“No es una película sobre homosexualidad, es sobre relaciones humanas”

Por Laura Andreina Rodríguez

@IsLarv

larodriguez@guayoyoenletras.com

 

 

 

¿Quién no tiene o no ha tenido un tío soltero, de gustos refinados y siempre a la moda, del que mucho se dice y poco se sabe? A él lo hemos visto envejecer en nuestros ojos pero ¿cómo se siente? ¿Cómo transcurre su día a día? El nuevo largometraje documental de John Petrizzelli nos adentra en el mundo de estos peculiares tíos y sus vidas ahora marcadas por la vejez y el rechazo incluso de sus propios familiares. Este documental estará disponible en todas las salas de cine Caracas, Maracay, Valencia, Barquisimeto y Maracaibo este 15 de mayo, a dos días del día internacional en contra de la homofobia.

 

Su director y creador se sentó con nosotros, en Guayoyo en Letras, para conversar sobre su nuevo proyecto:

 

Guayoyo en Letras: ¿De dónde surge la necesidad de hacer un documental sobre la homofobia alejándose del sensacionalismo con el que ya se ha abordado este tema en el país?

John Petrizzelli: La razón por la que yo empiezo esta película es porque el slogan “yo tengo un tío así” no es gratuito. Yo tuve un tío, un hombre de bien, de fortuna, viajado, con una juventud privilegiada, él fue enviado a los Estados Unidos a estudiar en una prestigiosa universidad y, por su propia cuenta, decidió dejar los estudios y meterse a bailarín en Brodway. Eso provocó un escándalo que hasta salió en la prensa venezolana de los años 50’s: “El estudiante venezolano que prefirió ser bailarín”. Esto ocasionó que mi abuelo tuviera un infarto, que él fuera desheredado y obligado a volver a Venezuela, y ahí empieza la frustración del personaje que, con el tiempo y con la vejez, empieza a convertirse en un caso psiquiátrico que se fue agravando y muere muy solo, abandonado, sin familiares; su madre y su padre ya habían muerto y su hermana, mi mamá, no lo quería popara nada por su homosexualidad.  A partir de ahí, se me ocurrió hacer una ficción sobre una vida tan desgraciada como la de mi tío pero luego se me ocurrió que sería mejor un documental. Yo voy a hacer una película en la cual yo, como sobrino, hable de mi tío y mi relación un poco agridulce con él, la mala relación de la familia con él y luego voy a investigar sobre otros adultos mayores de diferentes naturalezas humanas y estratos sociales y voy a configurar un documental de vida, de biografías, en donde todos tengan en común la homosexualidad: todos son adultos mayores homosexuales. Hay desde el costurero que vive en el barrio hasta el burgués típico, como lo era mi tío, y el poeta clase media. Todos ellos se atrevieron a hablar de algo que es muy difícil que la gente quiera hablar. Hoy en día eso es como una moda, hay gente que hasta se hace pasar por homosexual para vender, lo que pasa con estos adultos mayores es que pasa el periodo de la juventud y ya no son fashionable, ya no están en el periodo en el que la homosexualidad es una moda, en la que son el chico mejor vestido y a la moda sino que son señores mayores y dentro de la misma comunidad gay son discriminados porque son viejos.

 

GL: Anteriormente comentaba que fue difícil conseguir a personas que se atrevieran a dar testimonio de su vida dentro del documental, ¿a qué cree que se deba esto?

JP: Nosotros hicimos un proceso de investigación que hizo un señor que trabaja con adultos mayores en el tema gay, Ricardo Hung. Entrevistó a más de 100 personas y me filtró como 30 candidatos y, cuando llegó el momento de escogerlos, muchos no se atrevieron por miedo a que sus sobrinos no los ayudaran más económicamente, algunos tenían miedo de sus familiares o de sus antiguos jefes, es como un escarnio, como si tuvieran una enfermedad contagiosa, fueron pocos los valientes, y algunos que se documentaron como informantes pidieron ser grabados en silueta y de espalda, principalmente uno. Es algo verdaderamente extraño en una persona de la que todo su entorno sabe que es gay. Si me lo dijeras de una persona que ha vivido toda su vida enclosetado, pero es gente que es sumamente abierta, que habla del tema en todos lados, pero si le pides una entrevista, se cierran y creo que es porque el país sigue siendo muy homofóbico y la gente tiene miedo a las consecuencias, es una decisión difícil.

