¿A qué jugamos?
Por lo general cuando utilizamos la palabra juego la asociamos con niños divirtiéndose o con algún deporte en particular. Pero cuando es utilizada en la Política, se le puede definir como a aquel conjunto de movimientos que un partido político, líder u otro actor pueda realizar, con el único fin de ascender en la búsqueda o el mantenimiento del poder. Ahora bien, si tomamos en cuenta esto último, podemos inferir que el comportamiento de la clase que controla la Política o Status Quo en Venezuela gira en torno al mantenimiento y/o ampliación de su espacio de influencia. Pongámoslo más simple, cada partido busca mantener su parcela política y solo correrán riesgos si la victoria es inminente; a no ser que se quiera defender terreno, en ese caso los riesgos siempre se van a asumir, nunca se dará un espacio por perdido.
Prueba de esto son las elecciones del 6D, la MUD y los partidos que la conforman tenían mucho terreno que ganar en un país plagado de personas desesperadas y descontentas. Estos con una campaña más que aceptable, corrieron los riesgos necesarios para llegar a donde estamos actualmente. Mientras que el PSUV hizo todo lo políticamente posible para no perder espacios, a pesar de eso, los terminó perdiendo y con creces. Aunque es válido hacer la siguiente pregunta ¿Algo ha cambiado?
Si bien el Poder Legislativo está ahora en manos de la oposición y este “funciona normalmente”, la situación del país ha empeorado. Atención, esto no es una acusación a la MUD de que sea culpable de los problemas del país, no, eso es culpa del Gobierno Nacional, es público y notorio. El detalle está, en que el Gobierno no ha hecho otra cosa que escudarse en que la Asamblea Nacional no lo deja trabajar, por el simple hecho de ser “Adeco-burguesa”, puesto que solo busca beneficiar al empresariado. Esto ¡Es verdad! Se busca beneficiar al sector empresarial porque es la única forma de estimular a la economía venezolana y de que inversionistas extranjeros vengan a nuestro país.
Pero la renovación no solo depende de las leyes, también depende del que las hace cumplir, es decir, del Gobierno. Estos continúan en su “cruzada ideológica” en la combaten cada ley que emana de la AN por las razones antes expuestas, pero dentro de esto hay un par de detalles son que son muy particulares. La AN no es “Adeco-Burguesa” para aprobar créditos adicionales, que si mi memoria no me falla se han aprobado 4 en lo que va de periodo legislativo, y tampoco es súper malvada, hija del imperio para aprobar una ley que garantiza el bono de alimentación y medicinas para los pensionados y jubilados. ¿Se dan cuenta de la doble moral? Claro, para lo que me beneficia si es bueno, pero para lo demás es una hija de Freddy Kruger y Darth Vader, bueno no, ellos son personajes del imperio, más bien serían hijos de la Sayona y el Silbón.
Por otra parte, vamos a la posición actual de la oposición, porque son estos los que tienen la mesa servida para terminarle de dar el empujón al Gobierno, pero cabe preguntarse ¿Por qué no se lo han dado? Simple, nadie quiere asumir el riesgo, a pesar de que existen muchos mecanismos desde donde agarrarse, que van desde la exigencia de la partida de nacimiento de Maduro, hasta la aplicación del famoso Art. 350 de la Constitución ante la flagrante violación hecha a esta en días pasados, al no remover de su cargo al ministro de alimentación, después de que este recibió una moción de censura por parte de la AN. Si quieren más información acerca de las mociones de censura pueden leer el Art. 180 numeral 10 de la Constitución.
Entonces en todo este remolino ¿Dónde quedamos nosotros? Simple en el mismo lugar, pero con peores condiciones, en un país en el que se acuestan personas sin dormir, en donde jóvenes se retiran de las Universidades públicas y privadas porque necesitan encontrar un trabajo para poder aportar algo a su familia. Vivimos en un país en donde la criminalidad continua en aumento, en donde el tema de conversación es un delincuente abatido y no que nuestras Universidades están en crisis, en donde se prioriza lo individual y se deja a un lado lo colectivo. En fin, vivimos en un país con un grave problema de valores, en el que los ciudadanos están enfocados en comprar una bolsa de alimentos para subsistir y ni se les pasa por la mente las vicisitudes por la que atraviesa la República. Mientras tanto los actores políticos parecen estar inertes ante la situación, entonces ¿A que jugamos?
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