucionario y respondieron a las movilizaciones llamando a elecciones adelantadas a fines de Junio, hecho que “quitó el fusible a la bomba”.

¿Murió allí el proceso que había tomado vida en el Mayo de los jóvenes?.. Para nada, los cambios iniciados entonces se prolongaron y profundizaron por años, invadiendo y modificando el mundo universitario, el devenir de las artes, el quehacer cultural, y la política francesa en general,  signada desde entonces por el declive de la izquierda tradicional a la sazón hegemónica, y por la irrupción de la pluralidad ideológica como protagonista. Más aún, entre 1968 y 1971 se dieron en muchos países movimientos inspirados en el Mayo francés, que también iniciaron cambios importantes en sus culturas, en los EEUU, Alemania Occidental, Checoeslovaquia, la tranquila Suiza, España, México, Argentina y Uruguay.

 

Cuarenta y siete años después hay diferencias de juicio acerca de si aquel fue un movimiento revolucionario o si la izquierda desaprovechó el ambiente creado para promover reformas más profundas. Pero analistas, políticos e intelectuales coinciden en que el Mayo francés de 1968 no concluyó en Junio del mismo año cuando las movilizaciones cesaron, y en que los procesos allí iniciados cambiaron una buena parte del pensamiento político occidental del último tercio del Siglo XX y han influido profundamente en la política que se vive en el inicio del Siglo XXI.

 

Dónde están los procesos de cambio que se iniciaron en Febrero de 2014

Con la chispa que se dio en Venezuela a partir de Febrero de 2014, originalmente motivada por sucesos que había protagonizado el hampa contra universitarias del Táchira, se dio inicio a una movilización de jóvenes en las principales ciudades del país, que por más de tres meses mantuvo en jaque al régimen. La movilización  contó con el apoyo militante de  tres partidos de Oposición, uno de cuyos máximos dirigentes fue hecho preso a los pocos días de iniciarse, y con una campaña descalificadora de otras organizaciones y dirigentes opositores.

 

Mientras casi todos los grupos de estudiantes participaban en marchas y en protestas muy concurridas, en muchos sitios se produjeron barricadas y “guarimbas” organizadas por jóvenes no necesariamente estudiantes.  El régimen chavista respondió en un primer momento con una represión “institucional” medida, pero muy pronto arreció su respuesta e incorporó a ella a cuerpos paramilitares armados, contando al menos con el silencio o la protesta solo formal de un comunicado de prensa de aquella parte de la Oposición que descalificaba la movilización. Los alcaldes de Oposición fueron extorsionados para que sus cuerpos de policía reprimiesen a quienes protestaban y varios de ellos que no se mostraron  suficientemente duros fueron hechos prisioneros.

 

El primer proceso importante que puso en marcha la chispa juvenil de Febrero de 2014 incluyó a muchos ciudadanos. Bastantes salieron de la apatía y se incorporaron a las movilizaciones, o bien organizaron apoyos logísticos para las barricadas y los muchachos que protestaban, y muchísimos más vivieron un cambio de motivación, exigiendo de manera militante a la dirigencia promover movilizaciones como las de  los muchachos y criticando de manera acerva en las redes sociales a la Oposición que las descalificaba. Este proceso está vivo, involucra a grupos muy numerosos de opositores, la mayor parte de los cuales demanda de toda la Oposición una lucha contra el régimen que trascienda las campañas por curules en la Asamblea Nacional. Ellos son un capital político de la Alternativa democrática y la mayor parte acudirá al llamado a votar, pero esperaría de sus líderes mucho más que convocatorias electorales.

 

El segundo proceso iniciado con los sucesos comentados  es el despertar de muchos actores internacionales relevantes frente a la verdad dictatorial, corrupta y delincuencial del régimen chavista. La opinión adversa de los públicos de otros países, la militancia de la prensa internacional en el desenmascaramiento del régimen, la movilización de jóvenes en muchos países y el compromiso de importantes líderes democráticos, son activos creados por las movilizaciones de los muchachos venezolanos y las gestiones que desde entonces despliegan aquellos líderes políticos que los apoyaron desde febrero de 2014.

 

Puestos en marcha estos dos primeros procesos en el 2014, se elevó enormemente el interés en medios de comunicación, partidos democráticos, unos cuarenta expresidentes de habla hispana, parlamentarios y muchos académicos de los EEUU, la Unión Europea, Brasil, Chile, Perú, Colombia, México y Canadá, entre otros, y se intensificó el intercambio sobre las investigaciones que muchas organizaciones habían adelantado. Y todo eso confluyó, ya en el 2015, generando una clara conciencia en toda América y Europa, sobre el hecho de que se ha configurado una alianza internacional de proyectos de poder  en la que participan el chavismo, los gobiernos de Cuba, Nicaragua, Bolivia y Ecuador, algunos grupos terroristas como Hezbollah, las FARC  y la ETA, organizaciones traficantes de drogas y de armas, redes de lavado de dinero proveniente del narcotráfico y la corrupción, el partido Podemos de España y en alguna medida organizaciones políticas de Italia, Grecia y países del Oriente medio.

 

Ante la alarma que esta toma de conciencia ha despertado, ya han comenzado a operar  a nivel internacional varias redes que intercambian información y apoyo efectivo para anular  la amenaza de la alianza mencionada. En otras palabras, ahora hay aliados internacionales de Venezuela, organizándose para enfrentar lo mismo que nosotros estamos enfrentando, ya no motivados por solidaridad con nosotros, sino por derrotar a la peligrosa amenaza común.

En fin, existían combustibles y comburentes, la chispa de los jóvenes venezolanos de Febrero de 2014 inició los procesos de combustión y estos continúan con energía propia.

 

¿Qué deberíamos hacer con lo que hemos logrado en el camino del cambio?

Quisiera, finalmente, comentar cuatro ideas acerca de qué hacer para potenciar y emplear eficazmente los procesos que están en marcha desde Febrero de 2014 y los capitales que se han creado como resultado de ellos. 

 

Lo primero que es inteligente hacer es fortalecer y aprovechar los activos ya creados en el resto del mundo, enriqueciendo y estrechando la cooperación con las redes que se defienden de la alianza internacional del chavismo. Intercambiar información con los partidos, parlamentos y medios de comunicación de España, Panamá y los EEUU son ejemplos claros de acciones que deben hacerse sostenidas y prioritarias. La base de ello es no caer en la trampa patriotera de confrontar el supuesto “Injerencismo” de aliados que, como nosotros, se están defendiendo de los enemigos de la democracia.  

 

En la misma línea de las redes internacionales sería deseable que las iniciativas de la Oposición se amplíen y traten de profundizar relaciones con medios políticos en países de los cuales ha dependido el régimen chavista en organismos internacionales para apañar sus violaciones de derechos y otros delitos, casos del Caribe Oriental y Centro América. 

 

En tercer lugar, en el valiosísimo activo creado en el país, y en particular en los actores más comprometidos de ese capital humano que son los jóvenes, motivarlos a mantener la confianza en el futuro implica apoyarlos en sus iniciativas como actores que se deben desarrollar como líderes, independientes y no sumisos.

 

Y por último, un resultado muy concreto y valiosísimo del proceso de toma de conciencia internacional antes comentado es el libro “Bumerán Chávez” de Emili Blasco, un análisis serio, acucioso y perfectamente estructurado de lo que es el chavismo como ideología, como propuesta institucional y gobierno, como red clientelar y como organización delictiva. Leer este libro es un privilegio para la mente de un ciudadano interesado en superar la crisis, y difundirlo un instrumento valioso de la lucha por recuperar la democracia. 

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