El Number Two

Por Jorge Olavarría

@voxclama

 

 

 

Yo sigo al primero por lo que yo sigo primero.

El anuncio atraganta. El Doctor indica que vaya poniendo sus asuntos en orden. Nadie lo hace. O casi nadie. Actuamos como si el hecho de no ser inmortales/eternos (como con el petróleo) es un asunto/problema que podemos postergar para el futuro/mañana. Pero para un megalómano ególatra que volvió realidad la máxima de “el Estado soy yo” darse el lujo de decir “después de mi, el diluvio” era como demasiado.

 

Toparse y concientizar las repercusiones de la fecha aproximada de la caducidad del cuerpo, de la mortalidad, (con la mente cuerda) es un golpe muy duro. El pragmatismo terminante despertando al dogmatismo esquivo. Siempre es rudo. Súbitamente todo encaja y nada—ni las virtudes ni los pecados, tienen el mismo sentido. Las falacias, manipulaciones o revisionismos que has estado trabajando toda la vida y te han llevado tan lejos, pierden su poder. Ya no suena tan poderoso, por ejemplo, eso de—“Patria, socialismo ¡o muerte!..” porque ya sabes que no venceremos. Por lo menos tú no. No hay irracionalidad apasionada que valga. Pronto ya no serás. No habrá espacio para ti en tu propio cuerpo. Para estas incoherencias existenciales la naturaleza inventó la demencia senil, al Alzheimer, o la irracional muerte gloriosa que los héroes (y los villanos). Tipo, “…todo soldado debe aspirar morir en batalla y ser enterrado en una fosa común con sus camaradas caídos.” Lacónico.  

 

Ser o no ser. He allí la cuestión. Como en la canción de Kansas, (ni con todo el poder…) “y todo tu dinero no te comprarán ni un minuto más.” Cuando se plantea un dilema personal tan colosal, entran en juego dos elementos de toda existencia. El ego tiembla mientras el alter ego queda desnudo… La esperanza — ¿por qué estaba en el fondo de la caja de todos los males al menos de que sea también un mal desatado sobre la humanidad?

 

El dilema es feroz y complejo. La mente mágica se hace difícil de callar. Algún milagro, o alguna droga asombrosa, oculta, genialidad de la medicina cubana, experimentada con técnicas Mengele… lo que sea.  La negación y la negociación ya no trabajan. Compromisos burgueses, para vivir viviendo, llegan demasiado tarde y tienen su contraparte. Los mecánicos del cuerpo ya han anunciado la fecha luctuosa. La máquina corpórea no puede más, está acabada. Entra la calamidad de la mano de la rabia. De haberse tratado la misma enfermedad en Suiza o en Houston, estaríamos hablando de otro tema. 

 

 

Pero hay que aterrizar. Otra cadena nacional. Aceptar lo inevitable infiere tomar medidas. A su derecha, el agonizante comandante inmortal tiene a un subalterno, un camarada militar, golpista, arribista que con sagacidad y esfuerzos ha escaldo hasta el Olimpo. A su izquierda, el zurdo tiene a un trol con semblante de Stalin mariachi quien siendo nadie, le debe todo.

 

Es el uno o el otro. Sabemos que las capacidades o virtudes de los dos jugadores no entran en juego. Lo que importa es que los dos son absolutamente leales (siendo esta la única virtud verdaderamente importante para alguien que no le ha sido leal ni a sus juramentos).

 

Platón trazaba esta dualidad con la alegoría del gran circuito que hace el alma siendo tirada por dos caballos alados (pegai), uno negro y otro blanco. Hay docenas de alegorías similares. El escudo en la bandera mexicana habla del mismo tema. El círculo y la pirámide. La retórica y la acción. El sueño y el despertar. Lo eterio y lo tangible. Lo celeste y lo terrenal. Las ideas y la praxis. Los dos conducen la carroza, y los dos tienen razones por estar allí por lo que—a los dos hay que atenderlos. Mientras mayor elevación se le permite al caballo blanco, más difícil o peligroso se hace el descenso. Si al contrario, el caballo negro es quien domina, la carreta se llena de barro al punto de ya no poder lograr ninguna elevación.

 

 

Es el uno o el otro. En un noche tan linda como esta, se le delegará a uno de estos personajes… la revolución, el poder supremo, las arcas del Estado para hacer lo que quiera, la acomodada estructura institucional para mantener el poder vitalicio legalmente. Todo para mayor felicidad de una sociedad cada día más acostumbrada a hacerse parasitaria del petróleo.

 

Es el uno o el otro. Se puede especular que el militar presente captura mejor su alter ego y pudiera ser preferido porque al elegido se le confiará la suerte de la aventura iniciada un 4 de febrero con un golpe de estado militar  postergado… que luego de una docena de años culmina con una nación casi ocupada militarmente que se define como socialista. Pero hay más. Moneda y economía. El tiempo mismo. El nombre del país. Mismo. La era de Kali.

 

Es el uno o el otro. El dilema es grande. En esta dicotomía, el líder supremo se debate entre LO DICHO y LO HECHO. Toda Utopía flota en palabras. No-Lugar. Lo hecho es, (oh, maldición de los militares), el caos y la anarquía. Es la deuda también. La economía sangra. Hemorragia inminente. Un soldado sabe defender o atacar (y repartir o administrar el botín). No sabe producir. 

