¿Para qué sirvió el petróleo?

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Con una proyección del 700% en inflación según el FMI, reducción en las reservas internacionales, contracción de la economía, severa escasez y desabastecimiento, destrucción del aparato productivo así como la existencia de un estricto control de cambio generador de un mercado paralelo que prácticamente controla la economía desde una página web.

Ese es un retrato a medias de la Venezuela gobernada por el presidente Nicolás Maduro, país que entre guerra económica según la versión oficial y una inflación voraz según la realidad, intenta mantenerse día tras día sin encontrar salida a la grave crisis que enfrenta el país.

Casi un siglo lleva Venezuela viviendo de la renta petrolera, que a lo largo de los últimos años ha mantenido una clase de populismo financiado por la bonanza. Populismo que se desenmascara con la caída de los precios del petróleo. Sucedió con el ex presidente Carlos Andrés Pérez y ahora con Nicolás Maduro, quien con la baja del barril del petróleo, se evidencia que no supieron hacer otra cosa que vender petróleo y despilfarrarlo.

Millones de millones de dólares entraron al país desde 1999, sin embargo, la AN solicita declarar crisis humanitaria en materia de salud. El gobierno del ex presidente Chávez y su sucesor, recibieron la bonanza más grande en la historia petrolera del país, sin embargo, actualmente BCV suscribe un préstamo del FLAR sin autorización del parlamento. Entonces, ¿Para qué sirvió la bonanza?

En la actualidad, más del 90% de las divisas que entran al país provienen del petróleo y con un modelo centralista donde todo lo maneja e interviene el estado, son 35$ (precio del barril al momento que escribí el artículo) de los más de 100$ que entraban anteriormente. 35$ para salud, educación, infraestructura, comida, deudas, entre otros.

Sin duda alguna, no hay dinero y el gobierno de alguna forma busca raspar la olla y endeudar más al país con el fin de darle oxígeno a la compleja situación. Con un control de cambio totalmente ajeno a la realidad, las pocas divisas que entran al país se evaporan rápidamente entre la corrupción y falta de liquidez de dólares.

Los marginados del control de cambio deben acudir al mercado negro que lleva una gran brecha con el mercado oficial. Con esta distorsión en la economía, con un diferencial cambiario bastante amplio se crea un mercado paralelo en todas las áreas. Por un lado está el producto con precio regulado (el mercado oficial) el cual para tener acceso se deben realizar kilométricas colas y por otro lado, un mercado negro donde se revenden y especulan todos los productos.

Las políticas del gobierno de Maduro se estrellan contra la corrupción existente en los organismos reguladores y con unos precios oficiales muy ajenos a la realidad. A esto se le suma, una constante arremetida al sector privado que en el marco de una “guerra económica” se le acusa de una inflación inducida y procesos de simplificación de la producción.

El gobierno carece de confianza y sensatez en el manejo de la economía. Se aferra a unos ideales y se radicaliza más en la construcción de un “socialismo” que nunca se ha visto, pues cada día que pasa se profundiza más en la pobreza, desigualdad en las clases sociales, inequidad, entre otros.

En este sentido, Venezuela ha estado en la mirada internacional hace bastante tiempo, el gobierno de Maduro con su radicalización y autoritarismo se ha venido aislando en la región latinoamericana y en el mundo, carente de muy poco apoyo.

Sin embargo, se sigue insistiendo en que la salida a la crisis radica en el dialogo sincero de los distintos actores de la política venezolana para encontrar pronta soluciones a la crisis. Aunque esto requiera la adopción de medidas impopulares para el rescate de la economía y que sólo los más pobres padecerán. Soluciones que simplemente contradecirían el modelo socialista que impulsó el ex presidente Chávez. La adopción de soluciones sería un alto costo político para Nicolás Maduro, por eso no sólo se cruza de brazos y se avoca sólo a insultar. Las soluciones necesarias serían la destrucción del “legado de Chávez” que sólo fue una ilusión populista mantenida por la gran bonanza petrolera. Contrariar todo eso, sería aceptar el error y fracaso de las políticas pseudo socialistas de los últimos años.

Eliascastror@hotmail.com

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Elías Castro
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