La política venezolana durante 2016: Breve relato de un futuro suspendido
Luego que cesaron los abrazos en el primer minuto del nuevo año, y las copas y vasos se llenaron nuevamente de licor, más de un venezolano se habrá preguntado, sí este 2017 que apenas comienza, tendrá en sus días menos tragedias y más cosas por las que alegrarse como país, o sí en cambio, se acelerara el descenso hacia profundidades desconocidas, que pueden hacer de las próximas navidades, festividades con mayores ausencias, que ahoguen las últimas esperanzas hacia el futuro.
Aunque el porvenir no está dicho, lo que dejó el caótico 2016, puede servirle a los venezolanos, como un importante material para plantearse un escenario, en este año recién estrenado, que inicia con un nuevo presidente de la Asamblea Nacional, que en su primer discurso, plantea un reenfoque en las estrategias de la oposición, al enfrentarse a un panorama en donde el entusiasmo y la confianza de las mayorías, nuevamente se encuentran abrumadas por la incertidumbre. Por tal motivo, se les trae la evolución del acontecer político del año culminado, que comenzó luminoso como un amanecer en pleno verano, pero que terminó frio y moribundo, como un invierno que se niega a sucumbir a nuevos cambios y dejar sus brisas gélidas alejadas de la tierra, que sufre por la embestida del viento viejo de la noche.
5 de enero: El principio de nada
La cobertura de la posesión de la nueva Asamblea Nacional, fue uno de los momentos en la historia de las trasmisiones en vivo en Venezuela, en la que el internet fue uno de los principales protagonista, que permitió (y no es exagerado decir) que millones de venezolanos pudieran ver, como al monopolio rojo, se le descosía una parte de su poder. Se inauguraba para muchos, una época en donde se desmontaría sin retroceso, todo el poder obtenido por Hugo Chávez, durante su exitosa carrera en vida y sus pírricas victorias posmortem, para dar paso al reinado de la ley y la esperanza. Sin embargo, a los pocos días, el rostro de esa nueva realidad, se fue transformando en la semblante de siempre. Las cadenas parecían aferrarse a las carnes espirituales del pueblo venezolano, que hasta ahora, no encuentra forma de liberarse.
Desde el 11 de enero del 2016, El Tribunal Supremo de Justicia, cuya directiva fue nombrada apresuradamente, en la última e infame sesión de la Asamblea saliente el año anterior, dio su primer zarpazo en contra de la democracia. Declaró a la Asamblea Nacional en desacato, iniciando una serie de anulaciones a las decisiones del poder legislativo, que conllevaron a su disolución en la praxis.
Luego, cuatro días después que el TSJ declaró a la Asamblea Nacional en desacato, El Presidente de la República, anunció El decreto de Emergencia Económica, con lo que el gobierno logró evadir los controles del Poder Legislativo. Así, las capacidades legales del parlamento se quedaron en el papel, las leyes que aprobaba eran anuladas, lo que evidenció como nunca antes, que existe una dictadura, en donde casi todos los Poderes del Estado, están subordinados a los intereses del ejecutivo, al pasar por encima de la constitución y de dejar sin efecto el poder del parlamento, que ahora está bajo el puño de los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia.
La anulación de las iniciativas de la Asamblea Nacional, plantea una realidad, no habrá salida constitucional sino por otros medios, no necesariamente violentos sino negociados, en donde la habilidad política de la oposición será necesaria, frente al desafió que se les presenta. Por los momentos, las dificultades del 2016, parecieran haber arropado a la MUD y su dirigencia, dejándolos, para dolor de quienes votaron por la oposición en las elecciones legislativas, nuevamente en la lona, vencidos por los estrategas del chavismo; quienes engañaron a sus contrarios y los colocaron en un juego, en que ellos salieron favorecidos.
Revocatorio fracasado
A pocos días de la juramentación de los diputados opositores, el debate dentro de la MUD se escuchaba en las calles; la dirigencia de los partidos políticos contrarios al Gobierno, discutían cuál de los mecanismos constitucionales utilizarían, para conseguir que el chavismo, saliera definitivamente de Miraflores. Un grupo estaba a favor de una enmienda a la constitución, que redujera la cantidad de tiempo del Presidente de la República en el poder, adelantando así las elecciones. Otro grupo creía en llamar a una constituyente, que permitiera a la Asamblea Nacional, nombrar a las autoridades del poder Judicial, Electoral y Ciudadano; a su vez, una facción dentro de la oposición creyó que era mejor, más rápido y más adecuado a la urgencia nacional, iniciar el proceso para llegar a un Referéndum Revocatorio.
