La crónica que nunca quise escribir: Fue asesinado Arnaldo Albornoz

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«El más temido de la farándula», así lo conocían en los pasillos de la televisora Televen y en gran parte del medio artístico de nuestro país. La mutilada, apuñalada, y asesinada República Bolivariana de Venezuela llora el asesinato de uno de sus tantos hijos. Paz para tu alma, Arnaldo Enrique Albornoz Bracho.

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Esta crónica está basada en un hecho real. Los datos expresados en la misma son recreados de manera ficticia. Sin embargo, algunos son reales y se corroboraron en la posterior investigación del hecho punible. Los victimarios aún andan, por ahí, sueltos por la capital del país.

Aunque  ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo”. Salmo 23:4

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2:27 de la madrugada del 15 de enero del 2017

¡Dame las llaves! –  Gritó un hombre que empuñaba un arma de fuego semiautomática, de color negro y de calibre 9mm. El sujeto se desplazaba en una motocicleta de baja cilindrada de la cual se desconoce el número de placa. Caricuao era el sitio en donde ambos hombres se encontraban. Aquel sujeto, aquel elemento del crimen apuntaba a un ciudadano. Ese ciudadano, el que era víctima de un robo era nada más y nada menos que Arnoldo Enrique Albornoz, un reconocido animador de TV nacional.

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“Desde el estudio Uno de tu casa Televen, inicia el programa número 1 de la Farándula Venezolana” ¡LA BOMBA, LA BOMBA! Comenzó La Bomba…

Esas palabras emanaban del televisor de la señora Carmen, quien no se perdía ninguna emisión de su programa favorito La Bomba, porque entre otras cosas, tenía unos guapos conductores y cada vez que lo veía se ponía al día en materia de chismes de farándula nacional.

Ese día, como de costumbre, Osman Aray y Arnaldo Enrique hacían la dupla perfecta en el “periodismo rosa”. Destruían a algunos y alababan a otros con sus comentarios picantes y jocosos.

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Aquella mañana del 13 de enero del 2017 fue el último programa de Arnaldo que vio la señora  Carmen, quien hoy, entre lamentos, afirma que el dolor que debe sentir la mamá de Arnaldo es inexplicable.

“Pobre señora, lo que uno se jode para criar a sus muchachos para que lo vengan a matar”, dijo Carmen.

En aquella última emisión, Arnaldo habló sobre la festividad del Día de la Divina Pastora. Condujo el programa muy feliz, muy animado, bien contento; como siempre lo hacía. Además, se hizo acompañar por su gran sonrisa, una que le cubría todo su rostro, así, inconscientemente se despidió del público. Así, con su sonrisa, lo recordarán.

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-¡Qué me des las llaves, chico!- Repitió por segunda vez.

El temor, la ira, la impotencia, y quién sabe cuántas emociones encontradas más, incidieron en que Arnaldo, pusiera en marcha el motor de su vehículo para intentar escapar. Pensó en que no le dispararía. Él estaba a escasos minutos de su casa.

Cuando giró las llaves, el asesino se dio cuenta de que su víctima intentaría huir. Se molestó y no dudó en  accionar su arma. Disparó una primera vez ¡PAM! , y también una segunda ¡PAM!

Descargó su ira.

Asesinó.

Se robó una vida.

-Se nos escapa, mano, mata a ese carajo-  Dijo el piloto de la motocicleta. El hombre en cuestión efectuó otros dos disparos. Los cuales acabaron con la vida de Arnaldo, mientras él intentaba ingresar al estacionamiento de su residencia, en el Bloque 14 de la UD5 de Caricuao.  

Dos endiablados proyectiles chocaron contra su piel y ahí se alojaron para causar la muerte del animador.  

Vecinos del sector, aseguran que observaron a dos sujetos huir de la zona luego de que se escucharon las detonaciones.

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Funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas  (CICPC) se apersonaron en el sitio del suceso a las pocas horas. Levantaron el cuerpo y las evidencias. Corroboraron la información de lo sucedido con los vecinos y desalojaron el lugar. Todo muy rápido, muy veloz.

Luego, en conjunto con el Ministerio Público, comisionaron al fiscal número 24 de Caracas, para investigar el caso.

¿Lograrán apresar a los victimarios? ¿Se hará justicia? Seguramente eso es lo que esperan los familiares, los conocidos, entre otros allegados a la víctima.

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Unas horas antes

Un centenar de personas aplaudían la obra de teatro que fue tildada como “magnífica y cómica” Qué pasó ayer. Desde sus asientos en una de las salas teatrales del Centro Cultural Urban Cuplé alojado en el CCCT, en Caracas, los asistentes disfrutaban de la obra.

Uno de los protagonistas de aquella representación teatral fue Arnaldo Albornoz, ese sería su último éxito.

Pasada las 10:00 de la noche, hora en que terminó la obra, Albornoz salió con destino al Centro Comercial San Ignacio, a compartir con sus amistades. Sería la última vez que lo verían con vida, que lo verían reír.

El periodista abordó su vehículo, un Fiesta Power, color gris plomo. Salió a toda  máquina a encontrarse con sus amigas. Una felicidad lo acompañaba, una felicidad que no le cabía en todo su corazón. Sentía que estaba alcanzando el éxito y es lo que opinan muchos profesionales del medio.

Una joven reportera de un noticiero nacional aseguró, con la voz algo quebrada, un día después de la muerte del animador que “este era su año…”

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Aproximadamente 10 horas antes del asesinato del periodista, unos delincuentes ingresaron al Palacio de las Academias, en el centro de la capital, frente a la Asamblea Nacional, y sí,  el mismo Palacio en donde Simón Bolívar cursó estudios.

Aquellos sujetos sustrajeron computadoras, entre otros artículos de oficina, de dicho Palacio, así como numerosos daños al patrimonio cultural.  Impunemente, los sujetos huyeron. La noticia corrió por las redes sociales al igual que la pólvora corre por las armas de fuego.

¿Dónde está la justicia de este país? Me pregunto al escribir las líneas de esta crónica que escribo para que todos los ciudadanos del mundo, que la lean, conozcan que en Venezuela no existe una guerra inducida, existe es una guerra contra la delincuencia, una guerra que la libramos todos a cada momento. Una de la que nadie está exento.

Rezo por la seguridad de mi familia, por mis amigos, por mis colegas, por mis conocidos; realmente por la de todos, porque nadie merece morir en manos del hampa.

Yo vuelvo y me pregunto ¿Dónde está la justicia de este país? ¿Sólo sirve para arrastrar a políticos y ceñirles cargos de supuesto terrorismo?

Vivo en el ex país de Venezuela

En donde por cualquier razón alguien quiere acabar con tu vida

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La mañana del lunes 16 de enero, Caracas amaneció de luto, las nubes negras se apoderaron del cielo, el sol se ocultó tras la montaña, y  sí, fue por la muerte del querido animador. Millones de ciudadanos expresaron su pesar a través de las redes sociales.

De esa misma manera, un centenar de oficialistas expresaban su tristeza, porque ese mismo día, el revolucionario Robert Serra cumpliría 30 años de vida.

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Arnaldo fue uno de los tantos caraqueños que murieron en manos del hampa en el segundo fin de semana de enero del 2017. Según datos recabados entre los periodistas  de sucesos, a la Morgue de Bello Monte ingresaron no menos de 20 personas que murieron en manos de la delincuencia organizada ese fin de semana.

See You Again…

Ramsés Rosero B.
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