El logro de la paz en las acciones de la transición a la democracia

I de IV: ¿Por qué son indispensables la reconciliación y la justicia?

Está por comenzar nuestro tránsito a la democracia y debemos iniciar con él la reconciliación que nos llevará a la paz. Ese fue un leitmotiv del simposio “paz y futuro a través de la reconciliación y la justicia” que tuvo lugar los días 20 y 21 de Octubre pasados en la Universidad Simón Bolívar. Con este artículo iniciamos una serie de cuatro dedicados a los temas de reconciliación y justicia que fueron discutidos en el evento.

La reconciliación no sólo es válida porque nos ayuda a lograr la paz o  a impedir que nuestra sociedad viva una violencia abierta en el corto plazo;  es muy valiosa por eso, pero es tanto o más preciosa porque lograrla es requisito indispensable para que los venezolanos estemos dispuestos a trabajar juntos,por mucho tiempo y en dirección a un  mismo objetivo de país.

Sin la reconciliación no alcanzaríamos esa Venezuela de progreso y paz que deseamos y se harían recurrentes o permanentes las crisis como la que vivimos desde hace casi cuarenta años. La reconciliación es parte de una estrategia mayor de reconstrucción del tejido social y de la institucionalidad venezolana; es uno de varios procesos que debemos conducir para ser capaces de retomar una senda hacia el desarrollo. Es decir, la reconciliación es uno de los procesos que se requiere vivir para iniciar una expansión continuada de la libertad de todos. Este fue un primer planteamiento estratégico que resultó de las discusiones del simposio.

Dos grandes dimensiones fueron definidas en las deliberaciones del evento para agrupar las propuestas que fueron discutidas en él, dirigidas a hacer posible “La Reconciliación y la Justicia”.

En la primera dimensión, que fue denominada Socio Política, las propuestas persiguen tres objetivos: En primer lugar ofrecen planteamientos para disminuir los potenciales de violencia que se afincan en la precariedad en que viven las familias en muchas comunidades populares, o que se cimientan en la exclusión social de la que es víctima una alta proporción de la población venezolana; en segundo término ofrecen estrategias para  reducir la polarización que ha sido cultivada sistemáticamente por el Estado a través de mensajes de odio y de discriminación política; y finalmente contemplan estrategias para prevenir y controlar la violencia delictual que amenaza a todos los venezolanos. Las tres son estrategias para lograr la paz.

El segundo espacio es la dimensión de la Justicia, cuyas estrategias tienen que ver con lograr un compromiso real del Estado y la sociedad con el respeto a los derechos humanos,lo cual debe buscarse a través de la educación y otros procesos de socialización, así como desde reformas en el sistema judicial; y en segundo término con asegurar que se haga justicia y se repare a las víctimas en los casos de violación de derechos humanos, como acciones prioritarias en el proceso de transición a la democracia que está por iniciarse.

Si bien es cierto que en Venezuela no hemos sufrido una guerra, lo que estamos viviendo en enfrentamiento social, en polarización política, en incontrolada violencia criminal y en violación sistemática de derechos humanos,  son situaciones parecidas a las que derivaron de los conflictos armados por ejemplo en Centro América,salvando las diferencias en números de muertes. Muchos venezolanos han sido víctimas, y como decía Milagros Betancourt, una de las coordinadoras del simposio en la segunda jornada, “la sociedad venezolana ha sido una víctima inmanente de la violencia y la confrontación”.

En el cierre del simposio se afirmó que “todos nosotros, ciudadanos venezolanos, reclamamos justicia y reparación como víctimas, pero también todos nosotros, miembros de esta sociedad, debemos estar dispuestos a perdonar, a olvidar y a comenzar a trabajar juntos; una cosa no puede excluir a la otra si queremos tener un futuro para todos”.