 

GL: Precisamente porque continuamos siendo un país homofóbico, ¿cree que la audiencia venezolana está preparada para presenciar un documental cuyo eje principal la homosexualidad?

JP: Yo creo que ese es precisamente uno de los puntos de esta película documental, que catalice situaciones como lo hizo hace poco una película de ficción que llevo a las familias a verla aunque era una ficción un poco rosa a propósito para que la gente pudiera entrarle al tema. Esta es una película un poco más reflexiva y dura, la gente llora, también se ríe, pero llora mucho porque descubre situaciones muy adversas para estos personajes. No es una película sobre homosexualidad, es una película sobre relaciones humanas: cómo se comporta la familia, ¿lo apoya?, ¿no lo apoya? El slogan de la película es “yo tengo así” porque mucha gente se me acercaba: “yo tengo un tío así”, “yo tuve un tío así, y nunca había pensado como se sentía ahora que son adultos mayores porque, sabíamos que eran excéntricos, que eran incomprendidos pero dejábamos eso como en el misterio”. Esta película comienza a hurgar en el mundo de las relaciones y hay cosas muy extremas.  Por ejemplo, con el caso de mi tío, descubrí, durante la grabación, con entrevistas a señoras muy mayores que lo conocieron, que él había sido violado por su tío cuando tenía 12-14 años, es decir, quizá la homosexualidad de mi tío fue inducida por otro tío que era un homosexual de closet, que era un macho vernáculo pero que resulta que hace mucho tiempo que estaba violando a su sobrino. Son cosas que se van hurgando, que son duras, cosas que se van descubriendo de la familia, pero yo creo que son necesarias. Creo que llegó el momento de que el documental nuestro comience a profundizar en lo humano más que en lo social o en lo cultural, a lo que me he dedicado por muchos años. Llegó el momento, al menos para mí, de hacer cosas más  personales en las que, si hacer de ello una especie de reality show, con mucho respeto y pocas intervenciones para no ser invasivo, trato de hacer un documental que toque la fibra de la gente.

 

GL: Según lo investigado en el proceso de preproducción de la película y los testimonios de estos adultos mayores, ¿en qué ha cambiado la situación de ellos como homosexuales en el país desde su juventud hasta ahora?

JP: Alguno de ellos, sobre todo los más pobres, se sienten más respetados. No aceptados sino respetados. Antes había una ley que se llamaba La Ley de Vagos y Maleantes, esa ley se la aplicaban a todo el mundo y se la aplicaron a los homosexuales. Las colonias móviles del dorado estaban llenas de homosexuales a los que mandaban para allá por el solo hecho de ser homosexuales.  Esta ley era primeramente discriminatoria con la gente pobre, los que disfrutaban de bienes y fortunas eran víctimas del entorno familiar y religioso. Pero los pobres, sobre todo los más pobres, sienten que hoy tienen, por lo menos de derecho, más conquistas. O sea, no se lo puede llevar preso por una ley, eso no quiere decir que no existan abusos, gente que es maltratada, gente que es abusada por ser homosexual pero digamos que por lo menos puede ir a la fiscalía a poner la denuncia, digamos que hay un aparato de leyes que ha cambiado pero falta todavía mucho en la ejecución de las leyes.  Te hablo desde mi experiencia de investigador y realizador de la película y los testimonios de ellos. Algo que me llamó muchísimo la atención era que los más pobres eran más aceptados, el tío costurero andaba por el barrio con batas de mujer y la gente lo veía completamente normal, yo no creo que un tío, un abuelito, pueda hacer lo mismo en Prados del Este. Creo que en el barrio, por estár unos arriba del otro hasta estructuralmente, todos dependen uno del otro y la solidaridad es un principio. Él era aceptado como era y tenía una función en el barrio que era ser el costurero, era un personaje vital ahí y la relación era muy bonita pero murió desgraciadamente después de la película. Él, viéndose como una mujer, iba a jugar bolas criollas con los hombres.

