Guerra contra política: Las luchas internas en la MUD
Desde Caín y Abel la humanidad se ha mantenido en un constante conflicto, en donde los intereses de unos, se contraponen con los de otros, trayendo una confrontación casi inevitable. Por lo menos así lo veía Nicolás Maquiavelo, quien en su obra más conocida “El Príncipe” afirmó: “Las guerras entre imperios no se evitan, se prevén” frase abalada por la historia, en donde se muestra la tendencia humana a la conflictividad, que se ha traducido en contantes y sangrientas guerras, no solo de imperios, sino de comunidades, familias y habitantes de una misma ciudad.
Como no podíamos matarnos los unos a los otros, sí queríamos sobrevivir como especie, los humanos inventamos la política, una forma de resolver los conflictos, sin que estos terminaran en masacres, un espacio para que los antagonismos se enfrentaran con las armas dialécticas respaldadas por instituciones y leyes, y no con las espadas y las lanzas que tantas veces se usaron para solventar los problemas de intereses contrapuestos.
Aunque la política ha sido la sustitución para la guerra, está no escapa a principios inherentes en toda confrontación, en donde siempre se encuentra un perdedor y un vencedor, así como una serie de objetivos a alcanzar para obtener la victoria. En el contexto actual del país, es bueno preguntarse ¿En Venezuela cuales son esos objetivos? Y ¿quiénes son los que se están enfrentando?
Se podría responder a la última pregunta que se formula en este artículo con la obvia respuesta: Oposición y Oficialismo. Sin embargo, tal afirmación no termina de aclarar la cuestión, produciendo un nuevo cuestionamiento ¿Por qué sí existen dos grupos antagónicos, uno de ellos vaciló tanto como lo hizo la MUD, para tomar una decisión cohesionada en pos de la victoria?
Unidad y Antagonismos
La visión de los gobiernos de la 4ta Republica, estaba basada principalmente en el Keynesianismo, teoría económica que propone al Estado como regente de la dinámica de los mercados. Según este postulado, el mercado no puede encontrar el equilibrio naturalmente, sino que necesita del control estatal, para que exista un estable crecimiento, algo que fue mutando más allá del pensamiento económico, hasta convertirse en una tendencia política, que conllevó a la partidización del Estado, en cuyas manos la economía era administrada con rigidez, siendo este dirigido por cúpulas políticas al estilo del PRI en México, quitándole autonomía a la iniciativa privada, que debía ser servil a los interés del partido gobernante.
Esta mutación se podría definir como la dictadura de un partido, o mejor dicho de dos (AD Y Copei) que mostró su faceta más rígida, en el gobierno de Jaime Lusinchi, en donde el control de precio y el dominio político sobre todos los sectores, se hizo más férreo, con la excusa de proteger la economía del país, de la fuga de capitales, producto del viernes negro en la administración anterior. Es en este gobierno donde se crea el antecedente de CADIVI, RECADI, con todos los vicios que la institución reguladora de divisas de los rojos de ahora, ha llevado a cuesta y por los que ha perjudicado la economía, haciéndola un instrumento político partidista.
En este contexto, Acción Democrática profundizó su control sobre el país, al punto que todas las gobernaciones estaban dirigidas por los secretarios generales del partido, lo que generó descontento en sectores sindicales, empresariales e intelectuales, que se sintieron excluidos del poder. Sentir justificado. La cúpula adeca y sus aleados, eran los únicos que tenían participación en esa Venezuela, dominada por la bandera blanca, en donde ningún otro color cabía en el poder. El tricolor se destiñó de blanco.
Durante esos años se empezó a hablar de la Antipolítica, con la que se identificaban movimientos sociales inconformes, élites empresariales, antiguos guerrilleros, intelectuales influyentes e incluso, militares de izquierda que preparaban un asalto al poder. Este fenómeno que no era un concepto político, sino una reacción de los excluidos del poder, que no querían el partidismo puntofijista, sino su propia visión de integración nacional, la formación de una República nueva, en sustitución de la cuarta desgastada por el tiempo, el sectarismo y la corrupción.
Muchos de estos excluidos, náufragos como el presidente Carlos Andrés Pérez los llamaría al momento de su destitución, apoyaron a Hugo Rafael Chávez Frías, esperando encontrar en la bota y la boina, el medio para crear una Venezuela que se adaptara a sus intereses, en donde las élites políticas fueran sustituidas, por unas nuevas y más diversas, un gobierno sin partidos hegemónicos, en donde existieran espacios para hacer negocios y discutir otras formas para la repartición de las riquezas. Descubrieron luego de tener el puñal en la espalda, que aquel Comandante, tenía su propia agenda totalitaria, en donde solo los serviles y las focas, iban a tener cabida en su proyecto.
Después de las elecciones de 1998, los partidos tradicionales perdieron influencia de tal manera, que en todos los procesos posteriores en contra del Comandante muerto hasta el 2006, no protagonizaron las acciones opositoras, sino que tenían que trabajar detrás de tarima, siendo excluidos en más de una oportunidad por las élites que querían tomar el poder. Estas élites representaron la antipolítica, aprovecharon la situación que enfrentaba PDVSA, para plantearse la salida de Chávez y establecerse ellos en el Gobierno.
