Es difícil encontrar una palabra que defina todo lo que ocurre en Venezuela
Editorial #338 – Esto es un quilombo

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Si un aprendizaje nos ha dejado el chavismo es que por muy malas que estén las cosas, siempre pueden estar peor. Desde hace años, cada diciembre pensamos que no se puede estar en una situación más difícil. Sin embargo, un año más tarde, nos damos cuenta de que extrañamos lo que teníamos antes.

El mismo sentimiento tenemos hoy, quizá incluso magnificado debido a que en estas fechas del año pasado, existía en el país una sensación de optimismo y esperanza gracias a que la oposición acababa de lograr un histórico triunfo en las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre.

Soñábamos con todo lo que iba a cambiar. Teníamos la mayoría calificada en la Asamblea Nacional, con ella se iban a acabar las colas, la inseguridad y el bolívar iba a dejar de perder su valor, como prometían incesantemente los candidatos a diputados de la MUD para obtener nuestros votos. Por fin comenzaríamos a transitar el camino del cambio, estábamos a punto de comenzar el año en el que, siendo una mayoría tan abrumadora, lograríamos lo que tanto habíamos esperado.

Hoy, lo único que nos queda es decepción e indignación. Habiendo logrado acumular una fuerza sin precedente, no solo gracias al camino electoral, sino también a las históricas manifestaciones de calle el 1 de septiembre y el 26 de octubre de este año, la oposición estaba en su mejor momento en más de una década. La comunidad internacional no solo aprobaba, sino también estaba dispuesta a acompañar a las fuerzas democráticas del país a recuperar los derechos democráticos y la institucionalidad del país. Fue ahí que la MUD decidió sentarse en una farsa llamada diálogo traicionando a millones de venezolanos y acabó con su lucha.

Estamos solo a días de terminar un nuevo año que fue peor que el anterior. Los venezolanos pasan sus días sin dinero, sin comida y sin esperanza. Han perdido toda su fe en un gobierno que los humilla y en una oposición que los engaña. Hoy son conscientes de que las cosas nunca han estado tan mal, pero también saben que pueden estar peor.

La indolencia de quienes gobiernan y la complicidad o ineficiencia de la oposición se traducen en miseria y desesperación. La gente ha perdido la confianza en todos por un motivo muy simple: ha sido usada.

Es difícil encontrar una palabra que defina todo lo que ocurre en Venezuela. Ninguna que conozcamos parece ser suficiente para describir la situación del país. Quizá debamos prestarnos alguna de nuestros vecinos del sur, que  cuando enfrentan una situación que va más allá de un lío, de un problema o de una crisis la definen de una manera diferente. Esto es algo que va más allá de lo que podemos considerar normal.

Esto es un quilombo.

Miguel Velarde
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