El 4 de marzo, los partidos de la oposición anunciaron que llevarían a cabo las gestiones para realización del referéndum revocatorio; así que luego de la aprobación de la mayoría de diputados de la Asamblea Nacional, solicitaron al CNE, el modelo de planilla, para la recolección del 1% de firmas necesarias. Después de varias semanas, la paciencia de la dirigencia opositora, comenzó a resquebrajarse ante la negativa del poder electoral, que se reusaba entregar la planilla alegando que faltaban algunos requisitos; ante esto, se anunció una serie de manifestaciones, entre ellas una que se realizaría para llegar a la sede del Consejo Nacional electoral el 27 de abril. La marcha fue cancelada, luego que se le entregó a la dirigencia de la MUD, las esperadas planillas el 26 del mismo mes.
Después que el 2 de mayo la oposición entregó un millón novecientas mil firmas, el CNE anunció un proceso que no estaba contemplado en el reglamento, la autentificación de firmas, así mismo recibió las denuncias de Jorge Rodríguez, alcalde del Municipio Libertador, quien aseguró que se había llevado a cabo un fraude. El poder electoral, determinó que 600 mil firmas, tenían problemas y que debían ser validadas por las mismas personas que habían firmado, además se incluyó la opción, para que aquellos que quisiera retirar su marca, lo hicieran en un periodo de dos días. Estas medidas, retrasaron el proceso hasta el 1 de agosto, lo que hizo del referéndum, un sueño que se desvanecía en el horizonte rojo, que por más que sufriera de protestas espontaneas, saqueos y denuncias en el exterior, se aferraba a su meta, lograr llegar a la culminación del periodo presidencial comenzado en el 2013.
El 6 de agosto, la oposición anunció una gran movilización, para exigir el cronograma que señalara las fechas en las que se realizarían, la recolección del 20% de firmas de personas inscritas en el CNE, proceso necesario para que se llevara a cabo el herido referéndum. El 1 de septiembre fue la fecha en la que ocurriría “La toma de Caracas” una manifestación en la que personas de todo el país, vendrían dispuestas a quedarse en las avenidas de la capital, hasta que sus voces unidas, hicieran retumbar las simientes del régimen socialista, que acapara el poder en Miraflores, pese a que la mayoría de venezolanos ya no los considera capaces, de dirigir al país hacia algo diferente, que no sea la miseria que se manifiesta en la mayoría de hogares.
La fecha llegó, el 1 de septiembre las avenidas se colmaron de una masa vestida en tricolor, desde donde se escuchaba la exigencia de cientos de miles de venezolanos, que estaban juntos en una de las mayores movilizaciones de la historia del país, para terminar frente a una tarima, en donde dirigentes opositores daban discursos repetitivos, que en sí mismos llevaban un mensaje implícito, una declaración que para ese momento no había sido pronunciada por ningún dirigente, una verdad que se revelaba, pero que la mayoría de venezolanos que anhelaban un cambio político no querían ver. El referéndum era un niño que había nacido muerto, ahogado desde el vientre de la Asamblea Nacional, por el Poder Judicial y el CNE, que asesinarían cualquier intento por destronar a su amo.
Ya la Rectora Tibisay Lucena lo había dicho, antes del 14 de septiembre no anunciaría nada, solo adelantaba, que la recolección del 20%, sería a finales del mes de octubre y el referéndum, se llevaría a cabo entre febrero y marzo del siguiente año. Jorge Rodríguez, el alcalde del Municipio Libertador de Caracas había apoyado lo sentenciado por Lucena frente a los medios de comunicación: “No habrá referéndum en el 2016 ni en el 2017”. Ese primero de septiembre para muchos, debió ser el primer día del fin del chavismo en el poder, pero solo se convirtió en un mitin más, el casi millón de venezolanos, estaban dispuesto a ahogar la capital, hasta que la dictadura soltara y cumpliera lo estipulado en la constitución.
El 21 de septiembre se dio la fecha para la recolección del 20% de firmas; 26, 27 y 28 de octubre, además el CNE anunció que la validez de las mismas para ejecutar el referéndum, no estaría basado en la cantidad a nivel nacional, sino por cada estado. A pesar de los análisis, las protestas y las declaraciones opositoras, al final la MUD aceptó las condiciones y empezó su campaña para prepararse para esos tres días, sin embargo la lapidación del mecanismo constitucional no acabaría allí. El 20 de octubre el CNE suspendió la recolección de firmas, alegando que obedecía las sentencia de unos tribunales penales del algunos estados del país, que ordenaban la suspensión del proceso electoral en sus jurisdicciones; por causa del supuesto fraude perpetuado por la oposición durante la recolección del 1% de firmas.
