Emprender: más que una tradición
La palabra emprendedor proviene del francés entrepreneur (pionero), siendo utilizada inicialmente para referirse a estos aventureros como Colón que se venían al nuevo mundo sin saber con certeza que esperar. Hoy en día, es esta misma actitud hacia la incertidumbre lo que caracteriza al emprendedor. La capacidad emprendedora como capacidad de innovación no sólo es una opción de este tiempo, se ha vuelto una necesidad ineludible de profundizar en nuestros países latinoamericanos , a partir de la nueva realidad que emerge de la globalización el cambio de paradigma tecnológico.
La globalización económica en síntesis consiste en la liberalización de los mercados, las eliminación de barreras del comercio internacional, la unificación e integración del sistema financiero mundial, todo lo cual ha permitido el aumento de los flujos comerciales y de los flujos financieros a través de todo el mundo; la creación de grandes consorcios globales y multinacionales en todo tipo de negocios; la distribución de la producción y la localización de las compañías en diversos países. Este proceso ha permitido la creación de una riqueza nunca antes vista, ha empoderado a los clientes para elegir entre múltiples ofertas con alta exigencia de calidad e innovación, ha obligado a las compañías a exigirse por una constante mejora de sus ofertas, la calidad del servicio y la experiencia que entrega a los clientes. la mejora de los servicios básicos para el proceso industrial como telefonía, servicios sanitarios y electricidad ha mejorado la calidad y permitido la universalización de la oferta. La innovación constante ha caracterizado el comercio.
Sólo los pueblos emprendedores se vuelven prósperos. Argumentos hay de sobra para sustentar con solidez la necesidad de promover el emprendimiento. Las sociedades a lo largo de la historia han privilegiado ciertos conocimientos y practicas necesarias para su supervivencia, las cuales, con el normal devenir del tiempo, se vuelven obsoletas porque entran en escena otras tecnologías que requieren de nuevas competencias. Alvin Toffler, habla de tres grandes periodos que él denomina Olas. En la primera de ellas, se produce la revolución agrícola, en la segunda, la revolución industrial y en la tercera la sociedad post-industrial. El paso de una Ola a la siguiente produjo grandes cambios sociales, culturales y económicos que dejaron perdedores y ganadores. Justamente estamos atravesando por la tercera ola, y como antaño, dejará muchos rezagados, pero también aventajados. La pregunta es ¿En cual grupo nos queremos quedar?
En Venezuela como ejemplo hay mucha iniciativa de emprendimiento, y muestra de ello es que actualmente hay cerca de 300 mil personas iniciando una empresa. La clave para perdurar, es buscar primero a los clientes, probar, y luego encontrar financiamiento. No es tarea fácil de emprender, tampoco se convierte uno en un emprendedor de la noche a la mañana. Es un proceso que requiere pasión, dedicación, entusiasmo, tolerancia a la frustración, aguante, mucha fortaleza y lo mas importante de todo FE, creer en si mismo, en sus capacidades, en sus sueños, jamás debe perder las esperanzas, en fin, ha de seguir adelante con tesón y convicción.
Recuerden una gran frase de Peter Drucker: “Allí donde hay una empresa de éxito alguien tomó alguna vez una decisión valiente”.
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