Tiempo de candidaturas

En una frase: Qué bueno que de una vez por todas se comience a hablar de candidaturas presidenciales.

En los últimos lustros en Venezuela se le ha tenido miedo a hablar de candidaturas, a organizar equipos de trabajo, a prepararse en serio para conquistar el poder y ejercerlo con gallardía, humildad, justicia, eficiencia.

El fenómeno Chávez destrozó ese elemento clave de la República, llamado alternancia, y los deudos no hemos sabido recuperarnos de ese golpe. Es tiempo pues, de que los referentes políticos salgan de su trabajo en la sombra y le den al país propuestas claras y contundentes respecto a sus respectivos proyectos de pacto social posible.

Hace seis años, cuando proclamábamos que las Primarias son un ejercicio ciudadano, valorábamos la intención de más de diez venezolanos de proponer su nombre para dirigir los destinos del país, desde una perspectiva ejecutiva. Ahora nuevamente, la consideración es similar.

Esta crisis de dimensiones incalculables, requiere no solo de Henrique Capriles, Leopoldo López, Henry Ramos Allup (Los tres ya en el ruedo de las candidaturas), sino de Diego Arria, de María Corina Machado, de Henry Falcón, de María Bolívar, de Miguel Rodríguez Torres… De todos cuantos tengan algo que aportar a la sociedad, de manera que el país pueda discernir, definir, escoger, decidir.

Por supuesto que hablar de candidaturas de buenas a primeras, sin que se vislumbre si quiera la intención de parte de los regentes del poder por convocar a los ciudadanos a las urnas, luce dislocado; sin embargo, puede ser una jugada maestra –si se entiende bien y no se asume el tiempo para poner zancadillas- para motivar y nutrir a un país que está a punto de perderlo todo, y tiene la certeza de que seguirá perdiendo.

Si desde la gestoría del poder no se convoca a elecciones, los ciudadanos tiene que conquistarlas y eso solo será posible si se logra un acuerdo político con visión estadista y estrategia milimétrica.

Es urgente motorizar el cambio político, económico y social del país, y es importante conocer quién conducirá los destinos, una vez que ese cambio se produzca.