“Cuando una ley es injusta lo correcto es desobedecer”

En el siglo XVI varios países europeos hicieron vida comercial en la India, intentando incluso instaurar colonias, lográndolo gracias a conflictos internos que azotaban a la nación. Para 1845 la India se encontraba bajo el control de la  Compañía Británica de las Indias Orientales, la cual era una organización que tomo el monopolio comercial de este país.

Tras una guerra perdida y muchos años bajo el control europeo, la India no logra su independencia hasta 1950. La cuestión es que durante esta segunda lucha por la independencia hubo una gran ideología predominante: La “desobediencia civil” movimiento no violento impulsado por el líder Mahatma Gandhi y que ha inspirado otras revoluciones en diversas partes del mundo, todas ellas desde la perspectiva de que es posible lograr las exigencias de los ciudadanos por medio de la protesta pacífica.

Entremos en contexto

Mahatma Gandhi nació en 1896. Su madre le inculcó desde muy joven valores religiosos como el de ser vegetariano, no hacerle daño a ningún ser viviente y a ser tolerante con otros credos religiosos.

Luego de estudiar derecho en Inglaterra, Gandhi vio la oportunidad de trabajar en una compañía India que se encontraba en Natal, Sudáfrica en 1893. Al igual que la India, este país también se encontraba bajo el dominio Europeo.

La situación de los residentes indios en Sudáfrica era difícil, en este país habían diversas leyes racistas de las cuales él, junto a sus compatriotas, se veían sometidos a humillaciones y discriminaciones por su raza; en respuesta a estos ataques, los indios luchaban por medio de la “desobediencia civil” al resistirse a obedecer dichas normativas.

Cuando ya el contrato de Gandhi se había vencido y este se preparaba para volver a la India, las leyes del país se plantaban negarle el derecho al voto a los recidentes indios. No se quedó callado, hizo peticiones por impedir la normativa y aunque no logro el éxito esperado si logro llamar la atención de las autoridades.

Luego de 7 años, un intento de linchamiento a Gandhi por parte de hombres blancos (además de ir a la cárcel en varias ocasiones), miles de indios presos, torturados y fusilados por protestar, finalmente logró llegar a un acuerdo con el gobierno Sudafricano para llegar a una solución para el problema.

Pero esperen, ¡su lucha no terminó allí! En 1915 vuelve a la India y desde entonces, además de profundizar en su crecimiento espiritual y religioso, se involucró activamente en la política del país, siendo su objetivo seguir su propuesta por la lucha no violenta en contra del domino europeo.

En 1930, luego de diversas protestas pacíficas como las huelgas de hambre, por ejemplo, el pueblo indio comenzó a desesperanzarse al no ver progreso en la búsqueda de sus objetivos. Gandhi, bajo sus creencias, propuso realizar una gran protesta con el fin de recuperar el derecho de los indios a producir sal, monopolio que estaba en manos de las colonias extranjeras que dominaban a la nación. Así se originó la denominada “Marcha de la Sal”.

 

Gandhi junto a sus seguidores recorrieron más de  300 kilómetros a pie, el líder incitó a sus compatriotas a boicotear los impuestos que se debían pagar por la producción de sal y a entrar en desobediencia civil para la liberación de la industria. Estos acontecimientos se prolongaron desde el 12 de marzo hasta el 6 de abril de 1930 y se convirtieron en el pilar fundamental de la lucha por la independencia de la India. Cabe destacar que este hecho se puede comparar con la rebelión del té de Boston durante la guerra de Independencia de los Estados Unidos.

Las negociaciones sobre la liberación del pueblo indio se vieron aplazadas por la Segunda Guerra Mundial, tiempo en el cual Gandhi manifestó su descontento con la decisión de que la India participara en la misma, ya que no se podía luchar por la libertad democrática de otros pueblos cuando en su nación la libertad estaba siendo negada.

La independencia de la India no se logró hasta 1950, celebrando sus primeras elecciones libres en 1952. Lamentable Gandhi fue asesinado en 1948 por un extremista religioso.

 

La lucha por la liberación de la India fue larga, llena de altercados y tropiezos, pero el legado que dejó Gandhi inspiró a otros movimientos en el mundo que buscaban lograr un cambio social importante; todo esto por medio de la protesta pacífica como es el caso de Martin Luther King quien, inspirado por la Marcha de la Sal, se convirtió un líder político influyente que abogó por los derechos de los afroamericanos en los Estados Unidos durante mediados del siglo XX.

Cuando las leyes son injustas…

Una de las frases que más caracterizaron a Mahatma Gandhi fue la popular “Cuando una ley es injusta lo correcto es desobedecer”. Desde las sufragistas  hasta los trabajadores que protestaban por condiciones laborales justas, la Desobediencia Civil ha sido un movimiento recurrente en lugares donde la injusticia reina y el descontento colectivo no se puede esconder.

 

De hecho en los Derechos Humanos se establece el derecho a la manifestación pacífica y el artículo 68 de nuestra Constitución establece que: “Los ciudadanos y ciudadanas tiene derecho a manifestar, pacíficamente y sin armas, sin otros requisitos que los que establezca la ley. Se prohíbe el uso de armas de fuego y sustancias tóxicas en el control de manifestaciones pacíficas. La Ley regulará la actuación de los cuerpos policiales y de seguridad en el control del orden público.”

Ya no se puede ocultar la situación de descontento que se vive en el país, ¿es lo mismo una ley injusta a una ley que no se cumple? La injusticia sigue siendo injusticia aunque se intente negarlo u ocultarlo.

La ruptura del hilo constitucional en Venezuela al parecer encendió una chispa que causó que un revuelo popular que empieza a desbordase, pero es importarte saber que la guerra no se gana en un día, y menos cuando se enfrentan manos blancas en contra de rifles y bombas lacrimógenas. Cabe destacar que incluso en la batalla no violenta de Gandhi hubo violencia, pues al fin y al cabo es imposible mantenerse calmado ante las represiones del Estado, el instinto natural es defenderse.

Ha quedado en evidencia los delicados tiempos que vivimos en Venezuela, al ver el ejemplo de Gandhi podemos notar que aunque te enfrentes en paz igual la represión estará presente, lo importante es mantener el pie de lucha firme hasta lograr el objetivo pero… ¿Cuánto seremos capaces de soportar los venezolanos?.

 

Ana Daniela Valero
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