Prosario: la nostalgia de un poeta “Maracucho” que ahora vive en Buenos Aires
El título de su libro que te promete poemas para leer desde el exilio, no está en el diccionario: lo murmuras, re- lees y vuelves a repetirlo, con intriga mientras introduces el término en el buscador, y sigues dándole vueltas. Entonces lo captas: ¡es una construcción! Un, poemario que hace de puente entre los versos y la prosa, un Prosario.
Detrás del manuscrito, y al frente de las teclas, se asoma el bardo y el viajero, a Gabriel García Urrutia, poco le faltó para compartir su nombre con el Gabo, lo ha leído y califica sus letras como densas, igual que lo hizo Márquez, García Urrutia, se dedica al periodismo, y la literatura: “creo que quise ser poeta antes de ser escritor”, se declara un admirador del trabajo de otros autores marabinos como José Olivar y Edgar Sánchez, lo confiesa con la sinceridad impregnada en sus dedos que teclean desde la distancia.
Guayoyo en Letras: ¿De dónde viene su conexión con la poesía?
Tengo miedo de verte/ necesidad de verte/ esperanza de verte/ desazones de verte.
Gabriel García Urritia: “Así empieza el poema Viceverza de Benedetti, antes de leerlo por una dedicatoria que me hicieron en la adolescencia, por mis ojos sólo habían pasado novelas densas; mucho García Marquez, Pocaterra y Poe. De la poesía, académicamente me acercaron a Neruda y Rubén Darío, así que hasta ese punto y salvando algunos destellos de modernismo, cuando me llegó ese texto de Benedetti, algo explotó en mi cabeza y me hizo decir, yo quiero escribir. A partir de ahí me dediqué a leer, a comer y engullir cuanta poesía pasara por mi cara. y no importaba por donde iba mi camino, nunca me despegué de ella.
Mientras estudiaba en la Universidad Católica Cecilio Acosta fui parte del taller permanente de literatura de la genio Ana María Barrios quien siendo argentina (Mira que causalidad), me enseño tantos poetas nuestros, tanto Cadenas, tanto Crespo, Massiani, Vestrini, Rivera, tanto color, tanto ritmo”…
Los poemas de Prosario: para leer desde el exilio, se mantienen en esa línea que lo inspiró: evocan: ansiedad y nostalgia, inquietudes y contradicciones, que desde la subjetividad, García Urrutia, hilvana en torno al tema migratorio, le habla al lector, a sí mismo o a personajes que dibuja entre versos. Es así como cuenta su historia, la de un hombre que se traslada de un país a otro, que nació en Maracaibo, y ahora vive en Argentina.
G.L: ¿Por qué Argentina, hace cuanto se fue?
GGU: “Hace al menos dos años y medios desde que pisé suelo argentino, un pueblo al que tengo mucho aprecio y tuve muy presente en mi crianza y crecimiento, me rodeó la música y su cultura en la adolescencia. Argentina es un pueblo de gente noble y cordial, nada que ver con el estereotipo que se le planta, es cierto que son muy orgullosos y defensores de lo suyo y es creo, algo que envidiar para nosotros como venezolanos, pues son pocos los que agachan la cabeza cuando les preguntan de donde son”.
G.L: ¿Cómo lo han tratado en la tierra de Cortázar y Quino?
GGU: Me han tratado como un ciudadano más del mundo en cuanto a las oportunidades. Como buen pueblo latinoamericano tiene su picardía y su picante, pero lo viven al son del tango y la milonga. Cuando saben que soy de Venezuela te encuentras con los que se ponen el puño en el pecho y se nombran los fans número uno de Chávez y el país, luego están los que te dan un espaldarazo y te dicen ¿Muy jodido? – Muy jodido…
G.L: ¿Qué tanta cultura venezolana hay de ese lado del sur. Ha podido conocer a otros que como usted escriben desde el exilio?
