Revisar la Ley Orgánica de Cultura

Ha levantado una justificada indignación, entre los sectores culturales independientes, la constitución de un  Estado Mayor de la Cultura que, dada la pobre imaginación ministerial, simula una respuesta para los más urgentes problemas que ocasiona una política pública que tampoco es tal. No lo es y nunca lo será la militarización de la cultura venezolana, propulsada paradójicamente por quienes – antes – rasgaban sus vestiduras ante cualquier hecho parecido. Sin embargo, tenemos una materia más urgente.

La vigente Ley Orgánica de Cultura (LOC) tuvo por origen la atolondrada sanción del proyecto, en un par de sesiones, por agosto de 2013 que, después, incumplido impunemente el breve plazo constitucional, no fue promulgada ni devuelta por el presidente de la República. Reaparecerá aproximadamente año y medio después, en Gaceta Oficial, gracias a la aplicación de una ley habilitante que fue solicitada por motivos radicalmente distintos.

Por cierto,  el texto originalmente sancionado por la Asamblea Nacional, contempló la creación de un Fondo Cultural que combatimos en su momento, haciéndonos acreedores del denuesto de la bancada oficialista y de sus partidarios que, recordemos el hábito, monopolizaban las barras del hemiciclo. Y, después, reafirmando nuestros alegatos, ese fondo destinado al despilfarro, como ha acaecido con otros ideados alevosamente, desapareció de la ley del señor Maduro, con el servil silencio de sus viejos festejadores.

Lo cierto es que la LOC, violatoria de la Constitución, simplificadora de un fenómeno tan complejo, orientada a reafirmar a un régimen que nos desea espiritualmente sojuzgados, debe revisarse. Es un trabajo importante para la Comisión Permanente de Cultura, pues, ha dado ocasión a la discusión y sanción de leyes ordinarias, como a la propuesta de otras que acentúan esa clara vocación totalitaria que se cuela por los poros del funcionariado cultural.

Irresponsablemente, a pesar de estar conscientes de la situación, por el testimonio privado que nos dieron algunos parlamentarios del gobierno, la LOC generó una normativa que dijo asegurar un vasto compromiso clientelar con los esperan por más de década y media por un mínimo de seguridad social. Simplemente, no hay recursos para ello y, los que había, se evaporaron al ritmo de un socialismo rentístico, parasitario y campamental.

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