Aunque algunos eventos pueden parecer totalmente desconectados entre sí, no lo están
Editorial #320: Diferentes, pero iguales
La semana pasada estuvo llena de hechos que, a simple vista, parece que no tuvieran nada que ver entre ellos. Sin embargo, luego de un análisis más profundo, hay indicios de que podría no ser así.
El primero de ellos fue la cantinflesca comunicación de la presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), Tibisay Lucena. El martes, después de decir mucho sin decir nada, el único anuncio importante que hizo fue que la segunda etapa de recolección del 20% de firmas para activar el referéndum revocatorio quedaba para finales de octubre, una mala noticia para la oposición que había anunciado que podía hacerse temprano en septiembre.
Hace tiempo advertimos que la realización del referéndum este año era muy poco probable y que apostar todo solo a esa vía era un error. También advertimos que lo más inteligente era mantener vivas las cuatro vías constitucionales para el cambio político que la MUD había aprobado. Hoy todo indica que no habrá referéndum este año y aceptar uno el 2017 es un fraude. La decisión de no hacerlo este año no es técnica, es política, y la tomaron hace tiempo. Mientras tanto, la oposición solo atinó a responder confirmando la fecha para la marcha nacional que pretende ponerle presión al CNE: el 1ro de septiembre.
El segundo evento importante de la semana -y en apariencia desconectado del anterior- fue el anuncio hecho el viernes por Nicolás Maduro sobre el 50% de incremento del salario mínimo que se implementará -¡qué casualidad!- a partir del 1ro de septiembre.
El impacto más importante de este anuncio no se da en términos de ingreso. La inflación, pronosticada hace poco por el Fondo Monetario Internacional en alrededor de 700% para este año, será aún mayor, alcanzando posiblemente 900%. Peor aún, su impacto en la pequeña y mediana empresa que aún lucha por sobrevivir en el país será brutal, casi una condena a muerte.
Lo que hoy está claro para la mayoría es que no hay ni habrá aumento al salario suficiente que cubra la galopante inflación con la que vivimos hace años. Nada solucionará el grave problema económico que tenemos mientras no se cambie el modelo de manera estructural y que eso permita un desarrollo con crecimiento en la producción y con libertades económicas.
El tercer evento, dado a conocer por la Corte de Apelaciones casi a la misma hora del viernes que el anterior, fue la ratificación de la injusta condena contra Leopoldo López a casi 14 años de prisión. No solamente la noticia es indignante, sino también lo es el cálculo de los tiempos en los que se anuncia para que el repudio de la población sea menor.
Aunque estos eventos pueden parecer totalmente desconectados entre sí, no lo están. Todos son parte de un plan mayor del gobierno con un único objetivo: aferrarse al poder.
Mientras tanto, la oposición sigue luciendo desconcertada. Su próxima acción, la marcha, es anunciada para dentro de tres semanas en un contexto en el que un día es una eternidad y, cuando alguien osa preguntar cuál es el “plan B” en caso de no concretarse el referéndum, recibe muchas críticas pero pocas respuestas.
En Venezuela, las cosas que nos pasan parecen a primera vista diferentes entre sí. Pero en el fondo, son casi lo mismo: parte de un gran caos.
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