GGU: “Después de llegar y establecerme me fui encontrando con varios artistas, incluso gente que ni siquiera crucé palabras pero sabía que existían. Cuando el movimiento internacional de poesía de Maracaibo deciden publicar mi poemario “Lo breve”, me entero que el poeta Ricardo Montiel también iba a ser publicado y además vive en Buenos Aires, así que junto con él y Flora Francola quien ilustrara Prosari,o hicimos una especie de slam poético entorno a la temática del exilio y Flora que es buena investigadora, me contaba la cantidad de gente fuera de Venezuela, que escribe y cómo estamos convirtiéndonos en una especie de generación del 27”.
El sur del sur es jodido porque son acérrimos protectores de su cultura, lo que te encuentras de Venezuela es lo que llega por los medios o están trayendo los ciudadanos venezolanos, que con emprendimientos y servicios poco a poco han metido desde arte, pasando por música y gastronomía de nuestro pueblo”.
Muchas son las maneras que emplean los inmigrantes, para narrar sus travesías en estos días de diáspora. Gabriel García, hace catarsis por medio de la palabra, convertida en imágenes cotidianas, cargadas de sencillez y empatía: “Que largo es el pasillo de transbordo”. Completa los versos con algunos dibujos, trazos tan simples y cotidianos como: una maleta, una barco, la taza con el café de la mañana, son algunas de las cosas, que el lector encontrará en este libro, que surgió durante su primer otoño en Buenos Aires, y llega a las librerías nacionales editado por Negro Sobre Blanco.
G.L: Más allá de Prosario ¿Qué le trajó ese primer otoño en Buenos Aires?
GGU: “Me trajo vivir en carne propia eso de pisar hojas secas por diversión, hacerlas crujir. Además de Prosario me trajo a nivel literario un montón de textos más, algunos cuentos, incluso un poemario de nombre “otoño” que no ha visto luz y no sé si lo verá pero que tiene unos textos interesantes. El otoño tiene una carga fuerte de melancolía, súmale a eso el malbec mendocino, algún tango en la voz del polaco, los días húmedos, la falta de un buen ingreso y sentirte a la deriva, lejos de tu hogar”.
G.L: ¿Cuál es su percepción del mercado editorial argentino?
GGU: “El mercado editorial es complejo, porque hay varios factores que forcejean, por un lado tienes el país con más libreros y librerías de América Latina, lo que te hace pensar que hay espacio para todos, sin embargo a la par de esto, hay el doble, o más de gente escribiendo y no solo escribiendo, haciéndolo bien, con talento, con maña. Entonces las editoriales tienen que ser demasiado selectas porque son muchos escritores y muy pocas editoriales.
Poco a poco ha crecido el tema de las editoriales independientes o artesanales, que tienen sus limitaciones para la producción masiva pero que sin embargo le ponen el pecho. Tantas librerías y lectores no son fáciles de saciar. Mi trabajo aún no se muestra oficialmente en Argentina, el contacto del público ha sido por lecturas y presentaciones que he hecho basándome en los textos. A la gente le mueve la fibra la ida o la despedida, somos todos exiliados en potencia.
G.L: Dedicó su libro a Maracaibo ¿ha podido encontrar algún lugar en Argentina que le recuerde a la tierra del sol amado?
GGU: “No es fácil, digamos, porque, es Maracaibo, Maracaibo es otra cosa sin embargo, por algo vine a parar a Buenos Aires y no a Mendoza o Rosario, Buenos Aires tiene ese aroma a puerto, la gente tiene tonada en su voz y gritan para escucharse a lo lejos, digamos que Buenos Aires no es Maracaibo, pero yo soy un barco y Buenos Aires tiene puerto”.
Prosario para leer desde el exilio, exuda esa voracidad del inmigrante sobre el nuevo suelo que pisa, es un cúmulo de estímulos sensoriales; comida y lugares, pero sobre todo sensaciones ligadas a la nostalgia y las inquietudes: “Te me quedaste patria en la gaveta/ La de la casa de la infancia/ Donde quedó mi perro Quedó mi vieja con el viejo”.
