¿Cómo se construye un país?
No es Venezuela el único país que ha venido atravesando dinámicas de cambio fuertes dentro de su estructura –refiriéndome por su estructura a cada uno de los sistemas que la conforman y la hace existir y ser–, de hecho, en un panorama global podemos observar que el planeta nos está respondiendo, estamos cosechando las consecuencias de lo que universalmente hemos sembrado por cientos de años, sin hacer juicios de valor, sin hablar de fe en la humanidad, porque las cosas no ocurren en blanco y negro sino en una interesantísima y compleja gama de matices, hoy día tenemos los resultados de todos los cálculos, calculados y no calculados pero igual puestos en acción, por los seres humanos. De hecho, es muy común observar la situación actual como una aparición mágica de los últimos 2 años, otros dicen que 17 años, pero particularmente no puedo verlo por escalas, para mí es una consecución de hechos en el tiempo que se vuelven obvios no desde su pasado-presente sino desde el futuro-presente, por ejemplo, nuestros problemas entorno al petróleo no comenzaron cuando cayeron los precios del barril por debajo de los 40 dólares, sino desde que inició la industria petrolera venezolana por allá por 1900, desde entonces esto ha determinado nuestra forma de organización social, económica, política y cultural, desde entonces se ha venido sembrando no precisamente el petróleo, como hubiera querido Uslar Pietri, sino las consecuencias que cosechamos hoy día. Así, más que culpar a nadie, se trata de estar conscientes que la manera en la que se organiza la existencia, en este caso de los venezolanos, está determinada por las decisiones que tomamos a diario; desde donde estamos no solemos tener muy claro cómo resultará en el futuro y no es sino después de los años, estudiando al pasado, que nos damos cuenta de ello.
Ante las adversidades y los cambios drásticos las personas nos vemos sorprendidas por aquello que no estaba en nuestros planes; el constante movimiento del mundo y de la vida nos obliga a intentar seguir el paso y ponernos en marcha para no ser excluidos, olvidados, para no perecer. Hay diversos puntos de vista respecto a la actitud de los venezolanos en los tiempos presentes, desde los que condenan hasta los que endiosan, a mí me parece muy interesante las respuestas que hemos venido generando ante las crisis, formas de desahogo y supervivencia de la conciencia de la modernidad. De igual manera, en ello hay actuaciones que aplaudo y que desacuerdo. Quiero mencionar también la impresión que tenemos ante las noticias diarias, la prensa es una guerra informativa en la que predominan las malas nuevas, son tan comunes estas noticias que yo misma decidí sentarme a pensar si era que no le daba tanta importancia a los problemas nacionales, me di cuenta de que sí lo hago, pero que también parece ser una cualidad mía actuar en función de contrarrestar los problemas, porque lo que pueda hacer una persona no cambia el mundo pero sí transforma la conciencia y el mundo se compone de ellas. A fin de cuentas, algo hay que hacer mientras estamos de paso por aquí, si no fuese así escogiéramos morir inmediatamente. Y precisamente en este panorama nacional, donde he escuchado a muchas, muchas personas expresar las cosas buenas y malas que consideran de la nación, es donde me pregunto: ¿y qué vamos a hacer al respecto?
En estos momentos todos parecemos a la espera de algo, no sé si es que esperamos que el país se construya solo, escucho gente que se va afirmando que algún regresarán cuando Venezuela sea otra, ¿y quién la hace otra?, no critico la decisión de aquellos que consideraron irse pero sí la infantilidad de pensar que la vida es lo que Disney nos ha vendido, de que por la magia del cine todo termina en felices para siempre; a lo que me refiero es, señoras, señores, la esperanza no es para que esperemos, la esperanza es para que actuemos. Los planes no son cortos, quienes estamos formándonos con la vista en esa meta, tratando de no quitarla de esa meta, sabemos que debemos tirar nuestro cable a tierra, no hay soluciones de dos días, ni de dos años. Venezuela presenta actualmente serios problemas en materia educativa, agraria, económica, de salud, por mencionar solo algunos, en torno a esto mi pregunta es: ¿qué piensan hacer, profesores, maestros, estudiantes de bachillerato? ¿Qué piensan hacer, doctores, enfermeros, estudiantes de medicina? ¿Qué piensan hacer, arquitectos, ingenieros, creadores, artistas? ¿Qué piensan hacer economistas, sociólogos, internacionalistas, filósofos, físicos, químicos, matemáticos, biólogos? ¿Qué piensan hacer, caraqueños, maracuchos, merideños, barinenses, venezolanos? ¿Qué piensan hacer, personas con manos, con pies, con aliento, con cerebro, con vida? ¿Qué piensan hacer chavistas, oposicionistas –y no me digan que dejar de pelear mientras siguen peleando? Porque si realmente es como nos gusta llenarnos la boca, de que creemos en lo que tenemos, cuándo, cuándo lo ponemos a valer.
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