Tiempos de diálogo
Durante mucho tiempo hemos creído que la política en Venezuela es “dinámica y cambiante”; sin embargo, con los últimos acontecimientos, parece más bien que algunas decisiones son contradictorias e incoherentes.
Luego de la suspensión del Referendo Revocatorio, parecía que estábamos viendo renacer una nueva Unidad; una donde por fin entendían que en un país donde es inexistente la libertad, la democracia, el Estado de Derecho –y ahora hasta las elecciones-, es una Dictadura. Además, entendían también que sólo la Desobediencia Cívica era nuestra vía, cuando nos quitaron el derecho a revocar; basta con recordar a los Diputados de la Asamblea Nacional declarándose en rebelión.
También, a pesar de que no fue inmediato, la Unidad presentó una agenda –plan B-, que al parecer resumía el clamor nacional, consistía básicamente en: Declarar la responsabilidad política de Nicolás Maduro desde la Asamblea Nacional, mientras la fuerza ciudadana, lo ratificaría con una gran movilización hacia el Palacio de Gobierno, Miraflores.
Ningún venezolano contaba con que un sector muy pequeño de nuestra perfecta y anhelada Unidad, se sentaría con el régimen luego de haber prometido que no, y sobre todo, de haber demostrado la ciudadanía en las calles, el rechazo al mismo. Aunque hayan dicho a principio que era sólo una reunión exploratoria, sin duda ya a mitad de la madrugada del 1ro de Noviembre, era imposible intentar ocultar, para lo que ya ante el mundo era: un diálogo. No pretendo caer en el debate si estar o no de acuerdo con un diálogo, -cuando nos consideramos demócratas-; de una vez aclaro que el diálogo no tiene discusión, lo discutible aquí son las condiciones inexistentes para hacerlo.
A pesar del descontento, seguíamos confiando en la agenda; lo que esperábamos que no sucediera, efectivamente sucedió: difieren responsabilidad política de Nicolás Maduro y cancelan movilización hacia Miraflores. Inmediatamente sobresalen las fuertes lluvias de opiniones, a favor y en contra. Pero lo que más sorprende, una vez más, son algunas opiniones de quienes siguen creyendo que vivimos en una Democracia, “muy pequeña”, pero que al fin y al cabo vivimos en ella. Tanto que todavía confían que el régimen –el mismo que se robó las elecciones correspondientes para este año-, podrá ser sometido al carril electoral a través de un diálogo sin condiciones.
Me pregunto ¿cuántas mesas de diálogos y robo de elecciones, seguirán haciendo falta, para entender que ante el mundo, el régimen venezolano es dictatorial?
Mientras la dictadura sigue echando raíces, temo que quienes dialogan piensen más en los tiempos políticos, que en los tiempos del hambre; esto no sólo puede enfriar, sino además, criminalizar las calles; que es de las pocas alternativas que nos queda –cuidado y si no es la única-.
No hay mucho que esperar en los resultados de un diálogo sin condiciones; lo único que podemos asegurar, es el tiempo que le estamos regalando al régimen, mientras se lo quitamos a los venezolanos.
¿Diálogo? Sí, pero así NO.
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