Un nuevo acto para el teatro: La toma de Caracas

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Hace 10 años era impensable imaginar que una manifestación de oposición saliera crecida desde El Valle en Caracas, un bastión chavista marcado por el rojo del PSUV, que a medida  que la crisis va agravándose, se ha desteñido y deja multitud de colores que se apartan del partido de Gobierno y de todo lo que representa, mostrando este 1ro de septiembre, que el pueblo venezolano le ha dado una sentencia al chavismo post mortem: ¡se tienen que ir y punto! sin embargo, la velocidad de su partida es hasta ahora, una incógnita no respondida en la última jornada, ni se visualiza un panorama claro, luego de que los psuvistas saquen sus maletas de Miraflores.

Por los momentos nos quedan los hechos del primero de septiembre, los discursos de los líderes opositores y la elocuencia de la historia. Sobre los hechos, se tiene que considerar al casi millón de personas tomando tres avenidas caraqueñas, a los buses bloqueados en la carretera para que no llegaran a la capital, a la débil afluencia roja a la convocatoria del presidente, a los buses del Estado usados por el Gobierno para trasladar manifestantes afectos al PSUV, escoltados por motorizados adornados con sus chalecos de líneas de mototaxi, pasando descarados por la avenida Francisco Fajardo, ante los ojos de los opositores molestos e indignados. Por supuesto, en parte de aquel día esperado y temido por muchos, se encuentran los episodios violentos y el desconocimiento a las palabras de algunos líderes, que tuvieron que soportar abucheos que casi ningún medio pudo trasmitir.

Hechos durante la marcha

Los marchantes iniciaron su caminata en diferentes puntos de la ciudad, personas de todas las edades, en familia, solos, en pareja, con amigos, cada quien con su historia particular; su motivación personal para manifestarse. Todos tenían algo en común:  el deseo y el reclamo de que Nicolás Maduro y todo el Gobierno, acepten inmediatamente medirse en un referéndum. Con esa finalidad, la manifestación recorrió Caracas paralizada para esta jornada, tres estaciones del metro estuvieron cerradas, gran parte de comercios no abrieron sus santamarias, las calles estaban solas, hasta que eran invadidas por quienes reclaman cambios, como  los que piensan, que las exigencias deben plantearse con acciones radicales y ya no con solo palabras, aplausos, y discursos. Para disgusto de estos últimos, al llegar a la tarima, los líderes de oposición tenían planificado una exhibición de políticos de todo el país, confundiendo a muchos de los asistentes, quienes se preguntaban ¿En qué momento la manifestación se convirtió en un mitin político?

Mientras los diferentes diputados, concejales y alcaldes de la MUD daban sus discursos, los manifestantes cruzaron el puente a nivel de Las Mercedes, para subir a la autopista Francisco Fajardo y caminar en búsqueda de Altamira, para unirse a la otra concentración. Nunca he visto un momento que gratifique mejor la división de posiciones entre quienes se oponen al chavismo que en aquella oportunidad, en donde los protestantes que esperaban la orden política de sus líderes, estaban separados por El Guaire, de los que deseaban reventar Caracas para sacudir al Gobierno en Miraflores.

En la autopista habían Guardias Nacionales en moto, apostados en el borde de la vía, tranquilos y callados, solo se escuchaba de ellos algunas órdenes de sus oficiales. Los marchistas los miraban con desconfianza, algo que no los llevaba a insultarlos ni provocarlos, más bien algunos de los presentes, se acercaban a ellos con las manos extendidas para saludarlos como señal de fraternidad, diciéndoles que su lucha era la suya también, que el hambre no discrimina uniformes y que la delincuencia está en franca guerra con militares y civiles, algo que escuchaban los funcionarios con indiferencia.

Las personas empezaron su camino hacia Altamira, llamaban a los demás que estaban del otro lado de El Guaire, quienes no se moverían hasta escuchar las nuevas instrucciones. Para el próximo miércoles 7 de septiembre viene una nueva movilización, luego el 14 una a nivel nacional durante 12 horas y para el día siguiente se llevará a cabo la toma de Venezuela, con una duración de 24 horas. Esta serie de manifestaciones prometen ser tan contundentes, que el Gobierno no tendrá otra alternativa sino dar una fecha para el revocatorio, por lo menos es lo que dicen miembros de la oposición, entre ellos el diputado Fredy Guevara, que 50 minutos después del anuncio del fin de la jornada, se acercó a los manifestantes que aún se encontraban en la autopista Francisco Fajardo, delante de los escudos de la Policía Nacional— Ha terminado la toma—  dijo intentando apaciguar los ánimos, a lo que los manifestantes respondieron con gritos y señalamientos en contra de él y toda la dirigencia.

Aquí son todos mayores de edad, yo no puedo decirles qué hacer, yo cumplo con decirles cuál es nuestra planificación política para luchar por el revocatorio—El diputado intentaba persuadir a las personas que no estaban dispuestas a abandonar las calles, la frustración, la rabia, la pasión anarquista y el ímpetu adolescente que se mezclaban en un crisol violento, no iban a menguar por promesas, aquellos que permanecían en la autopista no eran los que esperaban tranquilos en sus casas hasta las 8:00pm para cacerolear— ¡Tú no haces colas! ¡Tú no haces cola!—gritaban, algunos se acercaban a Guevara para decirle en la cara, su indisposición a seguir escuchando a dirigentes con la frente seca y el estómago lleno, querían presión, determinación, fuego y cambio.