 

Es el uno o el otro. El cuadro se hace evidente, obvio: a su derecha, la praxis.. y a su izquierda, el verbo. Acción e ideología. Cometido y Retórica. Pero, “In principio erat Verbum..”  Aún cuando este no es el principio (hay excesivo desgaste), y el VERBO es ÉL, nadie como él su favorecido debe ser quien mejor personifique su esencia. Cuando los gringos (ofendidos) anunciaron—NO importarles lo que diga sino lo que haga, demuestran su torpeza entendiendo otras culturas (replicada en el mundo entero). Todos los logros de este militar, desde las confabulaciones en la Academia Militar hasta la llegada a la cima del poder vitalicio, es por lo dicho no por lo hecho. Política con P de… (Palabras).

 

Con la oratoria rencorosa y vengativa se provocó, se explicó, se insultó, se culpó inocentes, se legitimaron incontables falacias, se hizo aceptable lo irracional. Con la retórica vivaracha o idealista se derogan los peligros de un Estado centralizado, fallido, insolvente, paternalista, clientelar, ineficaz e improductivo. Con el verbo se justifica todo. La administración pública arrasada, la destrucción de toda producción privada, libre.

 

El legado es el verbo no la obra. Eso sí, el verbo se mantendrá vivo cien años más solo si el inmundo petróleo sigue caro, adicción universal, que a diferencia de las drogas, no se produce, se extrae. Hasta se ha implementado una nueva manera de utilizar el garrote petrolero para callar las impertinencias imperiales y exprimir lealtades interesadas de tantos gobiernos de tantos países caribeados. Sin un barril exorbitante no se puede prolongar la exorbitante dependencia servil de gran parte de la población (… ¿gran parte? de toda la población y más!).  

 

A la izquierda, el pretendiente es un cuerpo grande con una mente ligera. Tamaño que empequeñece. No sabe nada demostrando que nada es más peligroso. Sabe escuchar. Conduce y puede llegar de A hasta B. Ha aprendido con urgencia la maña de la política, de la retórica, de la falacia, de la maniobra. Ha aprendido que el marxismo es el arte del antirracionalismo. En el socialismo del siglo XXI hay arte y hay maña. Y mucha artimaña.

 

Pero hay un enorme peligro en elegir a quien mejor personifica su verbo, su pathos. ¿Por qué no te callas? Éste cree y siente lo que cree y siente su ídolo viviente (y muriente) pero no ha leído y reflexionado. Vanidades. Aprendió a escuchar con los ojos pelados como búho jugando a perico. Duplica su verbo e imita sus gestos. Ha proscrito su esencia personal como la anécdota de Malcolm X, del esclavo doméstico, que está bien si el amo lo está. El Führer nunca está solo en su bunker. Pero no puede haber reflexión sin cuestionamiento. Sin instrucción se hace peligrosa la planificación. No hay tesis hipotética sin el modelo hipotético que pueda ser probado, calibrado o—en su defecto, anulado. Sin interrogantes propios no hay conclusiones propias. Añora lo que no le dio la academia que en su juventud desperdició en desperdicios.

 

El verbo ya elegido, a la derecha queda el otro. El number Two. La acción. Personifica el nacionalismo feroz, viril, la batalla encarnizada o la testosterona militar, un mastín revolucionario. Letra pifiada—Ché de Chávez. Vez. Habilidades y similitudes de multitasking con el médico filántropo argentino vuelto torturador, verdugo y propagandista, relacionista público y economista marxista. Este personaje puede con todo. Es eficiente como lo que sea. Robespierre, 50vo Presidente (inconstitucional), Torquemada, Himmler, Napoleón, Atila y ahora acusado de ser el Super-Pablo de los Soles. Lo que sea. Hay que temerle a quien esté dispuesto a torturar por estar dispuesto a ser torturado. Mazo dando. Guerrero pragmático—ataque y defensa. El fin y los medios. Sabe cuántas balas se requieren y sabe lo que cuestan las balas. Hace y luego consulta. Mala maña. Pericia útil donde hay tanto arribista inútil.

 

Ungido, a Maduro se le condenó a divagar por los tenebrosos pasillos del poder sin otra luz que el recuerdo de la linterna del supremo. Su mente crítica solo repite lo criticado. Sin mente crítica propia, se buscan respuestas a oscuras. Llevado al fracaso de la nebulosidad, se corre el riesgo de escuchar fantasmas de pajaritos. Daka. Solo repite y consiente lo que en la práctica no funciona. No sabe innovar… No soy yo el que les habla sino el pueblo quien habla por mi boca…no se le cree. Con tanta pobreza conceptual y un patrimonio sacado de la imitación, se pueden proponer y hasta escribir leyes pero no se pueden resolver problemas urgentes. El verbo no le basta. Del basurero de la falsificada semántica colectivista solo hay desgaste. Todo es desperdicio. El descontento nacional consigue poco alivio en conspiraciones fantásticas y guerras fantasmas.

 

La arrogancia vitalicia del régimen está derogada. La lealtad fanática al Comandante Supremo no hace a los arribistas en el poder más eficientes ni más sabios. El verbo socialista y la praxis nacionalista siguen conjugadas pero ya no conquistan ni mentes, ni corazones. El fanatismo ideológico es útil en una guerra (asimétrica, a muerte o santa) pero no en la economía. La economía como el pueblo, somos todos y no es nadie en particular. Ganaron la guerra mediática y expropiaron la crítica que siempre es útil porque define fallas y carencias. Y llegaron las lluvias. Irónico que un régimen que debutó con una catástrofe climática, culmine luego de una larga sequía.

 

“Después de mi el diluvio” o alguna variante. 

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