Editorial #271: La razón del descontento
Las oportunidades se presentan. Queda de parte de quien las recibe, aprovecharlas o no
El cálculo, en política, es determinante a la hora de pretender resultados. Las emociones, que son las que marcan las tendencias y los triunfos son el eje central de las actividades de campaña, y en ese sentido, quienes logran conectar con esas emociones, son los que regularmente resultan vencedores.
La monumental crisis que vive Venezuela es ejemplo vivo del cálculo, de las emociones, y de la necesidad de conexión entre el mensaje y el objetivo político que se pretende.
Los expertos que son escuchados por la hegemonía de la unicidad establecen como premisa básica que el creciente descontento por la conducción política del país, en términos de abastecimiento, calidad de vida e inseguridad (a saber de los más recientes estudios de opinión difundidos) es directamente proporcional a la intención de voto de esos ciudadanos descontentos.
Una segunda premisa establece -como camino más largo, escarpado y tortuoso, pero escogido- que la estrategia debe ser edulcorar a esos descontentos, con un mensaje de continuación de las promesas incumplidas, pero esta vez ofreciendo -con certeza- que sí se cumplirán.
Allí es donde puede radicar el error de cálculo, de política, de conexión -y lamentablemente- de resultados.
La razón del descontento es una sola; subdividida en infinidad de calamidades y padecimientos; pero es una sola: El modelo populista, enmarcado en el rentismo genocida que redistribuye migajas, sin ánimo de generar oportunidades para el desarrollo. Para decirlo en dos frases: Lo que está no sirve y hay que cambiarlo de raíz.
Más de 80% de los venezolanos está descontento con lo que ocurre en Venezuela, más de 80% de los venezolanos cree que la cosa va mal y puede empeorar, más de 80% de los venezolanos cree que esto debe cambiar.
Sobrán razones para que quienes piensan en cálculo electoral, en política y sobretodo, en resultados para el país, asuman que hay que hacer conectar a ese más de 80% de venezolanos con la auténtica razón del descontento, y enfilar las baterías hacia un resultado que procure un cambio radical a la actual situación; lo que implica la conquista del poder para ejercerlo e impulsar la transformación del modelo.
Extender la arruga, con falsas concesiones, con promesas vagas, con populismo sin sentido, es calcular mal, confundir el término política, despercidicar la posibilidad de conexión; y dejar ir un resultado; que pareciera -según creen algunos expertos- que más de 80% de los venezolanos quisieran tener.
Alfredo Yánez Mondragón
@incisos
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