La situación causa un efecto dominó en la sociedad
Falta de agua despierta más crisis en el país
La crisis por falta de agua en Venezuela no sólo se suma a la larga lista de dificultades que azotan al país, sino que además, agudiza la mayoría de ellas. Pese a las pasadas experiencias en el país con respecto a este tipo de situación en los años 2002 y 2010, y teniendo en cuenta que ya han pasado seis meses desde las declaraciones de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), en la que se informaba el grado de intensidad del fenómeno El Niño, las instituciones encargadas no han tomado las previsiones correspondientes con respecto al tema, aun cuando es materia fundamental dentro de la agenda pública.
La falta de previsiones nos conduce inevitablemente a la crisis energética que ya tenemos en puertas, al encontrarse el complejo hidroeléctrico Simón Bolívar (El Guri) a dos meses de su posible colapso, para medir la intensidad del problema sólo basta con saber que dicho complejo es el encargado de suministrar más del 60% de energía al territorio venezolano.
Al igual que otros tantos temas que se discuten en el país, la crisis del agua se ha convertido en una contienda para saber quién tiene la culpa de la escasez. El Gobierno, por su parte, implica sólo a los factores exógenos, librándose de cualquier responsabilidad administrativa; por otro lado, sus detractores expresan que ésta es una crisis provocada por el Ejecutivo, minimizando el tema del cambio climático en la que nos vemos inmersos incluso a nivel mundial. Por lo tanto, hay que tener en cuenta que cuando se habla de la crisis del agua en Venezuela es muy ingenuo pensar que ésta es provocada por una o por otra razón, cuando es más bien la suma de ambas.
Estamos frente a condiciones meteorológicas extremas con el actual episodio de El Niño, pero también es cierto que hay otros factores importantes, que nos han conducido al inminente colapso, entre ellos: la paralización de los servicios de saneamiento, el abandono del mantenimiento en las cuencas hidrológicas, la centralización de los servicios, la falta de nuevas infraestructuras para el abastecimiento y, en general, la poca gestión, gerencia y planificación por parte de los encargados.
La crisis del agua, como ya se expuso, parece traer consigo un efecto dominó. Las consecuencias de la escasez se extienden en todos los ámbitos de nuestra vida, entre ellos el más fundamental: la salud. A gran escala, la crisis del agua afecta también nuestra economía, con respecto a posibles daños en la agricultura (lo que queda) y ganadería; educación, debido a la suspensión de clases por falta de higiene en las instituciones; crecimiento poblacional, cuando las consecuencias afectan la mortalidad infantil y se producen movimientos migratorios; y comunicación, pues las nuevas tecnologías hacen uso de la energía al igual que algunos espacios destinados al entretenimiento.
Es primordial entender que la importancia del agua va mucho más allá de sus usos domésticos, este recurso natural, en sentido individual, nos mantiene con vida y en un sentido social nos mantiene en función.
Experiencias mundiales, como el caso de África, nos permiten visualizar con más profundidad el problema de la escasez del vital líquido, que muchas veces reducimos al simple hecho de no tener agua para bañarnos en la ducha o para lavar el carro, cuando es indiscutible que el tema trae consigo aspectos mucho más graves que se escapan de nuestra visión. Por ejemplo, la escasez de agua es en sí misma un foco de enfermedades, entre ellas: la malaria (en la India), el dengue, el paludismo, la escabiosis, la diarrea, la desnutrición, la hepatitis, el cólera, etc. Y si sumamos eso a la crisis de salud por la que atraviesa el país por falta de insumos médicos, se nos presenta un escenario poco alentador.
Incluso dentro del mismo país se encuentran experiencias de primera mano, que nos pueden hacer entender qué tan grave es el problema. Por un lado, los hospitales son afectados por la escasez, viéndose obligados a suspender cirugías, o en otros casos, a pedir a los familiares de los pacientes llevar agua para las cirugías y aseo personal. Por otro lado, existen brotes de escabiosis cada vez más frecuentes. Por último, hay denuncias importantes por la mala calidad del agua, pues en su mayoría llega en color marrón y a veces hasta hedionda. En este sentido es de carácter urgente pre-ocuparse también por nuestra crisis de salud.
El sobreprecio del agua se anexa a los problemas ya mencionados, pues el costo de los camiones cisterna oscila entre los doce mil y cincuenta mil bolívares. Ello dependiendo del lugar del territorio en el que se viva, por supuesto, en el interior del país, cada una de estas problemáticas es más severa. Por lo que la correlación entre sueldo y el precio de los productos básicos, es cada día más abismal.
El llamado no sólo es a concientizar acerca del uso correcto del agua, sino además a profundizar nuestro papel ciudadano como agentes de cambio. Es nuestro derecho y deber exigir una mejora en la gestión administrativa de nuestros servicios, acorde a las coyunturas por las que atraviesa el país.
A continuación, el Plan Especial de Abastecimiento 2016, http://www.hidrocapital.com.ve/internet2/ para el área Metropolitana de Caracas, Barlovento, los Altos Mirandinos, Guarenas-Guatire y los Valles del Tuy. Vigente desde el 01/03/2016.
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