Horrocrux
Entonces regresé a ese lugar en el que fui muy feliz, pero al que me aterraba volver. Tú ya lo debes saber, esas extrañas coincidencias de la vida, que te terminan colocando de nuevo frente a lo que alguna vez formó parte de tu ser.
Ese lugar sigue tan bonito como lo recordaba, – sin importar que alguna vez me haya hecho daño- sigue lleno de vida, de soporte y de alegría. Ese es un lugar al que hoy, después de tanto y de tan poco, me atrevería a volver mil veces más. Porque me enseñó lo escaso que sé del amor, de la vida y de las ilusiones; es un lugar donde siempre estaré tranquila, donde a pesar de las penumbras continuaré sintiéndome a salvo. Un lugar que ya no me pertenece y al que honestamente yo ya no pertenezco, pero forma parte de todo lo que soy, y de lo que siempre seré.
Sin miedo a sonar melancólica, estoy orgullosa de saberme más valiente y más decidida, estoy orgullosa de haber recogido cada fragmento de mí que alguna vez se desplomó, y haber aprendido de toda esa travesía. Estoy orgullosa de que ese lugar esté lleno de tanta mística como la persona que me enseñó a conocerlo. Porque después de infinitos segundos de vivirlo tanto, deseo que la alegría lo siga acompañando. ¡Se lo merece!
Hay lugares que no vuelven a ser los mismos, y vivencias que no vuelven a aparecer. Y está bien, no pasa nada, porque eso, aunque parezca extraño, es lo mejor de todo.
Existen quienes son una especie de horrocrux, ese extraño conjuro que mencionan en Harry Potter, en el que puedes dividir tu alma en diversas fracciones. Luego de sobrevivir varios desniveles, algunas tempestades e infinitos días soleados, puedo asegurar que ese «lugar» del que durante tanto tiempo he hablado, es parte de uno de mis horrocrux personal, es parte de mi ser. De todo lo que soy y siempre seré.
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