 

GL: ¿Con qué otro descubrimiento se topó durante la realización de este largometraje?

JP: Nosotros queríamos trabajar con unos adultos mayores trans, los que tienen senos y ese tipo de cosas. Cada vez que llegaba uno, yo le decía al investigador “esa persona tiene como 50 años, ese no es un adulto mayor. Yo te estoy pidiendo mayores, viejitos” y él me decía que no conseguía, que no había, yo pensaba que era sólo mala suerte del investigador. Entonces le pregunté a una de 52 años por qué era tan difícil conseguirlos y me dijo que el promedio de vida de los trans en Venezuela es de 50 años y eso ya es un milagro porque la mayoría muere de 25, 30, incluso 19, 20, producto de la violencia que existe. Son asesinados, apuñalados e incluso mueren por mala praxis médica y las que sobreviven se esconden. Claro, cuando son jóvenes muestran unos atributos más femeninos que los de las propias mujeres pero, cuando van envejeciendo, las siliconas empiezan a empequeñecerse y ya la belleza se va y queda una mezcla entre femenino y masculino y se esconden. Hay mucha inseguridad por el hedonismo que hay en la comunidad gay.

 

GL: ¿Qué cree que debe cambiar en la sociedad venezolana para que la comunidad gay y, sobre todo los adultos mayores homosexuales, sean aceptados?

JP: Hay ejemplos que escribió el profesor Juan Manuel Amodio de personajes, de conductas homosexuales desde la colonia y cómo los españoles las penalizaban, vienen desde algunas culturas indígenas, no es nada nuevo. En los escritos de Amodio se ve inclusive el caso de un hermafrodita que vivía en Cumaná, por allá, por los 1900. El problema es que siempre ha sido una sociedad muy pacata, muy conservadora, y creo que todavía falta mucho porque la aceptación de las leyes en una cosa y la aceptación de la gente es otra. Para colmo de males, a pesar de que ha habido un avance legislativo, el creciente poderío que han tenido los grupos religiosos, le ha hecho mucho mal al progreso que venía alcanzándose. Inclusive muchas personas homosexuales que surgen de esos entornos terminan matándose, terminan suicidándose o teniendo una vida miserable por la represión religiosa. También la política nacional ha tenido particular incidencia en atribuirle a sus rivales conductas homosexuales para descalificar, y eso lo ha hecho tanto el gobierno como la oposición. Hay como un doble discurso. Las fuerzas de la Nación en ningún momento deberían juzgar a las personas por su vida privada, júzgalo porque es corrupto, porque no hizo su trabajo. Por un lado llaman a una marcha en contra de la homofobia y la Asamblea declara este mes en contra de la homofobia pero, por el otro, llaman a su contrincante “maricón”.

 

 

Un café con…

GL: ¿Un momento del día para tomar un café?

JP: En la mañana, una cantidad grandísima y el vespertino como para recuperarme del día. Después de las 6 de la tarde, nada.

 

GL: ¿Un libro para acompañar un café?

JP: Si es un café de desayuno, leería cualquier otra poética de Borges y, si es nocturno, leería una obra de Edgar Allan Poe.

 

GL: ¿Una canción?

JP: Una música de Chico Buarque, cualquiera.

 

GL: ¿Con cuál café identificaría a Ti@s?

JP: Un café negro doble, bien oscuro. Es una película que no te deja indiferente, es como ese café, te lo tomas y te despierta. Te toca la fibra.

 

 

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