A las Parlamentarias: en nombre del país
Por Yumer Arevalo
@Psyumer
1.- La situación-país compromete el escenario electoral
Aunque el escenario es complejo y competido, enfocarse en las parlamentarias abre cada vez más la posibilidad de introducir cambios en la composición de la Asamblea Nacional, que permita introducir transformaciones por vía política y legal en el país y quizás la posible revocatoria del mandato de Nicolás Maduro en 2016. Al tradicional criterio de autoridad, compuesto por legalidad, derivado de cumplir las reglas del árbitro electoral, y la legitimidad, derivada del reconocimiento por parte de la población de haber participado en el mecanismo democrático de control político, a lo que hasta ahora se resumía en el ejercicio del voto en Venezuela, parece sumársele el factor “desempeño”, en donde sin duda el Oficialismo se encuentra en saldo deudor, resaltando 1) la incapacidad del gobierno a responder a las crecientes demandas de la sociedad venezolana y la economía; y 2) Una amplia mayoría oficialista en el parlamento que solo ha servido para facilitarle al presidente legislar con facultades extraordinarias –Leyes Habilitantes– sin que esto se visibilice en soluciones concretas para los múltiples problemas país. Por el contrario, ha atentado contra competencias propias que la ley establece a gobernaciones y alcaldías, por lo que no es de extrañar que tanto el Presidente Maduro –sin entrar aquí a cuestionar su legitimidad- como el oficialismo, entendido como conjunto, cuente con amplia desaprobación reflejada, cada vez con más fuerza, en distintos rincones del país, en la Opinión pública nacional e internacional y en las encuestas relevantes que apuntan a garantizarles un verdadero “revolcón”.
A pesar de esto, es cierto que sería irresponsable asumir que esta situación del país garantiza un descalabro electoral del Oficialismo y, en consecuencia, el triunfo -sin esfuerzo alguno- de los factores de oposición en las elecciones a la Asamblea Nacional, asi como también sería irresponsable el no admitir que la crisis representa en sí, una oportunidad de oro para la oposición -considerada como un conjunto- de enmendar los errores de incentivar la abstención en 2005 y que por su irresponsable actuación en 2010 el electorado les continuó castigando, de modo que el voto castigo y -la abstención que muchas veces también forma parte del castigo- continuase favoreciendo de nuevo al oficialismo. El país demanda liderazgos responsables que logren captar y conectar al ciudadano desesperanzado y desencantado. Un desencanto y una desperanza aprendida causada por la imposibilidad de ver una conexión entre sus esfuerzos y los resultados de la situación del país que quieren, debido a: 1) propuestas políticas que no los hacer sentir incluídos 2) el distanciamiento de partidos políticos y sus líderes de su propuestas programáticas y 3) la apatía al cínico pragmatismo al que muchos hemos adjetivamos el “Chavismo de la oposición” que parece querer torturarnos moralmente, obligándonos a que nuestra vida sea la continúa repetición de un fantasma del pasado.
Todos estos puntos claves que permiten entender la percepción de los venezolanos hacia el espectro político, asi como sus actitudes que de cierta forma se traducen en comportamiento, haciendo comprensible el repunte –en los últimos años- del sector de la población que se autodefine políticamente como “ni-ni”, de quienes podría depender la consolidación de una mayoría electoral de cara a las elecciones parlamentarias, que posteriormente definirá la composición de la Asamblea Nacional, y por lo que aseguro que sobre estos irá enfocada la campaña electoral.
2.- La estrategia electoral ¿Cómo entrarle a las parlamentarias?
El oficialismo se encuentra consciente de lo que quiere y, a pesar de debilidades que le aquejan motivado a la situación del país también, está consciente de los objetivos que desea alcanzar para consolidar su estrategia. Tal estrategia no es nueva, ya que existen similitudes entre las elecciones parlamentarias anteriores de 2005 y 2010 que ayudan a entender las acciones del Oficialismo para desmoralizar y desmovilizar permitiéndole incidir en el comportamiento electoral, y es de hecho a lo que apuntan estar jugando. No sólo porque la renovación de las autoridades del Consejo Nacional Electoral, que pasó casi inadvertida, sino porque en absoluto ha contribuido a restablecer un equilibrio democrático como tampoco lo ha hecho la eliminación de las elecciones al Parlatino, punto álgido sobre el cual no se han manifestado ni el CNE pero tampoco un desacuerdo oficialmente manifiesto por parte de la MUD, poniendo en evidencia que ya se había estado avanzado en “cómo entrarle a las parlamentarias” y cada jugador desarrollase su estrategia electoral.
