Una boliviana poética y surrealista
Antagónica Furry: El arte como juego erótico

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9:00 PM. La Paz, Bolivia. La  aspereza en la voz de Antagónica Furry invita a lo erótico. En la noche de la entrevista telefónica para Guayoyo en Letras, Antagónica se encontraba tumbada en su cama, con el televisor encendido y  su cachorra Piaf acurrucada entre sábanas. “No traigo medias, ni ropa interior”, confesó con burla.

Yannet Delgadillo, mejor conocida en las redes sociales como Antagónica Furry es una artista visual y poetisa de la cultura alternativa boliviana con obras expuestas en Italia, Francia, España y Alemania. Su arte es surrealista, erótico y escatológico.

“Lo mío raya en lo sexual. Juego con el absurdo, lo ridículo; lo que es asqueroso y nos parece de cuatro paredes”, comentó Antagónica. La carrera artística de Yannet inició a los 15 años, cuando empezó a escribir poesía para escapar y hacer frente a una infancia solitaria y turbulenta. “La poesía me salvó. Me hizo sentir cariño por mí misma y por la vida”, confesó ella. Su obra literaria se recoge en cinco poemarios; todos  simulan estar escritos por el puño de un hombre. Antagónica no se lleva bien con la popularidad.

Retrato de Antagónica Furry en las sombras. Fotografía de un amigo.

Retrato de Antagónica Furry en las sombras. Fotografía de un amigo.

Yannet expone su trabajo artístico en cuentas de Facebook e Instagram. La artista no deja rastros de su vida personal en las redes sociales, y con mucha suerte e insistencia, los lectores pueden encontrar alguna fotografía de su rostro. Ella es una sombra detrás de su arte, no quiere dejar huella; prefiere (como ella lo expresó) que “el arte tenga personalidad, sea antropomorfe en sí mismo y se desligue de su mano”.

Mientras Antagónica hablaba, su página de facebook seguía abierta en el monitor de Guayoyo en Letras. [Clic, scroll, guardar imagen]. Conocer el trabajo de Yannet es encontrarse con dibujos, viñetas y collages que exploran el sexo masculino, la muerte, el absurdo de lo erótico y el dolor; aunque en su obra también deja espacio para la ternura, el romance y lo chistoso. Yannet no cree en la inspiración de la musa, deja que el arte se dé solo, sin meditaciones, sin interrupciones.

“Si asocio mi arte con mi vida cotidiana, necesariamente tendría que ser una loca, una drogadicta o una ninfómana; pero existe una separación entre mi arte y la artista”, contó Antagónica; quien se confesó  tierna, tímida, hogareña y maternal.

En la entrevista la voz de Yannet se movía entre tonos suaves y roncos. Recalcó que su arte no es el resultado de traumas pasados; pero sí es la conclusión de una energía sexual atrapada dentro de su cuerpo.

Según la poetisa la expresión artística sirve para canalizar la energía interior; y desde que es célibe todo su sexo se refleja en las obras que crea. “Dime Yannis…”, insistió. Entró en confianza, se sintió cómoda. Continuó: “esta es la primera vez que voy a hablar de mi historia. Nadie más lo sabe”. La entrevista se extendió hasta la medianoche.

Antagónica tiene 31 años, sin hijos; fue modelo de desnudo, diseña ropa, es tacaña y solo tiene un jean. “Mis labios siempre están rojos y mi pelo es negro, largo y ondulado. Escribí prólogos para poemarios en una exposición colectiva de arte en Ibarra – Ecuador”, y reveló algo más: a los cinco años edad, la pareja de su madre abusó de ella. Su historia es intensa y poco conocida. Ella soltó un suspiro; le faltaba el aire.

“Mi madre me contó cuando era niña, que mi padre era ese hombre que me dio el apellido Delgadillo. Él era un borracho y muy abusivo con ella”, prosiguió.  A los 15 años Yannet terminó en terapia psiquiátrica; su primera experiencia sexual abrió la caja de pandora. Ella amaba el sexo; una tendencia que la llevó a la ninfomanía. Los médicos no entendían la razón; hasta que decidió someterse a una regresión psíquica para completar su proceso terapéutico. Yannet confesó al psiquiatra que su padre la había violado. Esa fue la primera vez que lo dijo en voz alta; ella no podía recordarlo.

La artista lloró, gritó. Su madre lo sabía. “Me confesó que ese fue el motivo por el cual abandonó a ese señor. El tiempo pasó y en casa ya no se habla del tema”, contó la poetisa sin inmutarse. La madre de Yannet le ocultó algo más: el hombre que le dio el apellido y después abusó de ella, en realidad no era su padre.

La historia de la artista fue el resultado de una semana de pasión entre el escritor colombiano Leo Castillo y su madre, la joven encargada de una tienda para turistas en Bolivia. “Mi madre había roto con su novio, y ella conoció a Castillo en la tienda de artesanías. Mi verdadero padre se fue a Barranquilla y mi madre quedó embarazada. Ella como mujer astuta decidió regresar con su antigua pareja para decir que la niña era de él”, finalizó Yannet con una risa nerviosa.

Antagónica Furry conoció a su verdadero padre cuando trabajó como ilustradora para el mismo Leo Castillo, quien estaba por publicar un libro de cuentos infantiles, titulado “Alumbra palabras”. Su madre pidió ver al escritor, y ambos se reconocieron. La vida secreta de Yannet se extiende un poco más, y revela datos sobre aquella época de su vida en la que intentó ordenarse como monja y se enamoró de un joven seminarista agustino.

Collage de Antagónica Furry

Collage de Antagónica Furry

La poetisa sale del convento en busca de su vocación. La vida religiosa no es para ella. Yannis terminó el relato con una conversación sobre su trabajo. Su historia desemboca en el arte. Después de la 1:00 AM, la batería de su celular estaba vacía. La conversación se cortó bruscamente.

La mañana después de la entrevista, Antagónica Furry compartió en exclusiva con Guayoyo en Letras una colección de  su trabajo artístico, que por su naturaleza explícita requiere de la discreción del lector:

La poesía de Antagónica Furry

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Entre las cabezas florales de los brócolis

duermen gordos gusanos verdes fluorescentes,

y escondidas en los pliegues de las gigantes hojas de acelgas, se arrebujan arañas de imprudente tamaño.

Bajo el grifo todo queda limpio. Los asuntos pendientes son una catástrofe ambiental en mi vida, algo que crece sin remedio, desorbitadamente, algo que adquiere la contundencia de una plaga bíblica.

 Ella tan silente y colérica se traga a mordiscos. No, ya he dejado de ver legumbres y ella me pide un radio de acción.

¡Actúa, gira y huéleme!. Mendigas esta sonata de verdades. No huyas!,

brindemos por las orgías no vividas, por la complicidad,

por la fraccionada vida enmohecida, por los vectores,

por los molidos huesos de ayer, por tu sopa,

 por tus pies que tantas guerras han causado.

Ven…, entra en esta cajita llena de formón.

Te invito a morir dibujándonos tristes.

 Porque solo tristes sabremos la insignificancia discreción.

(Poemario: Cofradía de seres acuarelados)

 

Puedes encontrar a Antagónica Furry en Facebook e Instagram

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