Son poemas que hacen viajar al lector en retrospectiva, de manera alterna y vertiginosa, desde esa ciudad que poco a poco descubre y va describiendo a la que dejó atrás. Maracaibo y Buenos Aires, son dos personajes muy marcados en la prosa poética de García Urrutia, quien ha escrito un libro para volver al hogar de vez en cuando.
G.L: ¿Qué siente cuando observa lo que está pasando en Venezuela desde la distancia?
GGU:“Como poeta uno entiende que la vida es convulsa y compleja pero es parte de vivir. Venezuela es un órgano que vive y que cómo tal tiene sus procesos. Siento dolor, pero también siento orgullo porque hay aliento y fuerza y aún no ha llegado quien pueda doblegar el pulmón que nos mueve. Como ciudadano me da impotencia, forme parte del proceso de protesta del 2014 y fue una decisión difícil para mí colgar la bandera y partir, pero lo bueno es que somos muchos que resistimos y nos estamos multiplicando”.
G.L: ¿Qué está leyendo en este momento, y quienes se encuentran entre sus autores favoritos?
GGU:“Actualmente estoy releyendo a Cortázar y a la par a Nietzsche, compleja la combinación, pero divertida. Mis autores favoritos son casi todos poetas, Girondo, Vestrini, Massiani, Buckowski, Antonin Artaud, Gelman y tantos otros. Después con la narrativa soy más selecto, pero un fan empedernido del Maracucho Norberto José Olivar, lo admito”.
G.L: Aún no ha revelado la portada de Neimarú ¿puede adelantarnos algo de este nuevo poemario?
GGU: «Neimarú, Neimarú. remansos de agua en Wayuunaiki. Es un poemario de entrega y de conciliación con el amor. Si bien su portada, que aún no ha salido a la luz denota sexualidad, el poemario no se basa en esto, la sexualidad es apenas un complemento del todo. Son poemas breves, directos y sin muchos tapujos, pero que son como remansos de agua para el lector. Debo decir, y de esto me siento orgulloso, que cuenta con un pequeño prólogo del poeta Maracucho Edgar Sánchez al cual admiro y me quito el sombrero por su trabajo”.
G.L: ¿A qué se dedica cuando no está escribiendo?
GGU: “Me dedico a ser padre, a ser pareja y a trabajar. Si bien no estoy ejerciendo mi profesión a nivel económico, colaboro con una revista de música y eventos donde tengo una columna y reseño discos. Actualmente estamos trabajando en un diario digital para los venezolanos acá en Argentina venebaires.com con ayuda también en tema de trámites y todo este asunto, tenemos que apoyarnos.”
García ha tenido la oportunidad de dictar varios talleres de poesía, pero más que un maestro se describe como un compañero: “intento no enseñar a hacer, sino que les doy herramientas para que luego puedan librar una guerra de ideas en el papel y defenderse ante el síndrome de la hoja blanca, digamos que yo los armo y cada quién es responsable de su estratégica”, puntualizó.
G.L: ¿A cuáles cantantes les concede el calificativo de poetas?
GGU: Es difícil, porque el músico escribe con mente de músico, y las letras suelen funcionar como funcionan junto a su música, sin embargo soy muy seguidor de las letras y la música de Fito Páez, Spinnetta, Charly García es menos condimentado y más directo pero tiene lo suyo, Cerati, después los clásicos Silvio, Delgadillo o más modernos como Drexler, Kevin Johansen y un descubrimiento nuevo Juan Sólo, un genio.
G.L: Sobre los proyectos que se vislumbran a futuro, ¿veremos más prosa, una novela tal vez?
GGU: La prosa me tienta porque fue una linda experiencia, la poesía breve que es mi fuerte es suficiente pero hay cosas que se guardan y deben salir. Lo Narrativo es mi talón de Aquiles y estoy trabajando en ello, tengo un libro en proceso de unos 10 capítulos ¿Te imaginas que alguien decida no volver a hablar y solo comunicarse a través del texto? Crucen los dedos para que pueda terminarlo.
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