Dialogo o concesión
Después de más de una década, la oposición llamó a la calle con una determinación, que desde los días de abril del 2002, no se escuchaba salir de los labios de la dirigencia. Ni siquiera Leopoldo López, preso desde el 2014, se había atrevido a anunciar una marcha hacia Miraflores, un lugar acaparado por la revolución, que al ser mencionado por los líderes de la MUD, trajeron al recuerdo colectivo, aquellos venezolanos caídos el 11 de abril, en el año más intenso políticamente, que conllevó a la breve caída del chavismo. Los más combativos opositores se prepararon para el 3 de noviembre, dispuestos a dar pelea ante los previsibles bloqueos por parte de la Guardia Nacional y colectivos armados, que no permitirían el sitio a su bastión; lo más pacíficos, se persignaban y desempolvaron los rosarios, creyendo que lo que ocurriría aquel día, en esa avenida en donde se resume Venezuela y su historia, sería una nueva irrigación de sangre, que despertaría la maquinaría violenta en ambos bandos.
Los miedos y las esperanzas se quedaron suspendidas. El 1 de noviembre, en voz del presidente de la Asamblea Nacional, Henry Ramos Allup, con el mismo espíritu del 2005, cuando llamó a la abstención en las elecciones legislativa de entonces, anunció la suspensión de la marcha por pedido del vaticano, para que oposición y gobierno se sentaran e iniciaran un proceso de dialogo, por medio de la mediación de la Santa Iglesia. El referéndum murió definitivamente.
¿Por qué detener la movilización, para sentarse con un gobierno que había demostrado no estar dispuesto a ceder? Fue una pregunta que retumbó en la opinión pública, dejando que se deslizara la desconfianza en millones de venezolanos, que le dieron su voto a una oposición, que parecía aceptar las cadenas en nombre del santo padre. ¿Cómo después de tantos abusos, se llegó a un dialogo? ¿Cuáles fueron los pasos para que el brío de los líderes de la oposición se enfriara y terminaran, sentándose con quienes le habían quitado la oportunidad de cambio a los venezolanos? ¿Por qué el documento en donde se comprometía la MUD y la oposición, utilizaba palabras propias del discurso oficialista?
Para muchos fue una traición, una demostración de la incapacidad de la MUD, que tal vez estaba muerta, como el estratega político JJ Rendon había sentenciado. Sin embargo, es necesario señalar, que los diálogos o intentos de diálogo, (o prediálogo o como lo quieran llamar) llevaban tiempo realizándose. Sí observamos las fechas de los diferentes hechos relacionados con el referéndum, y los acercamientos entre oposición y gobierno que se conocen, se puede presumir que ambas estrategias, ocurrían simultáneamente; no olvidemos las conversaciones en La Romana, Republica Dominicana y las intervenciones de los expresidentes. ¿Por qué las dirigencia opositora actuarían de esa manera? Existen intereses extranjeros, que intervienen en la política nacional, como sí Venezuela fuese solo una pieza de un juego que sobrepasa los límites de nuestras fronteras.
El gran tablero
Ya desde 1948, Mariano Picón Salas hablaba de la intervención extranjera en los aconteceres nacionales, a través de diversos medio ideológicos, “En este choque de grandes potencias, disfrazadas a veces en filosofía política” El ensayista, estaba consciente del contexto de entonces, en donde Estados Unidos y la Unión Soviética, llevaban una guerra política en los países latinoamericanos, (dentro de los que se encontraba Venezuela) para disminuir al otro y convertirse en la potencia hegemónica del mundo. Hoy la lucha por medio de ideologías o corrientes de pensamientos continua, esta vez con la participación de la Rusia de Putin, de la Unión Europea y la China moderna. Estas potencias, al igual que el gigante del norte, están en búsqueda de nuevos yacimientos enérgicos, con los cuales fortalecer sus industrias y mantenerse fuertes en la guerra económica mundial, que se ha hecho cada vez más compleja.
