Aspectos de la tecnología totalitaria del Siglo XXI
Por Mario Guillermo Massone
@massone59
Los mecanismos por medio de los cuales se nos aniquila progresivamente la libertad, en la Venezuela del Totalitarismo del Siglo XXI, no son nuevos. Se usaron en el totalitarismo del siglo pasado, en todas sus versiones. Pero han sido adaptados a la época globalizada.
La tecnología de las cámaras de gas, de la legalidad asesina y opresora, de la hegemonía comunicacional del ministro de comunicación nazi, de la mentira, de la persecución, son la ingeniería en que hoy se inspira el Socialismo del Siglo XXI, junto a su Foro de Sao Paolo. La mandrágora de Latinoamérica. Hoy no hay cámaras de gas en Venezuela, pero existe una tecnología de la asfixia. Se han creado las condiciones para aniquilarnos las condiciones de la existencia. Nuestras vidas, nuestra libertad, nuestra sociabilidad, junto al resto de los bienes humanos se hacen tan escasos como los alimentos. El diseño de la miseria humana se materializa a toda máquina.
Estamos en un estado de toque de queda de facto. Esto es un hecho. Solo basta observar la ciudad, el pueblo o el caserío en la oscuridad de la noche y en ausencia de luz eléctrica. Hay tiroteos por doquier. Los asesinatos son abundantes, mientras los alimentos se hacen desierto y sed.
Cada día que pasa, nuestras vidas son vaciadas de bienestar. La civilidad se desvanece. Por ejemplo, el cabal aumento del dólar real, porque de paralelo ha pasado a ser el único que existe, garantiza la precariedad de la existencia humana. No sólo por la insuficiencia económica para adquirir lo esencial, que igual es cada vez más escaso; sino sobre todo porque, junto con la escasez, se crea el caldo de cultivo para el incremento, aún mayor del que conocemos hasta ahora, de la criminalidad.
La legalidad, por su parte, es instrumento de opresión. De la persona y su dignidad. De su libertad. La ley del más fuerte. Así como se veja a Daniel Ceballos, a Leopoldo López, a los estudiantes, a Antonio Ledezma, a Maria Corina Machado, así como se persiguen a nuestros demás políticos, a nosotros, los venezolanos de la libertad, nos imponen una celda legal. A estas alturas, en el año 2015, las leyes vigentes tienen carácter de normas de orden público y sus materias son objeto de utilidad pública y social. Por una parte, el derecho privado está a punto de extinción. Los contratos, instrumentos esenciales del intercambio humano, pierden su espacio natural. La libre determinación de la voluntad de las personas, principio y fin del derecho civil, reducido a cenizas jurídicas. ¡Incertidumbre legal! Y por la otra: ¡todo es expropiable!
La hegemonía comunicacional, la tiranía de la mentira, opera como deformación alucinada de la realidad. Siguiendo a Goebbels, la responsabilidad de sus propios actos, de los del gobierno nacional, productores de miseria y crimen, se la atribuyen a la oposición. El inocente es culpado de los actos del violador. Los medios de comunicación rojos muestran una apariencia que no se corresponde con la realidad. Dibujo de una realidad inexistente. Sarcófago del verdadero ser.
Funcionarios son investigados en otras jurisdicciones por narcotráfico internacional. El narcotráfico en Venezuela es inocultable. Se reconoce lo que no se puede ocultar, pero se le atribuye su actividad a otros. Goebbels, al pie de la letra. Se crean matrices falsas. Se culpa de todo y de cualquier cosa a la oposición, sobre todo por los propios actos del gobierno. Por los actos del acusador. En todas las áreas de actividad humana, primero, se destruye a quienes mejor pueden revertir el daño nacional y luego se les acusa de la destrucción y la ruina. Muy perverso.
Tenemos mucho por delante. Hay que resistir para vencer y actuar en todo espacio que aún quede. La historia nos muestra que todo es superable. Como nos dice el Papa Francisco: la unidad es superior al conflicto.
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