Editorial #268: El tiempo apremia

La tarjeta única no puede ser la única tarjeta de lucha

Después de días de intenso debate y muchos rumores, finalmente el jueves de la semana pasada la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) anunció que acudirá con tarjeta única a las elecciones parlamentarias del próximo 6 de diciembre. Voluntad Popular, uno de los partidos que aún no había tomado una decisión al respecto, anunció que se sumaría a esta disposición con algunas condiciones que tienen que ver principalmente con la manera en la que la MUD funciona.

 

Sin duda, con tarjeta única y sin competencia entre los partidos, será más simple hacer una campaña en la que se invite a los venezolanos a votar por ella. Dentro de todo, es un logro para una oposición que se ha visto dividida en los últimos meses. Sin embargo, sería una simplificación afirmar que esta división se debe solamente a visiones diferentes –que las hay-, ya que también ha sido consecuencia de prácticas partidistas egoístas y reprochables que deben ser superadas de una vez por todas, más aún en una coyuntura de grave crisis como la que vivimos.  

 

Es mucho el tiempo que la dirigencia opositora pierde en discusiones fútiles, mientras el país se cae a pedazos a su alrededor y cuando tiene, en pocos meses, unas elecciones que lejos de ser una “fiesta electoral” serán una lucha existencial. A eso se le suman, inexplicablemente, “intelectuales” y analistas, convertidos en férreos detractores de compañeros de la Unidad que piensan distinto.

 

Independientemente de la decisión final, una vez más el proceso de discusión interno en la MUD dejó mucho que desear si se analizan los motivos que lo definieron y, una vez más, demostró que muchos opositores y sus toldas siguen estando absolutamente desconectados de la realidad y del venezolano. La verdadera unidad que es clave para el triunfo es la que se construye con los ciudadanos y sus aspiraciones, no entre algunos partidos con intereses miopes.

 

Son pocos los que se enfocan en lo que de verdad puede definir la próxima elección: las condiciones electorales. De nada servirá una tarjeta única, candidatos unitarios e incluso ser una evidente mayoría si no actuamos como tal. La oposición debe luchar por mínimas condiciones que garanticen que se respete el resultado: entre otras, algunas que no pueden estar ausentes son el conteo de todas la boletas, la observación internacional y el cierre a tiempo de las mesas. De no lograrse, el desenlace es predecible.

 

Queda mucho por hacer si se pretende que el 6 de diciembre sea un hito en la lucha por la recuperación de la democracia y no quede como otra más de las fechas negras que la oposición tiene en su colección.

 

La tarjeta única no puede ser la única tarjeta de lucha de una oposición que tiene la responsabilidad de llegar al 6 de diciembre mejor preparada que nunca. Este logro ha tomado más tiempo del que debería y otras tareas mucho más importantes aún no se han comenzado a discutir.

 

Queda mucho por hacer y el tiempo apremia.

 

 

Miguel Velarde

Editor en Jefe

@MiguelVelarde

mvelarde@guayoyoenletras.com

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