Un ejemplo de esto es el arco minero, una extensión de territorio venezolano, rico en materias primas, a donde trasnacionales de diversas banderas, se han alineado para explotarlas, aunque son muchas las denuncias de expertos, que señalan los riesgos ambientales en la zona, que causan y causaran en el futuro, mayores problemas con el agua y la producción de energía eléctrica para nuestro país. La minería descontrolada en las 8 millones de hectáreas concedidas, es una de las mayores negociaciones desfavorables para el país en su historia, que benefician a las empresas extranjeras y a todos aquellos políticos involucrados, que sin lugar a dudas reciben un jugoso porcentaje, por lograr estas infames concesiones.
La influencia de las trasnacionales apoyadas por sus respectivos gobiernos, no es algo nuevo en Venezuela. Durante los 30 años de tiranía gomecista, muchos funcionarios cercanos al Benemérito, fueron parte de negociados multimillonarios, que le cedieron a empresas estadunidenses, británicas y holandesas, grandes espacios de terreno para su explotación, bajo condiciones que no eran beneficiosas para el país, sino para el régimen y para las fortunas personales que se crearon cercanas al poder. Así mismo, varias leyes promulgadas sobre la explotación minera en Venezuela, fueron redactadas desde las oficinas de las grandes petroleras en su país de origen, según los testimonios de los exfuncionarios investigados en los juicios realizados en 1946, durante el gobierno provisional de Rómulo Betancourt, con los que se buscaba esclarecer, las acciones perjudiciales para el país durante el gomecismo y los actos de corrupción que originaron ese accionar.
No es de extrañar, que las grandes potencias y los emporios económicos de la energía, les interese el statu quo actual, puesto que en una democracia con instituciones fuertes y transparentes, no podrían lograr concesiones tan beneficiosas, por tal motivo necesitan, mantener la odiosa estabilidad en la que se encuentra Venezuela, para poder realizar sus negocios sin inconvenientes costosos en el futuro.
La MUD, no tiene la capacidad de liderar en conjunto a una mayoría, además de estar conformada por partidos políticos, que escuchan a los lobbistas de diferentes empresas poderosas, así como líderes que no están dispuestos a sacrificar, aunque sea una migaja de su cuota de poder, puesto que el cogoyismo del pasado, sigue siendo una enfermedad en la política nacional. La oposición se sentó con el gobierno, porque ambos son participes en la repartición de las riquezas nacionales, a intereses internacionales que tienen su propia guerra por explotar las reservas energéticas venezolanas.
Cuestionamientos necesarios
¿Qué habló Thomas Shannon con Maduro un día antes de la mesa de negociación? La respuesta se mantendrá en el manto negro del secreto ¿Por qué el interés de zapatero en la situación venezolana? Su partido es parte de la internacional socialista (al igual que AD y Voluntad Popular) cuyos intereses se han alineado antes a los grandes consorcios económicos ¿Cómo está jugando Estados Unidos en todo esto? La manera en que presiona la potencia de Norte América, es por medio de las investigaciones que se llevan sobre funcionarios venezolanos. Lo de los narcosobrinos fue una demostración, que para ellos no existe intocables, así que el gobierno chavista, tan marcado por el narcotráfico, no puede ir en contra de los intereses estadunidenses sin tener consecuencias. ¿Los rusos? Un aliado político importante y principal proveedor de armamento ¿Los chinos? Los mayores acreedores del país.
En el 2017, es muy posible que el gobierno de Nicolás Maduro, aunque para los mismos que negocian con él vociferen lo contrario, seguirá tomando medidas económicas necesarias, para mantener la estabilidad política que exigen las trasnacionales. Es una realidad que en los últimos meses del 2016 se conseguían más productos; caros, pero se conseguían. Durante el difunto año se iniciaron medidas de sincerización de precios, el anuncio del nuevo cono monetario y otras medidas, que son parte de un gran paquetazo, que se mostrara durante este año, en el que los políticos harán lo posible por mantener las calles en calma, para hacer los ajustes necesarios y permitir que los poderes extranjeros se beneficien de nuestro silencio. Todo lo que se haga de parte de los grandes partidos (manifestaciones, diálogos, llamados a la calle), en su mayoría serán escenas de la gran obra llamada “Venezuela saqueada”
Al final, el chavismo saldrá del poder, por esa razón el nuevo presidente de la Asamblea Nacional tiene coincidencias en su discurso con Maduro “Elecciones generales”, es probable que haya un consenso para la forma de la salida. Esperemos que cuando los rojos se vayan (porque se irán) nos hayan dejado algo de país.
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