El diputado bajó del muro después de su anunció, algunos se le acercan para encararlo— ¡Vengo de Maracaibo! ¿A dónde voy a dormir? ¿En la autopista?—vocifera un muchacho de camisa gris—, ¡Soy del Táchira pase 24 horas de viaje!— Un hombre de 50 años aproximadamente. Se acerca y le señala de frente—Dígale a toda la dirigencia que tiene que hacer las cosas bien, como gente seria— el diputado se seca el sudor, algunas gotas son invisibles, en ese momento la confrontación es interrumpida, de una camioneta de año reciente, se baja una señora con porte de dama en la autopista dirección oeste—este, tenía una emergencia médica pero los Policías Nacionales presionados por los manifestantes no abrieron paso, la mujer se baja en medio de la multitud, se acerca a conversar con los funcionarios de seguridad que permanecen con sus rostros indiferentes, confrontados por el sol implacable y el calor del asfalto que avivaba la tensión. Las palabras de la señora no funcionan, el piquete se niega a abrirse, negativa suficiente para que las piedras llovieran junto con palos y botellas.

La marcha, el mitin, la estafa

Miles de personas viajaron de toda Venezuela con la expectativa, de que el primero de septiembre sería un día histórico, en el que el Gobierno temblaría ante el millón de personas que caminó determinado. Sin embargo, la marcha concluyó como muchas otras, frente a una tarima en donde los líderes de la oposición como si estuvieran en una pasarela de discursos, exhibieron sus oratorias gastadas, que hicieron que miles se decepcionaran. ¿Qué estaba pensando la dirigencia de la MUD? ¿No sabían que muchos se molestarían?

Previo a la “Toma de Caracas” la oposición y el Gobierno han tenido una serie de actuaciones, que sugieren, por lo menos para el criterio de quien escribe, que han establecido negociaciones que necesitan del teatro de las concentraciones. Es del saber publico los créditos de la República Popular China al gobierno, que en vista de la caída de los precios del petróleo, al parecer, y según fuentes del diario “El Nacional”, no desembolsaran más dinero durante los próximos dos años, periodo en el que el país, no se verá obligado a cancelar parte de sus obligaciones con el gigante asiático. Esto ha obligado a Venezuela a tomar acciones económicas levemente racionales, que son el preludio para todo un paquete de medidas que los ciudadanos comunes tendremos que enfrentar.

El próximo año será aún más complicado, así que políticamente, pensando en la conservación de la gobernabilidad, la llegada de un gobierno de oposición en los próximos meses, sería débil e inestable, cientos de colectivos permanecen armados en las calles, quienes no van a aceptar reducciones en planes sociales y la popularidad de un líder en este tiempo, se basa en dirección de la voz del estómago, que de seguro estará insatisfecho por un buen tiempo.

La figura de Chávez, lo que representó, su imagen sobredimensionada, permanece en la mente de muchísimos venezolanos, quienes al ver cambios en la irracionalidad populista de los últimos años, se echaran en la calle y podrían ser reclutados por extremistas de izquierda. La MUD, en medio de sus fallas tiene entre sus filas, personajes con visión política, conscientes de lo delicado en la transición que ya comenzó, no actuaran como en el 2002, ni van excluir a los rojos como en épocas de  Rómulo Betancourt, necesitan de todos para poder mantener el Estado, mientras se hacen los difíciles ajustes en la economía.

El chavismo quiere tener futuro siendo oposición, así que entregarán las cabezas de sus líderes más señalados como corruptos y narcotraficantes, surfearán los difíciles 2017 y 2018 asumiendo el desgaste por las medidas económicas, saldrán de Miraflores después de haber sacrificado a Maduro, sosteniéndose en el poder militar representado por Padrino López, hasta que un nuevo presidente, por primera vez en 20 años, desligado de la boina y el castrismo, sea juramentado en la Asamblea Nacional.

Aunque nos duela

Lamentablemente para el ego de los venezolanos, para la credibilidad de los medios de comunicación privados, para las masas que aún conservan su chavismo, las élites políticas permanecen usando a las personas como sus piezas de ajedrez, por supuesto, harán todo lo posible por demostrar lo contrario, sacrificaran a algunos como a Leopoldo, Ledezma y ahora a Goicochea, líderes que podrían  acumular sobre sí el respaldo suficiente para  actuar con independencia o para otros intereses alejados a las actuales cúpulas. La historia atestigua a favor de esta hipótesis, tan solo hay que revisar los conflictos dentro de Acción Democrática en los años 80, cuando un grupo de Adecos, entre los que se encontraba Antonio Ledezma, apoyó la candidatura de Carlos Andrés Pérez, frente a la resistencia de la dirigencia principal del partido, teniendo en la actualidad, a Ramos Allup como último representante de esa generación cogollera, que no quería la llegada de Pérez, para mantener sus posiciones hegemónicas en Venezuela.

La política y la guerra tienen en común el engaño, así como la finalidad de beneficiar a una élite, que se alimenta del caos para fortalecer su dominio sobre las naciones, por tal razón, ahora más que nunca se necesita de la iniciativa ciudadana, para reventar la dictadura verdadera, no aquella que se ve fácilmente representada en el chavismo moribundo, sino las cúpulas partidistas, que juegan con el sudor y la sangre de los venezolanos, el pueblo necesita liberarse de la opresión impuesta por los grandes hombres, para que nazca del seno del barrio, de la urbanización, del caserío, de la comunidad, la nueva Venezuela que en sí misma es grande y defiende sus intereses, con conciencia del país y verdadero sentido de democracia. El gobierno de todos no puede ser solo una palabra vacía, que adorna nuestras consignas.

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Jorge Flores Riofrio
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