Por medio de Carmona Estanga y Fedecámaras, quisieron hacer una política moldeada a sus intereses, sin incluir en esto a los políticos de carrera, sino a algunos líderes de nuevas agrupaciones, que nacieron durante esta época de conflictividad.
Como sabemos esta jugada no funcionó, los empresarios tras el intento de golpe, no contaban con la experiencia política suficiente, ni las conexiones internacionales importantísimas para sostener un gobierno, eran inexpertos en el manejo de maquinarias electorales y no se percataron, que su representación sindical, era el musculo más importante en el poder, al no contar con la lealtad absoluta de las Fuerzas Armadas. Excluyeron a la CTV, a la agrupación dentro de este movimiento, que no se parecía a la burguesía, que tanto uso Chávez en sus discursos. No comprendieron que los golpes solo los dan los militares y que la transición tiene que ser dirigida por políticos y no por empresarios.
Los políticos de carrera hicieron lo que saben hacer, se sentaron con el Gobierno y negociaron, no podían capitalizar el descontento, estaban desacreditados, mientras que El Presidente, tenía todo lo necesario para actuar a su placer, el ejército, la popularidad y el dinero, ellos debían trabajar como hormiguitas, grano a grano, para en algún momento poder competir en el plano electoral y colocar al benemérito rojo, poco a poco en jaque.
Han pasado muchas cosas desde los días de la Plaza Francia, la Coordinadora democrática y el Referéndum del 2004, sin embargo, las diferencias entre los dos grupos de la oposición no cesan. Los empresarios de la Antipolítica, en nuestras fronteras y fuera de ellas, continúan buscando espacios, saben que el chavismo desalojara pronto y quieren hacer negocios, sin que un Estado dominado por un partido los controle. Mientras las agrupaciones con ideologías similares, Progresistas y Socialdemócratas, tienen sus puntos de vista de cómo conducir el país, no van a ceder en sus posiciones frente a la Antipolítica.
Hechos e hipótesis
Esferas de poder tras la tarima, pueden haber estado haciendo presión, para que las cosas se den como ellos creen que deben realizarse, con la radicalidad expresada por Carmona y sus firmantes cuando anularon todos los poderes, por lo tanto se han creado alianzas entre los que piensan con esta perspectiva y los financistas que buscan refundar la Republica para su beneficio, trayendo una separación profunda en la oposición. Política contra antipolítica, dialogo contra guerra.
La toma de posesión de Carmona Estanga, fue una expresión de antipolítica. Pasar por encima de una constitución respaldada por el voto popular, anular poderes públicos y a funcionarios, es lo contrario a lo que demócratas verdaderos hacen, pero en esos días, quienes lograron destituir al Comandante Muerto, estaban determinados a alcanzar su objetivo, una República acorde a sus intereses, en donde los partidos políticos ajenos a su cúpula, no pudieran hacer vida en ese gobierno nacido de la infamia.
La MUD ha buscado que esa antipolítica no se coma nuevamente el movimiento opositor, enfrentándose a los vicios que prevalecen de los años anteriores al chavismo. El partidismo en exceso y la desconexión de las cúpulas con las bases, parecen ser una enfermedad contagiosa, puesto que partidos nacidos después del 99, adoptan la misma manera de operar, algo que atrasa el cambio que espera Venezuela.
Sin embargo, a diferencia del 2002, la política es la vía más razonable para llevar a cabo el cambio que tanto se necesita, El Gobierno no cuenta con el apoyo internacional, ni con el dinero, ni la popularidad, ni la unidad interna. Sin su líder, son cada vez más quebradizos, menos cohesionados y mucho más débiles, lo que los obliga a dialogar si quiere sobrevivir. La oposición sabe que aunque los rojos están debilitados, en las calles muchas armas son leales al socialismo narcotraficante y a las dadivas marginales, además de que los votos obtenidos para la Asamblea Nacional, no se traducen en apoyo a su liderazgo, sino hacia el rechazo hacia el régimen por parte de una mayoría, que si no encuentra luz al final del camino, optara por otras opciones.
Creo que en la Mesa de la Unidad, la facción política apoyada por nuevos liderazgos, decidió caminar hacia la transición consensuada con el Gobierno, arriesgándose a que el chavismo les cambie la seña, en una jugada que pueda oxigenar un poco al PSUV, dejando muy mal parado a los partidos políticos. Lamentablemente todo indica que es así. Los rojos con sus declaraciones sobre los diálogos secretos, en un intento por desprestigiar a los políticos opositores, Puede que estén presionando al ala radical dentro de la MUD, para que cometa el mismo error de aquellos días de abril.
Ahora, ante los últimos anuncios del CNE, la oposición se une en una misma voz “Referéndum 2016”. Retoma una postura compacta, preparándose para recolectar ese 20%, solo así podrán demostrar que el chavismo tiene fecha de vencimiento y que la oposición, la política, tiene la experiencia y las condiciones para democráticamente, vencer a quienes no están dispuesto a salir sin pelear. Todo un reto para la dirigencia, que debe controlar a los Antipolíticos que quieren batirse con la guerra, para llegar al final de este calvario sin manchas de sangre, por medio de la política, ante un contrincante, que le gusta moverse de la dialéctica a las balas.
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