¿Está toda la oposición convencida de cambiar al gobierno?
Editorial #303: Voluntad política
Existe una frase popular que reza: “La gota de agua perfora la roca, no por su fuerza, sino por su constancia”. Define muy bien una de las reglas esenciales de la vida: no importa el tamaño de un reto, si uno le pone el suficiente esfuerzo, es probable que lo supere. Claro, eso sí, no se debe olvidar la variable más importante: la convicción para lograrlo.
En la política es igual. No existe motor más extraordinario que la voluntad política para alcanzar un objetivo. Independientemente de lo empinado del camino o de los obstáculos que se encuentren en éste, generalmente la variable que define si se llega o no a la meta es el convencimiento que se tenía incluso antes de partir.
Hace más de dos años se hizo evidente que en la oposición existían dos visiones distintas de lo que se tenía que hacer: una consideraba que se debía esperar a las próximas elecciones presidenciales en el 2019 y “dejar que este gobierno se desgaste”. La otra planteaba que eso era irresponsable: que se debía buscar la manera de lograr el cambio político a la mayor brevedad posible y evitar llegar a donde hemos llegado: una crisis humanitaria. El choque de estrategias fue público y el quiebre en la oposición evidente.
Hoy, después de mucho debate, parece que existe coincidencia en lo que se debe hacer: hay que cambiar al gobierno. Sin embargo, como no podía ser diferente en un grupo que aglutina a organizaciones políticas tan distintas, también existen diversas posiciones sobre cuál es la mejor vía constitucional para hacerlo. No es una divergencia menor, porque si no se soluciona pronto o, peor aún, si se elige la equivocada, el resultado será un estrepitoso fracaso que puede terminar fortaleciendo al chavismo.
El problema es que hemos llegado a una situación en la que la permanencia de este modelo en el poder ya no se cuenta en días, sino en vidas. No solamente mueren casi 30.000 personas cada año como consecuencia de una violencia desbordada –Caracas es la ciudad más peligrosa del mundo, según organismos internacionales especializados en el tema-, sino también están muriendo personas por la falta de medicamentos e incluso existen denuncias del fallecimiento de decenas de bebés recién nacidos debido a las precarias condiciones en la que se encuentran los hospitales. El país se desangra.
La crisis que atravesamos solo se va a profundizar si no se hacen cambios estructurales en el modelo. El Fondo Monetario Internacional acaba de publicar un informe en el que pronostica una inflación en Venezuela de 500% para 2016 –cuarto año como el país con la más alta del mundo- y superior a 1600% para 2017. La escasez alcanza el 90% en ciertos rubros de primera necesidad, niveles de un país en guerra. Ni siquiera podemos imaginar lo que viene.
No hay objetivo que sea imposible de alcanzar si de verdad existe el deseo de hacerlo. Las condiciones están dadas para lograr el cambio político. La pregunta que muchos nos hacemos hoy es: ¿Está toda la oposición convencida?
Pareciera que no todos. A algunos les cuesta disimular su falta de voluntad política para hacerlo.
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