Por su parte, la Mesa de la Unidad Democrática estableciendo acuerdos y coaliciones entre las distintas organizaciones políticas que conforman respecto a “dónde” y “cómo” hacer las elecciones primarias, entendiendo estas como un método de resolución de controversias entre liderazgos y, en otros, sencillamente un pujilato propio del ego opositor. Mientras que el Partido Socialista Unido de Venezuela, que se observaba como una gran unidad inclusive más solida que la MUD, se nota interesado en recobrar una legitimidad, popularidad y cohesión dentro de la estructura del partido, que la renovación de las autoridades de las UBCH, repetir fichas claves del chavismo para garantizar el curul, y el breve episodio de “Obama deroga el decreto ya” le habría permitido recobrar, al menos facialmente.
Junto a esta táctica comunicacional, sumado al control institucional que también forma parte de su enfoque electoral que le ayuda a estimular la abstención que tanto les favorece pues, esta se basa en la (des)confianza que se tiene en el árbitro electoral. Desconfianza que no es exclusivamente de quienes se definen como opositores, sino común a todos los electores, de acuerdo al estudio cuantitativo sobre las Percepciones Ciudadanas del Sistema Electoral del Centro de Estudios Políticos de la UCAB de finales de 2014, donde se concluye que el 56,5% del electorado desconfía del organismo electoral incluyendo a quienes se definen como oficialistas, quienes también consideran al poder electoral no como un árbitro, sino en la mayoría de los casos un jugador más.
Dada la credibilidad que se ha ganado Datanalisis debido a su nivel de certeza en los últimos procesos electorales, asumiendo como cierto lo señalado por el Director la firma, Luis Vicente León, se afirma que el margen de ventaja de la oposición es de 20% No igualar intención del voto con voto efectivo como estimó la firma en las presidenciales de 2012-, ni igualar rechazo al gobierno a votación en contra es clave para diseñar una estrategia ganadora que logre sumarse el voto de los “ni-ni” y “abstencionistas” que aseguran ser los factores determinantes de las parlamentarias, sin ignorar la condiciones del cambio de la densidad poblacional que impacta en la distribución de los escaños (curules).
3.- ¿Y qué pasa con las Circunscripciones electorales?
Aunque es difícil predecir tanto el desarrollo como los resultados de unas elecciones que aún ni siquiera tienen fecha definida, más que se realizarán en el último trimestre del año, según informó Tibisay Lucena, la aprobación –sin discusión por parte de la Asamblea Nacional- respecto a los índices poblacionales del Instituto Nacional de Estadística y la posterior aprobación de la mayoría de los rectores del Consejo Nacional Electoral, ha permitido insertar cambios en la metodología y las circunscripciones electorales según el proyecto que fue presentado el pasado 21 de Abril, con el que se pasa de elegir 165 a 167 diputados, permitiendo avizorar cambios en la composición y consecuente correlación de fuerzas internas dentro del parlamento.
¿Cambio de circunscripciones electorales o de circuitos? Ninguna de las dos. Esta nueva metodología referida a las cincurscripciones electorales no es sino un cambio en la densidad poblacional basado en “proyecciones” del INE , es decir, un cambio del número de habitantes de que eligen un diputado, conforme a formalidades establecidas en el artículo 19 de la Ley Orgánica de Procesos Electorales y los datos suministrados por parte del INE. Por supuesto que estos cambios afectan a la oposición, pero también al oficialismo y con esto no quiero incitar a la abstención, porque abstenerse es hacerse cómplice del gobierno.
Según los mismos datos del Consejo Nacional Electoral, aquellas circunscripciones electorales en las que históricamente la oposición había ganado, al punto de poder catalogarse para muchos como bastiones opositores, son los casos más afectados por lo que estos cambios representan. El caso circunscripción compuesto por los municipios Leoncio Martínez, Chacao Baruta y El Hatillo es el más significativo. Si bien en esta circunscripción se eligieron 2 diputados en el año 2010, para las parlamentarias de 2015 las estimaciones del INE proyectan una significativa baja en la densidad de poblacional, por lo que de acuerdo a los calcúlos y debido a la metodología tendría un puesto menos en el parlamento. Mientras que estados como Guárico, Nueva esparta y por último Aragua quien “gana” el diputado que se le resta al Distrito Capital debido al principio de proporcionalidad basado en la población, pues las proyecciones del INE asumen que este tuvo un crecimiento de 371.933 de 2010 a 411.261 para 2015. Dejando en claro que las circunscripciones tradicionalmente opositoras elegirán a menos Diputados, pero también brindando la oportunidad de conquistar nuevos rincones del país, dándole un “revolcón” electoral al oficialismo.
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